Por
Ricardo García Blaya

os años 60, fueron muy difíciles para el tango. El rock se había impuesto en la juventud y la política cultural y los medios de comunicación apoyaban más al folklore que a la música ciudadana.

El tango estaba en baja y para colmo Julio Sosa en noviembre de 1964 y Susy Leiva, en el 66, se matan en sendos accidentes automovilísticos. No se vislumbraba ninguna figura en el horizonte y los tangueros se guarecían en los pocos refugios que habían en Buenos Aires como el mítico Caño 14, escuchando a El Gordo (Aníbal Troilo) con El Polaco (Roberto Goyeneche) o El viejo almacén de Edmundo Rivero.

En esas apareció un muchachito rubio, con pinta de galán televisivo, simpático y muy sencillo. Fue un remanso de aire puro que enseguida atrajo al público con su voz expresiva y fresca, con una muy buena dicción y, lo que es más importante, afinado.

Me acuerdo que todavía estaba en el secundario, cuando lo vi por primera vez en la televisión en el popular Sábados circulares que conducía Nicolás Mancera. Muchos años después me enteré que había participado con éxito de un concurso de nuevos talentos organizado por Radio El Mundo y la revista Radiolandia.

En el sello Odeón graba su primer larga duración El Alemancito, 1964. El disco contenía algunos temas clásicos: “Ave de paso”, “Verdemar”, “Por la vuelta” y otros poco divulgados como “Entre la gente” (de Paz y Lambertucci), “Aún” (de Pérez Prechi y Fresedo) y “Lluvia de lágrimas” (de Pansera y Lambertucci), entre otros.

En 1966, participa en el magnífico disco de Ben Molar, 14 con el tango con tres temas, “Alejandra” de Troilo y Sabato; “Marisol” de Piana y Córdoba Iturburu y “Sabor de Buenos Aires”, de Caló y Mastronardi. Ese mismo año, en el Festival de Tango en La Falda, provincia de Córdoba, interpreta “Esta ciudad” de Osvaldo Avena y Héctor Negro, tango ganador del Festival Odol de la Canción que organizó el Canal 13 de televisión.

Ya había actuado fuera del país, primero en Uruguay en 1964 donde actuó en televisión y diversos locales nocturnos; al año siguiente en Perú, donde repite su promisorio éxito.

Integra calificados elencos en la noche de Buenos Aires: Cambalache, El Viejo Almacén, Caño 14, El Rincón de los Artistas, Café de los Angelitos y Vos Tango, entre muchos más.

Además de su oficio de cantor, El Alemancito es un interesante compositor, con más de veinte obras que incluyen tangos, milongas y valses, en colaboración con los letristas Roberto Díaz [b], Mario Iaquinandi, Isusi, y el inolvidable amigo Héctor Oviedo. De su inspiración fueron surgiendo los tangos “A mi país”, “Así es la noche”, ”Como el teatro”, “Con su melancolía”, “Hay rosas todavía”, “Por los viejos”, “Se llamaba Juan”, “Siempre cantor”, “Un fueye sin tristeza” (con Mario Valdez) y “Sólo la lluvia me quedó”, la milonga “Milonga para un otoño” y el vals “Memoria de un patio”, todos con versos de Roberto Díaz [b]; el tango “Gris de abril” con Héctor Oviedo; la milonga “Milonga para un extraño” con Teodoro José Mouzo, Isusi; y el tango “Triste espejismo” con Mario Iaquinandi.

También puso letra a un tango muy caro para nosotros: “Siempre el tango”, con música de Daniel Lomuto, realizado en homenaje a nuestro programa radial que conducía Néstor Pinsón.

Durante los años 1968 y 1969, graba tres discos simples, todos con temas compuestos por Osvaldo Avena y Héctor Negro: “Un mundo nuevo”, “Buenos Aires vos y yo”, “Esta ciudad”, “Un lobo más”, “Responso para un hombre gris” y Milonga para el domingo”.

Y a partir de allí, los larga duración titulados: Tangos por el Alemancito (1971) con el acompañamiento de José Márquez, Un mundo nuevo (1974) con la orquesta de Luis Stazo, De tango somos con la orquesta de Osvaldo Potenza, Tangos a mi modo (1984) con la orquesta de Osvaldo Berlingieri, Soy tango dos volúmenes (1988), el primero con la orquesta de Omar Valente y las guitarras de Carlos Peralta, el segundo con el Sexteto de Pascual Mamone y las guitarras de Peralta y Villavicencio, Siempre cantor (1994) acompañado por las orquestas de Osvaldo Berlingieri, Luis Stazo y Daniel Lomuto, Reynaldo Martín (1997) con Alberto Di Paulo y Tangos de nuevos aires (2000) con Oscar De Elía.

Hizo giras por mucho países americanos, Uruguay, Colombia, Brasil, Perú, México y en 1991 fue al festival Homenaje a Gardel en Canadá. También estuvo en Australia, actuando en Sydney, Melbourne, Adelaide y Camberra.

Continuó vigente hasta el fin de su carrera en locales tangueros, lógicamente su voz había declinado con el paso de los años, pero su simpatía, su personalidad y una experiencia hecha entre tangos y noches, eran suficientes para disfrutar a este buen cantor, nuestro querido Alemancito.