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Por
Norberto Regueira

Juan Carlos Esteban, la vida como privilegio

l investigador, maestro, compañero y amigo recientemente fallecido, Juan Carlos Esteban, vivió una vida privilegiada.

A caballo de dos siglos produjo una obra singular, reconocida y que está destinada a perpetuarse. Durante el siglo XX sus trabajos sobre economía, se volcaron en el libro: Imperialismo y desarrollo económico. Este trabajo se sigue recomendando como texto universitario básico. Borges recomendaba la lectura de libros con cien años cumplidos, «para no exponernos al azar».

A partir del inicio del siglo XXI, Carlos Gardel, sus antecedentes, vida y entorno, dieron lugar a una producción literaria que tiene un texto fundacional: Carlos Gardel. Encuadre histórico.

A partir de esta obra, cada día en nuevos libros, foros, conferencias y debates, el cruzado Esteban siguió dando la batalla intelectual destinada al rescate de Gardel.

Integra la nómina privilegiada de autores fundacionales. A contrario de la evolución del mito al logos, cuando Esteban toma las armas, el mito superaba cualquier aproximación científica sobre la vida de Gardel.

Se provoca un cambio sustancial. El rigor del trabajo sobre el documento puso sobre el tapete una verdad incontrovertible. No existió un paso atrás en la consideración de los antecedentes del Artista.

Esteban sacó el ticket de entrada a la trascendencia. Sin embargo, como privilegiado, a partir de querellas que soportó con la tozudez digna de su ADN vasco, logró que Gardel fuera considerado de interés público, pasando a ser cuestión de Estado.

Por menos, alguno rifaría el alma.

Estos ciclos literarios y sus controversias hablan del personaje público, del publicista que abordó además el tango como género, profundizando el concepto de crepúsculo temático a partir de los cambios sociales a los que también como privilegiado de dos siglos le tocó presenciar.

Este escritor con tanto ganado, decidió producir política cultural. La apuesta no era sencilla, perder en la paz lo ganado en la investigación. Volvió a triunfar logrando que sus posiciones se respetaran en iniciativas promovidas por ante los gobiernos de Argentina y Uruguay.

El crítico espacio de las tertulias lo tuvo como asistente permanente. Las cenas y encuentros posteriores dan fe de una persona generosa, leal, obsesiva.

En la época de la muerte asistida, ha tenido el privilegio de morir en un sueño y en su querida España. La repatriación, curiosa analogía con Gardel.

No soportaría el lugar común del «descanse en paz». Esteban estaba hecho con la sustancia del debate.

Estas son sólo algunas de las razones por las que se convirtió en un inmortal. Queda para lo íntimo un comentario. Lo vamos a extrañar... y demasiado.