Por
Ricardo García Blaya

“Caso Gardel”, breves reflexiones de su lectura

o primero que pensé, con el libro de Norberto Regueira en mis manos, fue sobre el acierto de su título. La idea no es develar los misterios de un mito, si no la de explicarnos aspectos de la vida del ídolo popular del mismo modo que lo haríamos con una persona común, a partir de los hechos jurídicos de su transcurrir cotidiano, no obstante -y parafraseando a Chesterton-, se trate del caso de un ser extraordinario, de alguien único por su arte y por su personalidad.



El mito no se contrapone a la persona ni al artista, pero pertenece a otro cosmos, surge y se desarrolla en el imaginario de los hombres, transitando por arterias que no entienden de documentos, ni de leyes, ni de precisión alguna. Se nutren de verdades de fe, de sueños y, principalmente, de la solidaridad que generan las necesidades comunes, que convierten en verdades la fantasía de los anhelos frustrados. Por este motivo, el mito nunca puede ser considerado un caso, algo pasible de ser investigado.

Es en este marco que se comienza a construir la leyenda, con la transmisión oral como herramienta, donde se genera un espacio en que el concepto de lo riguroso se subordina a la emotividad, donde lo racional y objetivo se rinde ante la pasión haciendo inútil la lógica de la ciencia, que intenta reunir los elementos documentales que sustenten tal o cual acontecimiento. A ese espacio, el autor denomina “la novela histórica”, que es la que sostiene un lugar de nacimiento y una filiación distinta de Gardel. Si a esto sumamos las políticas del Uruguay surgidas a partir de intereses exclusivamente económicos, la cuestión se convierte en un asunto de estado y ya no se trata ni del hombre ni del mito, si no del uso de la falacia del mitómano para satisfacer los sueños de un pueblo sin ídolos.

El autor, pese a ser un confeso fanático de Gardel, tiene el mérito de analizar los asuntos más controvertidos desde la óptica profesional de un abogado, con una escritura entendible para el lego, privilegiando la documentación fehaciente a los argumentos subjetivos de la memoria y la tradición oral, tan frecuentes en el debate de la filiación y de otros hechos significativos de la vida del Zorzal Criollo. Asimismo, lo hace con una muy buena pluma, algo bastante difícil de hallar en los textos que tratan el universo tanguero en general.

El relato sobre el testamento en el que Gardel nombra como única beneficiaria a su madre Berta es realmente esclarecedor, no sólo por lo pormenorizado de su análisis -punto por punto-, también por las conclusiones en cuanto a sus alcances y a su verosimilitud. Asimismo, es sumamente interesante la importancia que le otorga en su redacción, a la sabiduría y experiencia del administrador Armando Defino, tan descalificado por algunos opinadores. Pero lo más importante de todo, es que se resalta el ejercicio de su derecho de identidad. Gardel pone en blanco y negro su nacionalidad de origen, su filiación y su verdadero nombre.

Estoy convencido que Gardel tomó todos los recaudos para vivir una vida de trabajo, plena y sin contratiempos, extendiendo este anhelo a su madre, a quien trató como solo puede hacerlo un hijo que la venera. En este sentido, se desprende de la obra, que los remanidos misterios del ídolo no son tales, son meros lugares comunes; que se pueden conocer casi todos los momentos importantes de su vida, un poco por la aparición de nuevos hallazgos -gracias al esmero de los investigadores-, pero mucho por el propio cantor que fue muy previsor con su hacienda y claro en sus actos, incluso en aquellos que la “novela histórica” trata de desvirtuar.

Resulta por demás ilustrativo lo referido al Gardel empresario, especialmente en sus cualidades para la negociación con las grandes empresas. Su compañía “Éxito Corporation Inc.”, creada especialmente para perfeccionar su relación con la Paramount es un ejemplo de ello. Es una verdadera sorpresa para el lector, descubrir un artista que sabe cuidar de sus intereses y que utiliza las más modernas tecnologías para hacerlo. Además, el autor se anota una perlita con el descubrimiento del caso Loew’s, por el cual nos explicamos la decisión del cantor de manejarse con una sociedad.

El episodio en el que Gardel obtiene un certificado ante el Consulado de Uruguay en Buenos Aires, es descrito con la perfección de un reloj y lo califica como una estratagema cuyo objetivo era la obtención de la ciudadanía argentina.

Por último, quiero destacar el final, donde en un alarde de capacidad de síntesis, Regueira repite todos los puntos de la controvertida historia y sus conclusiones que son, a toda vista, respuestas fehacientes y certeras, escritas con la serena sobriedad que emplea en todo el libro. Cuando parecía todo escrito sobre Gardel, aparece esta obra, que brinda un valioso aporte para consolidar la verdad histórica de nuestro genial artista.

Creo que sería injusto no terminar diciendo, que de la lectura de las páginas de Caso Gardel, se percibe el espíritu virtuoso de grandes colegas, como los amigos Juan Carlos Esteban, Osvaldo y Julián Barsky y Miguel Ángel Morena, que tanto aportaron al conocimiento de la vida y trayectoria de nuestro máximo cantor, arquetipo del porteñismo y del ser nacional.