Rocío malevo

Tango

Yo soy de un barrio malevo
rociado de madreselvas,
de la luna en cada esquina
meciéndose de un farol,
Y de la luz que abrazaban
las históricas contiendas
del potrero... de una copa
y de una riña por vos.

Del poroto que se gana
en un punto de baraja,
y de un guante entre las cuerdas
que la campana ordenó.
De la hinchada, la gambeta
y de un sueño en mi garganta
que te dice: ¡Madreselva!
cada vez que grito un gol.

Yo soy de allí, con orgullo,
hasta el final de mis días.
Tengo negro y rojo el pecho
y fuego en mi corazón,
que me quema cuando paso
del otro lado ‘e la vía
donde el viento me regala
el aroma de una flor.

Del club que ganó su fama
por su inmortal sentimiento.
Un cielo lleno de estrellas
que adormecieron al sol
dejó en las noches del barrio
colgado como de un cuento
las madrugadas del alma
y en el ocaso, mi voz.