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Por
Federico García Blaya

Archivo Carlos Gardel, Alfredo Echaniz nos cuenta su historia

ace algunos años se dio a conocer públicamente la colección más importante de objetos y documentos pertenecientes a Carlos Gardel y a su madre Berthe Gardés, que hasta ahora habían sido cuidadosamente atesorados por sus herederos.

Fue presentada en febrero de 2009 en una breve muestra llevada a cabo en el Hotel Grand Boulevard de Buenos Aires. Esa exposición tuvo un doble propósito: por un lado homenajear al hombre que además de ser una de las figuras artísticas más importantes del siglo XX, fue fundador de buena parte de la cultura rioplatense, y de su peculiar manera de emocionarse. Por otro, creemos que es un acto de justicia homenajear y agradecer a quienes durante todo ese tiempo cuidaron de todo este material, para que llegara a nuestros días en perfectas condiciones.

Alfredo Echaniz fue el responsable de la idea de hacer que el público conociera ese legado del Zorzal. Fue el curador de la muestra, quien seleccionó el material y la hizo posible. A partir de entonces surgió la idea de crear un libro que diera cuenta, al menos en parte, del material que constituye el legado de Gardel.

¿Cómo llegó la herencia de Carlos Gardel a tus manos?

Mi esposa, Nuria Cortada de Fortuny y su hermana Maria Inés, son las herederas. En esta historia hay dos figuras que son fundamentales: la Sra. Adela Blasco, que es quien hace posible el nexo entre todos los involucrados, y la de su esposo Armando Defino, que es sin lugar a dudas el personaje central.

Adela Blasco y el abuelo de mi esposa, el Sr. Ramón de Fortuny, eran amigos muy cercanos. Por razones diferentes emigraron a América, desde su Cataluña natal y, finalmente, se encontraron en Buenos Aires donde, ambos ya casados, establecieron una amistad que duraría toda la vida. Los Defino, imposibilitados de tener hijos, volcarán en las hijas de Ramón de Fortuny todo su cariño.

En 1932, Armando se encuentra trabajando para Gardel como su administrador. Más tarde será su albacea. A la muerte de Gardel, los Defino se mudarán con Berthe a la ahora mítica casa de Jean Jaurés 735, único hogar de Carlos.

En 1943 muere Berthe Gardés y, cuando en 1944 el matrimonio Defino se muda a Saavedra 222, muchos de los muebles y pertenencias de la casa de Doña Berthe, serán llevados a una finca en Río Ceballos (provincia de Córdoba), propiedad de Ramón de Fortuny. Para ese entonces, su hija Nuria, había contraído matrimonio con el Dr. Javier Cortada.

En 1952 Armando Defino sufre un fuerte ataque cardíaco e imposibilitado de trabajar se mudan con el matrimonio Cortada-de Fortuny, al departamento de éstos en San Juan y Boedo. Poco después, ambos matrimonios adquieren y comparten una casa más amplia en la calle Galileo. En 1958 fallece Armando Defino.

Adela Blasco, viuda de Defino, muere en 1984 en una quinta propiedad de María Ana Inés, una de las hijas del matrimonio Cortada-de Fortuny.

En resumen, Gardel nombra mediante testamento ológrafo, a su madre Berthe Gardés como su única y universal heredera. Berthe, también mediante testamento ológrafo, nombra a Armando Defino como su único heredero. Armando actúa de idéntica manera respecto de su esposa Adela Blasco, y esta testará en favor de su amiga y prácticamente hija adoptiva Nuria de Fortuny.

En el año 2004 se vende la finca de Río Ceballos, en la que estaban las pertenencias de Carlos y Berthe Gardés. En la mudanza aparece además de los muebles, una valija llena de documentos pertenecientes a Gardel: toda la correspondencia entre Carlos y Armando Defino, la partida de nacimiento de Carlos Gardel pedida por su madre a la municipalidad de Toulouse, partidas de defunción, documentos personales, telegramas, cartas de terceros a Carlos y a Armando, cheques, fotos, discos, etc.

Cabe consignar que los hijos del matrimonio Cortada desconocían la existencia de dicha valija, así como de la mayoría de las demás pertenencias, debido a su corta edad cuándo los Defino realizan la mudanza de Jean Jaurés a Río Ceballos (algunos aún no habían nacido).

Finalmente, en 2008, a los 93 años, fallece Nuria de Fortuny de Cortada. Tras una meticulosa tarea que bien podría describirse como de arqueología familiar, se encontraron muchos y muy valiosos objetos pertenecientes a Berthe y Carlos Gardel en su domicilio.

¿Cómo surgió la idea de hacer el libro?

Cuando me entero de la existencia de la colección, comienzo a estudiar la vida de Gardel. Para serte sincero, hasta ese momento yo no sabía casi nada sobre él, salvo que cada día cantaba mejor. Me dediqué casi exclusivamente a estudiar, clasificar y ordenar el material encontrado. El conocimiento que iba adquiriendo, a su vez me ayudaba en la tarea de pulir y afinar dicha clasificación. Para comienzos del 2008, creí estar en condiciones de dar a conocer este legado. Fruto entonces de todo este trabajo, pude hacer una exposición, por primera y única vez en el año 2009, gracias a la generosidad del Sr. González Mogo, que cedió las instalaciones del Grand Boulevard Hotel.

Entre los muchos visitantes a dicha exposición, conocí al señor Enrique Espina Rawson, presidente del Centro de Estudios Gardelianos. Tan entusiasmado quedó con la misma que me propuso hacer un libro.

El libro que proponía Espina Rawson era de 200 páginas, a un solo color (negro), con transcripción de las cartas y textos escritos por él, a propósito de las mismas.

Como diseñador gráfico, me permití sugerirle a Espina Rawson las ventajas de escanear las cartas y poner sus imágenes a todo color, en lugar de publicar las transcripciones. Le señalé la riqueza cromática que encierran las cartas, con sus diferentes papeles y tonos de tinta, la calidez que se desprende de una letra manuscrita (la de Gardel es increíblemente hermosa), la sutileza gráfica que atesora un telegrama con sus sellos... motivos todos que avalaban una impresión a cuatro colores.



Era obvio que la columna vertebral de la obra tenía que ser la relación epistolar entre Gardel y su secretario y amigo Armando Defino.

Al comienzo, junto al Sr. Espina Rawson comenzamos una tediosa tarea de clasificación por temas de todo el material. Al concluir esta etapa la cantidad de material y temas era tan grande que daba lugar a 2 y quizás hasta 3 libros como este. Todo seguía siendo muy confuso, y distaba mucho del libro claro y didáctico que me había propuesto realizar.

A partir de entonces, me dediqué a ordenar, clasificar y jerarquizar el material seleccionado. Me fue realmente difícil decidir que incluía y que no. Después de mucha tarea, logré poner el mismo en 10 capítulos, más un anexo (en el que irían fotografías de los muebles y joyas de la colección).

Una vez determinados los capítulos, tuve que seleccionar las cartas y los párrafos que se iban a reproducir en cada página, poniendo especial cuidado en que las mismas aparecieran en orden cronológico. En esa tarea, busqué y elegí cada una de las imágenes que están en el libro, cuidando que cada una de ellas contribuyera tanto al sentido didáctico como estético del mismo.

Debido a la cantidad de material existente, sugerí que se pasara de las 200 páginas pensadas en un inicio, a 300 páginas, pese a lo cual, el anexo y uno de los capítulos no se pudieron incluir en el proyecto final, por falta de espacio.

Diseñé también la tapa del libro, incluyendo en ella la imagen de la valija en la que se hallaron los documentos.

¿Es cierto que la presentación del libro se realizó sin el libro?

Sí es cierto. La primera vez, en el Salón Dorado de la Legislatura se debió a un adelanto de la fecha. La pasaron de fines de noviembre a mediados de octubre. Pero allí al menos hubo dos ejemplares impresos en láser, excelentes, mejores que los impresos. Después hubo una segunda presentación en diciembre, en el Centro Cultural de la Cooperación, y allí ni siquiera estuvieron los ejemplares de láser.

¿Y eso a que se debió, tenés idea?

Claro que tengo idea fue culpa de la editorial. Mira te voy a contar una cosa, yo entregué los originales a fines de septiembre, y la editorial me llamó recién a fines de octubre, no para corregir textos (era lo único que faltaba), sino para presentarme un original totalmente cambiado. Habían alterado el formato, cambiado la fuente tipográfica, inclinado todas las fotos al mejor estilo de álbum quinceañero, con sombritas y todo. Habían sacado fotos, achicado otras, porque se “pixelaban” y no quedaban “lindas”... ¡un horror! Una falta de respeto para mi persona, para mi profesión y para el público, porque consideran que este prefiere un libro con fotos lindas, antes que un libro didáctico y de carácter histórico.

No conformes con mi rechazo, lo intentaron por segunda vez. En esta hasta se dieron el lujo de condensar las páginas, incluyendo las cartas de Gardel, o sea deformando documentos históricos. Y todas estas deformaciones las hizo el diseñador de la empresa, sin saber nada sobre Gardel, ¿te das cuenta? El Diseño Gráfico forma parte de las Ciencias de la Comunicación, se diseña para comunicar, ¡y este sujeto diseña un libro sin saber de que se trata! Eso sí, mantenían el formato más grande. Eso era lo importante, ¡parece que los libros grandes son más y mejores libros! Bueno, ¿por algo son más caros, no?

Algo más, por las profundas discrepancias con la editorial, entre otras cosas respecto del precio de venta al público, por considerarlo abusivo, decidí retirar los libros que me correspondían y los ofrezco vía internet a $ 180, más gastos de envío.

Ahora entiendo porqué me decías que el libro te dio tanto trabajo.

Sí más del necesario.

Para terminar: ¿cuál es para vos el mayor aporte de este libro?

En primer lugar la difusión de un material (al menos en parte), que se creía extraviado. Material fundamental para reafirmar la nacionalidad francesa de Gardel, así como la excelente relación con su madre. En segundo lugar, para aquellos que no conocen nada acerca de Gardel les da un panorama muy claro y a la vez muy íntimo acerca de la vida de este mítico personaje. En esto se conjugan los excelentes textos de Espina Rawson con la cantidad de detalles de las cartas.

Por último te diría que en este libro, la cantidad de cartas, de telegramas, de documentos y fotografías, con sus diferentes colores, grafías y texturas, se combinan haciendo de él, fundamentalmente un hecho gráfico de enorme valor testimonial.