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Por
Hugo Frasso

Barrios de tango

no de los temas más enfocados por el tango es el barrio. En esto se incluye una esquina o simplemente una calle. Vale decir, el lugar con el que el poeta se identifica, al que pertenece. Es condición que el nombre de ese lugar tenga fuerza, contundencia, belleza, musicalidad, poesía, o todo eso junto, como lo tienen muchos nombres de barrios, calles o esquinas que son títulos de tangos o aparecen mencionados en su letra, calzando con una armonía perfecta.

Boedo, La Paternal, Palermo, San Telmo, Villa Crespo, Pompeya, son algunos de ellos. Esquinas como San Juan y Boedo (o Boedo y San Juan) ya que ha sido cantada de ambas maneras; avenida Centenera y Tabaré, Suárez y Necochea o Rivadavia y Rincón. «Vivo en la Calle Corrientes casi esquina Paraná» o «Allá por Olavarría esquina Almirante Bron» (y no Brown).

Pero, por alguna razón, el tango ha respetado a muerte los límites de la Capital Federal, salvo en unas poquísimas ocasiones, como excepciones a la regla, y solamente nombrando como al pasar a Avellaneda (o Barracas al Sur, si se prefiere) y sus acotados alrededores. Siempre como una referencia ínfima, irrelevante dentro de la letra del tema, ya que el motivo central es otro. Para el caso, daría lo mismo si se hubiese nombrado cualquier otro barrio. No es el caso de los tangos “Almagro”, “Bajo Belgrano” o “Puente Alsina”, por ejemplo, donde el barrio es el tema central del tango. En “Sangre maleva”, leemos: «En Boca, Avellaneda, Barracas, Puente Alsina / Belgrano, Mataderos y todo el arrabal…»

En “Orgullo tanguero”: «Desde purrete lo he escuchado roncar, / por los deslindes de Barracas al Sur».

Avellaneda y alrededores inmediatos parecen ser esa excepción a la regla. En bailongos de Barracas al Sur tiró sus primeros pasos un bailarín compadrito. Y en una de sus calles se escucha el canto del barco italiano en veraniegas noches.

En otra oportunidad, el tango caminó unas cuadras en la misma dirección, y siempre muy cerquita de allí, un carrero baldeaba el corredor en su ranchito de Alsina. Y nada más. Fuera de estos casos, prefirió no inspirarse en barrios, esquinas o calles del Gran Buenos Aires, aun cuando no todos los poetas del tango han sido porteños. Convengamos que en algunos casos, si de cantarle a una esquina se trata, no es lo mismo componer la milonga “Yo soy de San Telmo” que hacerlo con “Yo soy de Ruta 197 y cruce de José C.Paz”, por ejemplo, pero nada impedía al tango cantarle a Tapiales, San Isidro o Ramos Mejía.

Es curioso que no se atreviera a cantarle al conurbano bonaerense, tan pegado y tan afín a la ciudad. Tan es así que en todo lugar de la ciudad donde la gente se entremezcla, ya sea en la calle, lugares de trabajo, manifestaciones, bares, confiterías, salas de espectáculos o estadios, vale decir, donde se convive cotidianamente en grupos pequeños o numerosos, nuestros amigos, compañeros o contertulios viven en Belgrano, Lanús, Villa Crespo, Vicente López, Mataderos o San Justo, todos con una idiosincrasia común, tal vez vecinos, avenida General Paz de por medio. Sin embargo el tango nunca cruzó esa avenida, ni el Riachuelo para adentrarse en nuestro conurbano. Sí lo salteó para ir hasta Bahía Blanca, Zárate o Catamarca. También traspuso las fronteras del país para ir de la mano de Julio De Caro a Viña del Mar o Copacabana. Y hasta se atrevió a atravesar océanos y continentes para volver vencido de la trágica Siberia y caminar por las calles de Moscú triste y errante.

Dejamos fuera de esta reflexión a los tangos camperos, un género dentro del género, que hablan de “Pampa” y “Camino del Tucumán” transitando por ríos, montes y cañadas, pero eso es harina de otro costal. El tango guapo, porteño, orillero, romántico, nostálgico, cualquiera sea su temática, por alguna razón no se metió nunca con el vecino de al lado.

Vale la pena mencionar algunos países o ciudades del mundo a las que el tango nombra (obviamente excepto Buenos Aires y Montevideo) Brasil, Río, Nueva York, París, Londres, Madrid, Nápoles, Tarento, Budapest, Moscú, Siberia, Tokio, Santiago de Chile, Viña del Mar, Copacabana, Montmartre. Y solamente tres aisladas y tímidas referencias a Avellaneda y Alsina.

Calles y barrios presentes en el tango:

Arenales, Ayacucho, Blandengues, Boedo, Bolívar, Boyacá, , Almirante Brown, Callao, Centenera, Corrientes, Chiclana, Chile, Esmeralda, Florida, Gaona, Juncal, Leandro Alem, Maipú, Necochea, Olavarría, Paraná, Paseo Colón, Pepirí, Rincón, Rivadavia, Rodríguez Peña, San Ignacio, San Juan, Saraza, Suárez, Suipacha, Tabaré, Talcahuano, Tucumán.

Abasto, Almagro, Balvanera, Barracas, Belgrano, Boca, Boedo, Caballito, Chacarita, Constitución, Flores, Mataderos, Montserrat, Once, Parque Patricios, Paternal, Pompeya, Puente Alsina, Retiro, San Telmo, Villa Crespo.