Por
José Gobello

Borges y “Discos de Gardel”

na breve nota de Jorge Luis Borges deja la sensación que, ya muchacho, desconocía la existencia de los discos de pasta, aquellos aún presentes en muchas discotecas. Dijo lo siguiente:

«Tengo dos sobrinos que están entusiasmados con él, son verdaderos arqueólogos de los discos de Gardel. Hasta han conseguido lo que llaman discos acústicos, donde queda apenas una especie de fantasma, un hilito de voz de Gardel; y lo escuchan con sus amigos con una especie de devoción religiosa. A mi hermana también le gusta mucho. Oye un disco de Gardel y dice: ¡La voz… La voz!».

Justamente, los discos de Gardel, en muchos de sus adeptos, a partir de su fallecimiento, despertaron una intensa búsqueda en forma de carrera, ver quien los conseguía antes la colección completa de sus grabaciones. Así fue que por fin, se inspiraron el autor Horacio Sanguinetti y el bandoneonista Eduardo Del Piano para crear, en 1945, el tango titulado “Discos de Gardel”.

No siento tanto que mi vida es triste y sola
cuando escucho en la victrola
viejos discos de Gardel.
Los tangos del ayer
reviven sin querer
amores marchitados por el tiempo
y casi olvido que mis sienes están grises
escuchando “Cicatrices
Nunca más”, “Un tropezón
y trae la emoción
amarga del dolor
el tango “No te engañes corazón”.


Dos intérpretes se han destacado en la interpretación de este tango, uno fue el primero en registrarla el 3 de mayo de 1945, la orquesta de Ricardo Tanturi con el excelente cantor uruguayo Enrique Campos.

La segunda, data del 3 de marzo de 1948, con la presencia de un soberbio estilista, Alberto Gómez. Aquí vale una anécdota contada por él mismo. Era un profesional respetado por su seriedad a la hora de estos menesteres. Comienza la letra y casi de inmediato los músicos se detienen y observa que uno de los directivos del sello se le acerca rápidamente. Queda sorprendido hasta escuchar el motivo. Con respeto y pidiendo disculpas el encargado técnico le solicita que reemplace la palabra Victrola, que en el sello Victor era el nombre que le habían puesto a los aparatos reproductores, por el de Fonola, pues estaba grabando en el sello Odeon y ellos vendían sus aparatos pero con esa denominación.

Nota de dirección: Existen varios artículos sobre el gusto de Borges por los tangos de la Guardia Vieja, es decir, aquellos que interpretaban orquestas como las de Juan Maglio y Vicente Greco. Decía que eran alegres y rítmicos. Rechazaba de plano el tango canción que, según el escritor, había entristecido y deslucido a aquel tango primitivo, al tango milonga. Y la culpa de esto se la adjudicaba, nada menos, que a Gardel que, evidentemente, no le gustaba.

Y por último una digresión. Es muy interesante la opinión del amigo Néstor Pinsón, quien afirma que los versos de Borges tienen, intrínsecamente, ritmo de milonga y tanto es así, que algunos de estos se musicalizaron. Lo paradójico es que fue Astor Piazzolla el que le puso música a la mayoría de esos poemas, un artista genial pero en las antípodas del tango que le gustaba al poeta.

Algunas versiones grabadas de “Discos de Gardel”:
Orquesta Ricardo Tanturi con Enrique Campos (Buenos Aires, 3/5/1945)
Alberto Gómez con las guitarras de José Canet (Buenos Aires, 3/3/1948)
Manolo Fernández con Orquesta Joaquín Mora (La Habana, 1946)
Orquesta Eduardo Del Piano, con Mario Bustos y Héctor De Rosas (Buenos Aires, 24/7/1953)
Esnaldo Ávila con la Orquesta Alberto Dimaggio (Caracas, 1960)
Cuarteto A Puro Tango – Dir: Miguel Nijensohn, canta: Enrique Campos (Buenos Aires, 1969)
Orquesta Leopoldo Federico, canta: Gloria Díaz (Buenos Aires, 1979)
Mariano Leyes con orquesta acompañante (Buenos Aires)
Enrique Quique Gómez con las guitarras de Leo Rodríguez (Resistencia, 2008)