Amado espejismo

Tango

Música: Nicolás Abosky
Letra: Mariano Pini

Venía serpenteando por los bares,
ahogado en la ginebra dejó su atardecer.
Dolido por amor en todas partes,
y un viento de cenizas en la piel.

De pronto vio moverse las cortinas,
un frío como nunca guapeó en el bar aquel,
sintió que le besaba las heridas
la pálida visión de esa mujer.

La sacó a bailar, le dio un abrazo,
le dijo, “es solo un rato,
qué importa lo demás,
al alba ya te irás por un camino,
más vale este espejismo que andar la soledad”.
Le besó la piel, diciendo “vamos”,
después matando el vaso
la quiso acariciar,
la hembra se voló como un fantasma,
y el día echando sol entró en el bar.

La mesa finalmente fue su lecho,
las sillas dadas vuelta y el trago sin beber.
Sintió que le brotaba del recuerdo
la flor de aquel abrazo que no fue.

Tragó de un sorbo fuerte la nostalgia,
buscó en el fondo oscuro del pozo de la sed,
un sueño que le dure hasta encontrarla
y suelte lunas nuevas por la piel.