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Por
Michael Lavocah

Ser DJ de tango - Parte 1: Música para baile

sta es la primera parte de un artículo sobre ser DJ de tango. En esta primera parte, nosotros vemos cómo la música es estructurada en una clásica milonga de Buenos Aires. Aquí verán que la música se pasa, casi exclusivamente, en tandas separadas por cortinas.

Una tanda es un conjunto de canciones del mismo estilo (tango, vals, milonga, o algo más). El propósito de una tanda es permitir que los bailarines se introduzcan más profundamente en la atmósfera y energía que lo que es posible con una sola canción. Por esta razón, una tanda debería ser coherente: los temas son casi siempre por la misma orquesta, y de un período similar.

La cortina o el tema de cortina es un interludio musical que separa las tandas. Deriva su nombre de la época en que en un club se bajaba el telón para cambiar de orquesta (por ej.: de una orquesta típica a una de jazz, un cabaret caro podía ofrecer ambas en una velada). La cortina confirma a los bailarines que la tanda ha finalizado, y por lo tanto su función es social, porque éste es el momento de cambiar de pareja.

En una milonga tradicional, todo el mundo cambia de pareja cuando llega la cortina, entonces la duración de la tanda es tanto social como musical, es el tiempo que la pareja pasa juntos. Las tandas de tango normalmente duran cuatro piezas; las tandas de milonga, que son más agotadoras, tres temas. Las tandas de vals también pueden serlo. Todo lo que el DJ decide hacer, es mejor si él se mantiene en su decisión. La mayoría de los bailarines lleva la cuenta, entonces ellos saben por dónde andan en la tanda.

La tanda es un ingrediente indispensable de una auténtica milonga, pero debemos recordar que en la época de oro las orquestas no tocaban en tandas para bailar. Inicialmente, una tanda duraba solo dos temas —las dos caras de un disco de 78rpm—, aunque algunos clubes pasaban dos discos por el mismo intérprete, haciendo una tanda de cuatro. La tanda, como la conocemos hoy, recién se popularizó a comienzos de la década de 1970 cuando se reeditó la música de antes en LPs. Esto hizo mucho más fácil pasar tres o cuatro piezas seguidas.



El ciclo de la tanda
La experiencia ha demostrado que el siguiente ciclo de tandas anda bien: T - T - V - T - T - M

El conservar un ciclo como éste da a los bailarines un mapa de la velada. Con tres temas por tanda, cada ciclo de seis tandas toma una hora; con tandas de tango de cuatro temas, el ciclo lleva alrededor de setenta minutos. Esta información también ayuda al DJ a planear la velada.

Este ciclo es pragmático porque hay menos valses y, especialmente, menos milongas que tangos. Es más difícil ser creativo en la tanda de milonga, ya que estamos seleccionando de una más reducida bandeja de pistas bailables. Este no es el único ciclo: hay otras posibilidades. Si quitamos una de las tandas de tango, la proporción de valses y milongas aumenta. Esto crea un clima más dinámico, pero esto implica que tendremos que encontrar más valses y milongas, lo que podría ser difícil.

Hasta el siglo XXI aún se podían oir tandas de «otros ritmos» tales como tropical (cumbia Argentina, o salsa) o swing en muchas milongas. Éstas podían tomar el lugar de la tanda de milonga y ayudaban a refrescar la atmósfera. De acuerdo al testimonio de Alberto Podestá y otros, en la década de 1970 las milongas pasaban 50% de tango y 50% de otros ritmos. La idea de que una auténtica milonga sólo pase música de tango es relativamente nueva.

En los 1990s era todavía común oír tandas de otros ritmos en muchas milongas. Allá por el 2006, cuando el gobierno de la ciudad aprobó una ley (B.O.C.B.A. N° 2537) con el propósito de apoyar las milongas, esto establecía: que la tanda de otros ritmos era la «parte fundamental» de una milonga. Hoy (2015), la mayoría de las milongas no ponen otros ritmos para nada. Muchos bailarines con menos experiencia, al no haber escuchado otros ritmos en la milonga, tienen la impresión de que una milonga tradicional sólo pasa música de tango.

¿Qué está haciendo el DJ?
El DJ está allí para que la gente pueda expresarse y disfrutar con otra gente a través del baile. La música debe hacer que la gente quiera bailar, debe ser apropiada para el baile y no demasiado desconocida para la gente que concurre al salón. El DJ también está regulando el nivel de energía del salón. La música es energía y sentimiento. Cada tanda pone una nueva energía sobre el piso y crea un clima especial. El DJ tiene que encontrar el nivel de energía justo para cada momento de la velada.

Hacer de DJ es también un acto de compartir. La música es emoción, y el DJ está compartiendo su sentimiento hacia la música con los bailarines. Él, o ella, está en relación con ellos, y todas las relaciones exitosas dependen de la confianza. Muchos DJs experimentados me han dicho que ganarse la confianza del público es fundamental.

En la próxima parte de este artículo veremos cómo el DJ construye la tanda.