Julián Centeya [c]

Poema lunfardo

Porteño impenitente, hecho a riel y a paciencia
con todos tus estrilos y todos tus belines,
histórico inquilino de mistongos bulines,
Rey de la mishiadura y la rea inocencia.

Gomía inclaudicable de sueños pelandrunes,
con noches de bohemia y con días de duelo,
entre aquel pobrerío del tren del Riachuelo
que cortaba Chiclana orillando Deán Funes.

Tus ojos gambetearon las noches de Corrientes
y la índole fulera de algunas cuantas cosas;
el barro del suburbio con sus musas rotosas,
las llagas marginales de los pobres sufrientes.

Testigo invalorable de pasiones y grescas
por los crepusculares suburbios amarillos
de boliches y tabas, de almacén y codillos,
almácigos poéticos de vida lunfardesca.

Resignado turista de una ruta sin chance,
junto a Chango y Malambo, sus perros cadeneros,
pungueadores de afecto por los atorraderos
del amor, bien dispuestos a su imprevisto lance.

Y porque pretendías torcer la mishiadura
y no te encandilaba ningún engrupe camba,
mi corazón te bate que siempre te hizo gamba
como el tiempo, que agranda tu “genio” y tu “figura”.