Por
Ricardo García Blaya

Raigal - Confesiones de Marcelo Raigal

o soy estrictamente un especialista ni un crítico pero sí un buen «escuchador» de tango, me gusta el piano de Marcelo. Más allá de la pulcritud de su técnica, tiene sentimiento y conmueve. Su arista de compositor es muy interesante y original, sus arreglos sutiles y, al mismo tiempo, sofisticados.

A raíz de un brevísimo intercambio de correos electrónicos, tuve oportunidad de escuchar algunos solos suyos y algún instrumental con su conjunto.

Me contó que nació en Rosario, Provincia de Santa Fe, que a los 16 años empezó a incursionar por la música popular, alternando con dos grandes bandoneonistas también rosarinos: Cholo Montironi y Miguel Vettorello, hoy Miguel Arrabal, residente en Miami, Estados Unidos.



Su vida musical se inició en el género clásico y, siendo aún adolescente, hizo conciertos para piano con gran aprobación del público. Pero al poco tiempo se inclinó por la música popular y, con sólo 17 años, formó su primera agrupación: Marcelo Raigal y su Quinteto.

Con su formación compartió escenario con grandes artistas, como Astor Piazzolla y Amelita Baltar, en el Teatro El Círculo de Rosario, siendo cantor en la ocasión, Ariel Campos.

Luego, por un período breve, armó un dúo con Montironi. Después, comenzó una activa carrera, primero como pianista en la Orquesta Típica de Domingo Federico, posteriormente, en la Orquesta Mundial de Tango dirigida por Rodolfo Mederos y, finalmente, acompañando a diversos cantantes en dúo con Vettorello, en la mítica sala del Hotel Europeo de Rosario, entre ellos: Chola Luna, Ruth Durante, Nelly Vázquez, Rodolfo Lesica, Mario Bustos y Argentino Ledesma.

En 1999, presentó en el Festival Internacional de Tango de Granada en España, el espectáculo «Borges: Tango. Encuentro a orillas de un sueño», con textos de Miguel Jubany y música de su autoría, que fuera declarado de interés nacional por el Gobierno de la Nación.

Un año más tarde, participó en la Cumbre Mundial del Tango de Rosario con el espectáculo «El tango de los amantes», con temas propios, compuestos especialmente para ese festival, con versos también de Jubany.

Regresó a España en el año 2001 con otro show, «Cambalache y Uno», que trataba sobre la vida de Enrique Santos Discépolo y a partir de entonces, fijó su residencia en Madrid.

Él mismo me narró los motivos que lo indujeron a irse y establecerse en España.

«En Rosario, independientemente de la música, trabajaba en el movimiento cooperativo, como gerente general del Banco Cooperativo de la Provincia de Santa Fe, que posteriormente fue absorbido por otra entidad cooperativa. Cuando quedo cesante, instalo un restaurante, Puerto Picasso, donde todas las noches interpretaba temas en el piano, y desarrollamos veladas musicales con distintos artistas rosarinos e incluso con Horacio Ferrer y Cacho Tirao en algunas oportunidades.



«Justamente, en Puerto Picasso me viene hablar un gran amigo, el poeta Miguel Jubany, para interesarme en crear un espectáculo sobre Borges para presentar en el Festival Internacional de Tango de Granada, y es así como arribo por primera vez a España.

«Allí me relaciono con Horacio Rébora, director del Festival, y posteriormente, ya en el 2001, y con motivo de la presentación de un nuevo espectáculo en dicho Festival, me radico definitivamente en España. La situación en Argentina había empeorado, tuve que cerrar el restaurante, y en definitiva esto fue el motivo, como muchos, de mi emigración. Fueron momentos duros, pero optimistas.

«En principio vine sólo, y luego pude traer a mi familia. Quiero destacar el apoyo de Horacio Rébora en esa etapa, que fue quien me vinculó con músicos y cantantes de España».

Durante seis años consecutivos, actuó en las correspondientes ediciones del Festival Internacional de Tango de Granada, en calidad de pianista solista, acompañando diversos cantantes y con sus distintas agrupaciones instrumentales. En la Cumbre Mundial de Sevilla, tocó con su trío y acompañó a la cantante Graciela Giordano.

Entre los muchos festivales que participó, podemos mencionar los de Almería, Sagunto, Benalmádena, Vigo y Alcantarilla (España), Berlín y Reinghau (Alemania) y Valparaíso (Chile). Asimismo, realizó giras por España, Portugal, Suiza, Finlandia, Alemania, Francia, Chile y Argentina.

Como solista o con su trío, acompañó a importantes artistas como el poeta Horacio Ferrer, y los cantantes Mirian Penela, Graciela Giordano, Elizabeth Figueroa, Roberto Grande y Alberto Hidalgo (el Chino), entre otros.

Armó, dirigió e hizo registros fonográficos con un trío y otras formaciones: el conjunto Tangótiko y Rayuela Tango Orquesta.

Protagonizó junto a los bailarines Julio y Veronique el film Encantango, dirigido por Débora Blake, que trata sobre la pasión por el tango en el mundo, y en el que se muestran detalles de la formación y desarrollo de Rayuela Tango Orquesta.

Actualmente, es pianista y arreglador de los espectáculos «Gardel, El zorzal», «Muñeca brava», «Con voz de mina» y «Cantos de muchos puertos», de la cantante y actriz Mirian Penela, y de «Tangueramente», de Graciela Giordano.

También, dirige su agrupación Quinteto Rojo y Negro, integrada por piano, bandoneón, violín, guitarra y contrabajo, con un repertorio orientado al género bailable y a los festivales de tango.

De su obra como compositor se destacan los instrumentales: “Figurita [b]”, “Rojo y negro”, “Bailame”, “Eugenia”, “Tango de los amantes”. Con el poeta Héctor Negro: “Ciudad trampa”, “Tanguito por la que camina bailando”, “Tiempo niño [b]”, “Yo quiero creer”. Con Miguel Jubany: “La mujer de la noche larga”, “Como las arañas”, “Milonga de la señora”. Con Enrique Morcillo: “La hija de tal”, “El gualicho”, y con Daniel Freidenberg: “Susana de la noche”.

Ha grabado seis discos compactos, uno instrumental, B-flat. Milonga; con Graciela Giordano, La mujer de la noche larga; con Elizabeth Figueroa, Toda mi vida y Reencuentros; con Noelia Moncada, El tango de los amantes, todos ellos con su dirección musical y arreglos.