Por
Ricardo García Blaya

El Cantor del Tango: Su evolución en el tiempo - El estribillista

s a partir de 1924 y por una idea de Francisco Canaro, siempre en la búsqueda de incorporar novedades a su orquesta, que aparece «el cantor estribillista», antecedente necesario del «cantor de la orquesta» de los años cuarenta. Es un hecho trascendente, punto de partida de la segunda parte de esta historia.

Roberto Díaz es el vocalista elegido por Canaro para interpretar primero, y grabar después, el tango Así es el mundo, cuyo autor era su hermano Mario, quedando así inaugurada la participación del canto en el tango orquestado.

El estribillista tiene una colaboración muy acotada a un pedacito de la letra y muy humilde, hasta tal punto que en muchos discos ni siquiera aparecía su nombre en las etiquetas.

Pero no sólo el estribillista estaba relegado a un segundo plano, también los letristas, que muchas veces no figuraban en las partituras o, cuando estaban, sus nombres aparecían con letras muy pequeñas en comparación a las del compositor.

Pero así y todo, la incorporación como estribillistas de los cantantes importantes de la época, como los casos de Antonio Rodríguez Lesende y Agustín Irusta, fueron consolidando su posición, y en los años treinta no se concebía una orquesta que no tuviera por lo menos dos vocalistas.

El estribillista fue ante todo un héroe expuesto a las peores condiciones, tenía que imponer la voz humana en un muy breve lapso de la composición contra la sonoridad de una orquesta que no detenía su ímpetu cuando este cantaba y, ante el ruido del público de las confiterías, de por sí ruidosas y carentes de micrófonos, debía utilizar para defenderse, pequeñas bocinas o megáfonos.

Canaro también fue propulsor de los dúos vocales, al incorporar un segundo cantante a su orquesta.

En 1927 el dúo Agustín Irusta y Roberto Fugazot ganan el cuarto concurso del Disco Nacional, con el tango “Noche de reyes” y, en el mismo año, graban “Queja indiana”, que obtuviera el cuarto lugar en dicho concurso.

Osvaldo Fresedo adhiere a la novedad aportada por su colega incorporando a los estribillistas Juan Carlos Thorry, Ernesto Famá.

Félix Gutiérrez ingresa al sexteto de Julio De Caro, Carlos Dante es el primer estribillista de la primera formación de Juan D'Arienzo y Santiago Devin es contratado por el sexteto de Carlos Di Sarli.

Charlo, pese a ser ya famoso como solista, actúa y graba como estribillista en varias orquestas al mismo tiempo: Canaro, Lomuto y Carabelli. En muchos casos, cuando lo hace con Canaro, un mismo tema lo graba como estribillista y al poco tiempo como solista acompañado por la orquesta del maestro.

El legendario Juan Maglio Pacho, uno de los máximos exponentes del tango de las décadas del diez y del veinte, presenta al vocalista Carlos Viván, que luego cantara con la Típica Brunswick y con Pedro Maffia, entre muchas otras.

El éxito de los estribillistas obliga a las empresas discográficas a contratarlos como cantores del sello, o dicho con el lenguaje de la época “cantores de la casa”. Esta situación los obliga a cantar en todas las orquestas que trabajan en la grabadora.

Teófilo Ibáñez, que empezó con Firpo, en 1928, al ser contratado por la Brunswick, grabó simultáneamente con Osvaldo Fresedo, Ricardo Luis Brignolo y la Típica Brunswick, para nombrar algunas.

El caso de Luis Díaz es más que elocuente, ya que grabó en casi todas las orquestas del período.

Por la Orquesta Típica Víctor desfilaron entre el año 1929 y 1935: Ernesto Famá, Jaime Moreno, Alberto Gómez, Augusto Vila, Carlos Lafuente, Teófilo Ibañez, Vicente Crisera, Samuel Aguayo, Francisco Fiorentino, Dorita Davis, Príncipe Azul, Charlo, Fernando Díaz, Héctor Palacios, Luis Díaz, etc.

En diciembre de 1931 ingresa Roberto Ray a la orquesta de Fresedo, convirtiéndose en la voz emblemática de dicha formación.

El pionero de los estribillistas, Roberto Díaz, luego de su paso por Canaro, estuvo con las orquestas de Cayetano Puglisi, Carlos Marcucci, Luis Petrucelli y la Orquesta Típica Victor, en esta última junto con los hermanos cantores Juan y Pedro Lauga.

El gran bandoneonista Pedro Maffia contó con los aportes de los cantores Roberto Maida, Francisco Fiorentino, Rafael Cisca y Pedro Lauga.

Y hasta el gran Agustín Magaldi intervino como estribillista en varias oportunidades en las orquestas de Osvaldo Fresedo, Donato-Zerrillo y Ricardo Brignolo.

Poco a poco la figura del estribillista fue creciendo, no sólo en lo artístico sino en lo económico, y en esto también tuvo su influencia Francisco Canaro quien, aparte de ser director musical era un importante empresario teatral, cuya especialidad eran las comedias musicales.

El cantor y la orquesta comenzaron a compartir los elencos y las marquesinas. El estribillista crecía en sus intervenciones haciendo alguna parte más de la letra y, algunas veces, la letra entera.

Un ejemplo de esto fue la obra La muchachada del centro, estrenada en 1932, del propio Canaro e Ivo Pelay, donde el estribillista Ernesto Famá obtuvo un éxito inusitado.

Otros reconocidos estribillistas fueron: Carlos Varela, Antonio Buglione, Juan Carlos Delson, Luis Scalon, Nicolás Gianastasio, Luis Mandarino, Jorge Omar, etc.