Por
Hideto Nishimura

Leonardo Suárez Paz, una entrevista sobre su trayectoria

resentamos la entrevista a Leonardo Suárez Paz que fuera publicada en Latina (Japón), el 8 de agosto de 2012.

¿Cómo empezó a aprender a tocar el violín? ¿El violín fue su primer instrumento?

Mi vida profesional con la música no comenzó tocando el violín. En mi niñez, con solo 6 años de edad, Pablo Ziegler, pianista del ultimo quinteto de Piazzolla y compositor de jingles, quedó enamorado por la afinación y velocidad en aprender melodías y cantar que teníamos con mi hermana Cecilia (Ce Suárez Paz), así fue como comencé mi carrera, cantando publicidades y canciones infantiles, creo que fue uno de mis trabajos con los cuales pude hacer más dinero…

Comencé a estudiar el violín con 8 años de edad, gracias a mi constante lucha desde mis 5 años de edad con mi padre, para que me dé la oportunidad de estudiar. Cumpliendo mis 8 años, mi padre apareció con un pequeño violín y mi maestro el cual fue Miguel Ángel Bertero.



¿Qué es lo más impresionante de lo que ha aprendido de su padre?

La honestidad, con todo el sentido de la palabra.

Fuera de sus padres, ¿quiénes fueron las personas que más influenciaron su vida musical?

Gracias al haber nacido en una familia de música he conocido y fui influenciado por muchos grandes del género, a quienes aprendí a llamarlos tío, como Astor Piazzolla, Osvaldo Berlingieri, Enrique Francini, Saúl Cosentino, Osvaldo Requena, mi abuelo Roberto Picolo, mi madre Beatriz Suárez Paz y mi padre Fernando Suárez Paz, estas influencias de las que hablo son influencias imposibles de evitar, ya que ellos son parte de mi propia persona. Aparte de estas, podría mencionar en la música clásica Prokófiev, Beethoven y Bach para mencionar tres eras completamente diferentes. Pero las influencias no son una pócima ni un porcentaje de lo que uno es, las influencias son lo que a uno le gusta, lo que escucha desde chico, lo que nos da nuestra primera sensación importante con la música, y de esto no puedo hablar mucho porque mi madre me llevaba a escuchar ópera y conciertos cuando todavía vivía en su vientre.

¿Cuándo debutó como músico profesional? ¿Cómo fue su debut?

El debut fue a mis 14 años, como violín solista de Teresa Parodi, tocando sus composiciones folclóricas mesopotámicas y haciéndole coros, algo que enfureció a Néstor Marconi (mi maestro de música), el cual vino a mi casa mientras mi padre estaba de gira con Astor y le dijo a mi madre que yo era muy chico y estaba en un muy buen camino en la música. El trabajo de girar con Teresa se terminó con la llegada de la gira de mi padre. Casi inmediatamente después comencé a tocar con la orquesta típica de Roberto Gallardo, junto a Osvaldo Requena, mi padre y mi madre que cantaba con esta. Me sentí completamente en familia y también comencé con la Orquesta Sinfónica Estable del Teatro Colón, siendo el integrante más joven de dicho teatro.

Antes de ir a los Estados Unidos, ¿con quiénes tocaba principalmente?

Tocaba como solista del sexteto de Atilio Stampone, el de Osvaldo Berlingieri, con Horacio Salgán, tocaba y bailaba con Mariano Mores y Tango X 2 de Miguel Ángel Zotto, trabajaba con mi padre y Néstor Marconi en la orquesta de un programa de televisión llamado El Gran Debut y hacía muchos otros trabajos no solo como violinista sino también como bailarín de tango.



¿Con qué motivo y razón se mudó usted a Nueva York?

Me mudé a Nueva York cuando había decidido vivir en Buenos Aires, es casi ridículo, pero así es como sucedió. Viajaba mucho por trabajo y quería vivir en un lugar que me diera la oportunidad de crear y poder vivir de mi arte sin tener que viajar tanto. La consecuencia de mi decisión fue terminar con un revólver en la cabeza y ser robado mientras audicionaba para diferentes orquestas clásicas de Buenos Aires, no solo me robaron lo material, sino lo más importante que eran mi deseo de vivir junto a mi familia, y seguir con una tradición de 4 generaciones de artistas de tango. Al día siguiente fui convocado por Forever Tango para tocar de violín solista en Broadway. A partir de esto todo fue un éxito con mucho esfuerzo de voluntad, pero el trabajo es premiado en los Estados Unidos de América, la música y las amistades con grandes que también me ayudaron a quedarme como Wynton Marsalis, Cody Moffett, Stanley Jordan y otros grandes del jazz que me dijeron con actos y sin palabras, quedate.

En cuanto al jazz, ¿ya te gustó y tocaba antes de ir a los Estados Unidos? ¿Por qué empezó a dedicarse también al jazz?

El jazz siempre fue una de mis pasiones, el estar tocando todas las noches en Harlem en mis primeros años allá, fue como estar en San Telmo, me sentí en un ambiente muy parecido. Estudié improvisación en Argentina, pero lo que estudié en mi país natal era como el preámbulo de un libro del cual nunca conocí el final y creo que nunca lo voy a conocer, eso es lo que me gusta de la música. Nunca me atrajeron géneros que no crecen y quedan empolvados con el tiempo como un disco viejo, me gusta que los géneros progresen, que salgan de sus raíces y se extiendan cada vez más alto, con las ramas peleando con el cielo.

Contame sobre «lo bueno» y «lo malo» de Nueva York para un violinista argentino.

Nueva York es una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, si no la más. Claro que hay bandos a los cuales si no perteneces no entrás, pero lo mismo pasa en todos lados del mundo. Para mí lo más importante es poder crear y que toquen mis obras, que bailen mis coreografías y que canten mis estrofas.

¿Con qué motivo formó el Cuartetango?

Con un motivo de amor al ensamble musical, no existe ensamble más perfecto que un cuarteto de cuerdas. El respirar juntos, el vibrar y pasar el arco con la misma velocidad e intensidad, tener un concepto único. Creo que Cuartetango ya tiene su historia, y que ahora recién puedo decir que el cuarteto llegó a una plenitud musical soñada de combinación de perfección clásica, fraseo y ritmo tanguista el cual lo hace tan distinguible de otros.

Creo que los miembros del cuarteto son dos argentinos y dos estadounidenses. ¿Hay alguna inconveniencia para tocar tangos?

Somos dos argentinos y dos estadounidenses, también podrían ser japoneses, porque el tango tiene raíz argentina, pero se internacionalizó, y ahora la curiosidad y la intensidad que uno pone en sus estudios de estilos y como tocarlos no tiene ningún escudo nacional y eso queda demostrado. El ser argentino no da la seguridad de que soy bueno, tampoco mis cuatro generaciones con el género, soy bueno porque estudio todos los días y tengo talento, todos los músicos que tengo en el Cuartetango son talentosos y muy tangueros.



¿Cuál es el concepto del segundo disco Masters of Bandoneon?

El bandoneón es un instrumento que respira, como nuestro cuarteto de cuerdas. Este disco es dedicado a los mayores bandoneonistas del género y sus raíces, el concepto es seguir con el camino que nos dejó Astor Piazzolla, no imitándolo o tocando sus arreglos originales, sino recreando y escribiendo el futuro del género.

Tal vez la gente siempre quiere compararlo con su padre. ¿Le molesta o no?

Es normal que la gente ignorante base sus comentarios en comparaciones. Somos dos artistas que cuando tocan juntos reina el respeto y no hay músico con el cual yo la pase mejor tocando en el mundo que con mi padre, la música se hace feliz, tocamos y nos entendemos más, nos amamos, yo creo que tengo mucho de mi madre en mi sonar también, un sonar más agresivo, él está más empapado de paz, como su apellido.

¿Cuántas veces vinieron a Japón? ¿Con quiénes?

Japón es otro país al cual amo, y el cual no visito de hace muchos años, mi primera vez fue en 1989 con Mariano Mores, él no solo era hincha mío como violinista, a nivel que se hizo cargo de mí como menor de edad para que viaje al exterior. Él también era una persona que hablaba muy bien de mi baile, es más, en la última función en Japón de su gira del 89, me hizo bailar con la cantante del grupo. Las otras veces fueron con Tango X 2 tocando y bailando; la tercera vez con José Colángelo. La cuarta vez, en 1997, con Yoshinori Yoneyama el ejemplo de la bohemia japonesa porteña, un creador que espero que no quede en el olvido.

¿Cómo puede Ud. valorar ahora el estilo de su padre?

Lo valoro y lo valoré y siempre será uno de mis estilos favoritos, mi padre es un grande y mi madre es 100% tango, su carácter punzante hace un tango lleno de acentos, pero si uno escucha el fraseo de los «tangos camperos» cantados por mi madre, es algo con lo cual cualquier instrumentista puede aprender a tocar el tango, no solo los cantantes.

Desde 2009 Leonardo y su esposa Olga Suárez Paz, conforman una pareja artística que se destaca en las diversas facetas del tango: la danza, el canto y la interpretación. Se presentan tanto en Sudamérica como en Norteamérica, como bailarines invitados o con su propia compañía Cuartetango Music & Dance. Son los creadores de los espectáculos Romance de Tango y Masters of Nuevo Tango.