Arrabal salvaje

Poema lunfardo

No te engrupía el brillo del asfalto
ni el claro espamentar de cien bujías,
en donde el empedrao pegaba el alto
empezaba a bancar tu algarabía.

Barro, huecos, yuyales, latas viejas,
recortes de la fábrica cercana,
gallinas por las calles y las quejas
del carro del frutero a la mañana.

Una cancha de fulbo en un potrero
con dos arcos que ponen cuando es fiesta.
(Si no mete el local el gol primero
hay zaranda debute a toda orquesta.)

El boliche en la esquina; en la vidriera
una fila de doce Pinerales,
un par de zapatillas, dos Barbera
y un aviso: "Se alquilan dos locales".

Vidriera que le sirve al sabalaje
de las casas del barrio, anochecido,
pa' sentarse y cortarse ¡cada traje
chamuyando del último partido!

Pibes descalzos, pibas sin bombachas
hurgueteando el barrial de la "vedera",
el rimel y el carmín de dos muchachas
sin medias y en chancletas en la acera.

Un coso que las va de cara lisa
recostao a un farol como al descuido.
Eligió de posturas la precisa,
pa' engrupir de matón y de corrido.

Los sábados bailongo; un casamiento,
un bautismo, un cumpleaños, ¡cualquier cosa!
Gran revuelo en el barrio, ¡un spamento
más pior que la tormenta e' Santa Rosa!

Dos filas de curiosos en la puerta,
cortinas coloradas, toldo a rayas;
bronca de la vecina que fue muerta
porque no la invitaron: ¡Qué canayas!...

Y la bronca después: ¡Salí pa' fuera!...
¡yo te voy a enseñar a'tropellarme!
En tres tiempos peló la fariñera
mientras dice en voz baja: ¡Sujetarme!...

Fabriqueras, malandras, curdelones,
un matón de verdad de cuando en cuando;
la resaca social de cien naciones
la miseria y la mugre vegetando.

Es este mi arrabal, así lo veo,
así lo quiero ver cuando me muera...
Luz de Luna en un hueco sucio y reo,
o un brochazo de Sol en la "vedera".


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