Para la barra del tango

Poema lunfardo

Letra: Raúl Hormaza

El otro día el cartero
de apuro me dio una carta,
fue tan grande mi batata
que te juro, compañero,
temblé porque nunca espero
de nadie una misiva;
abrí la carta enseguida
y agarrate, hermano mío,
me invitaban a pedido
los muchachos de allá arriba.

Escuchá que voy a leer
lo que la carta decía:
Para vos con alegría
estas líneas te mandamos
para decirte que estamos
todos bien y muy contentos,
que pronto iremos al centro
en un desfile imponente
por esa calle Corrientes
que no olvidamos un momento.

Te invitamos de sordina
para no correr el chimento,
sin manyada pasá el cuento
a la barra de la esquina,
a los muchachos de Alsina,
San Cristóbal, Mataderos,
San Telmo, Barracas, Boedo,
a todos los puntos piola
que se vengan con la viola,
funyi, camisa y pañuelo.

A las pibas fabriqueras,
a todas las madres humildes
pasale el santo, decile
que es una fiesta tanguera.
Que vengan con las polleras
y las batas de percal,
perfumadas de arrabal
pa dar brillo a este merengue,
te juro que habrá canyengue
y ha de cantar un zorzal.

Te encargo que preparés
bien debute la calzada
y en Corrientes y Esmeralda
un gran palco levantés.
Que las luces apagués
de letreros luminosos
porque son aspamentosos
como tipos con fortuna,
esa noche habrá luz de luna,
nos dio palabra a nosotros.

Y ahora te recomiendo
la gran paponia secreta,
te voy a pasar la boleta
pa que vayas sabiendo
y al mismo tiempo entendiendo
lo que te voy a batir;
vos no tenés que decir
los nombres que yo te digo,
¿Es de sorpresa? ¿entendido?
Hasta el día del festín.

La encabezan varios fuelles,
violines, flautas y violas
La Paquita, Eduardo Arolas,
Maglio “Pacho”, el Pibe Ernesto,
Contursi, Vicente Greco,
y la voz sentimental
de Magaldi y el puntear
de Barbieri y Riverol,
de los milonga el mejor
con sus cortes El Cachafaz.

Desde aquí te estoy sobrando
que no podés resistir,
tenés ganas de salir,
gritar a los cuatro vientos
desparramando el chimento
contento con tu alegría.
Aguantá, viejo, unos días
que aunque éste sea grandioso
ahora va lo más hermoso
pa’ la fiesta de ese día.

Cien violas vienen al frente
de glicinas perfumadas
por ángeles adornadas
con cintas blancas y celestes.
Y aunque decirlo me cueste
por el gran cariño a él,
haceme caso esta vez,
pará el tráfico te pido,
Mi Buenos Aires querido,
viene cantando Gardel.