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Por
Silvina Damiani

Max Osorio, mexicano y tanguero

ació en México, en el Distrito Federal. En 1985, luego de numerosos viajes, el arte y la bohemia lo llevaron a Stowe, (Vermont, Estados Unidos). Allí pudo explayar su creatividad hasta convertirse en uno de los referentes más respetados de la escultura local. Sus trabajos artísticos tallados en madera son requeridos por los más dilectos negocios y residencias de Stowe.

Max Osorio es un escultor que logra hacer estallar la magia de la madera en cada pieza que cincela. Si bien, su producción artística es vasta y heterogénea, son muy interesantes sus animales tallados en todos los tamaños y expresiones; y sus esculturas tangueras son altamente significativas.

Max ha logrado llevar la expresión y el histrionismo de la danza y de la música a su obra plástica. Si Camile Claudel pudo plasmar la inmensa magia del baile en El gran vals (La grande valse), estatua que se encuentra en el Museo Soumaya en México; Osorio logró con creces conmover mediante su escultura Tango, expuesta de forma permanente en Palais de Glace, Stowe (Vermont).

Los tallados artísticos de este gran artista, no se limitan a la danza sino que también, a figuras estelares de nuestra música ciudadana. Una obra en homenaje a Aníbal Troilo y su última creación dedicada al genio y figura de Leopoldo Federico son ejemplos de ello. En resumen, sus esculturas crean nuevos espacios, volúmenes inusitados y una manera diferente de acercarnos al dos por cuatro.