El amargo

Poema lunfardo

Salió resabiao, torva la mirada
volvió, llamó pa’ fuera al candidato.
Éste, sobrando, salió sin arrebato
dispuesto a coparle la parada.

Brilló la fiyinga, y no es pavada,
estar frente a la punta y al planazo.
Puso alas a sus pies el vil cagazo
y voló perseguido, en la rajada.

Cazó un palo en una cerca abandonada
se volvió y a fuerza de garrotazo
transformó en persecución la disparada.

No hace fuerte a un amargo andar a tajos
si a la final se queda en la estacada
y la moral no le calienta el brazo.