Por
Jorge Finkielman

Grandes Valores del Tango, un corte y una quebrada

n la historia de la televisión argentina, esta creación de Alejandro Romay fue, sin duda, el más exitoso ciclo de difusión de muestra música porteña, el que alcanzó mayor permanencia en el tiempo.

Ningún otro programa logró estar casi cuarenta años en la pantalla chica, no obstante haberse emitido mayormente, durante la peor etapa del género.

A fines de 1963, con Hugo Del Carril como conductor, comenzó Grandes valores del tango, por Canal 9, precisamente al mismo tiempo que Alejandro Romay incursionaba por primera vez en televisión. Sin embargo, su origen se remonta al año 1951, cuando empezó a emitirse por LS10 Radio Libertad y LR9 Radio Antartida, con el propio Romay al micrófono. El programa tuvo tal éxito, que llegó a publicarse una revista con su mismo nombre.

Menos de un año después de su debut televisivo, Juan Carlos Thorry remplazó a Hugo Del Carril. Se había convertido en un verdadero éxito. Su auspiciante era Héctor Peres Pícaro S.A. —un comercio de electrodomésticos— y su slogan, «El trébol de la buena suerte». El programa salía al aire, habitualmente en vivo y en directo, desde el estudio mayor de Canal 9, un lugar de prosapia tanguera, ya que en ese mismo sitio o muy cerca, estuvo el famoso Armenonville.

Desde un comienzo desfilaron importantes artistas, pero sólo aquellos que no estuvieran comprometidos por contrato con otros medios. Las mayores audiencias sucedían cuando se presentaban las estrellas consagradas.

Sin embargo, el paso del tiempo fue deteriorando la convocatoria del programa, pero su producción siempre encontró la manera de mantener el suficiente atractivo para aquellos que aman la música ciudadana.

El tango estuvo presente desde el comienzo de la televisión, allá en el año 1951. Pero tal vez, por estar ligada su iniciación a Radio Belgrano y no a Splendid o El Mundo, el género nunca se distinguió en ese medio, por lo cual, desgraciadamente, no se aprovechó la disponibilidad de muchísimos grandes artistas en el mejor período de sus carreras.

Recién en 1962, Canal 11 puso al aire Yo te canto Buenos Aires, producido por Ricardo Mejía, capo de la RCA-Victor. Fue el primer programa de televisión, en el que las compañías discográficas aprovechaban a los artistas para promover y difundir sus discos. Fue ahí, donde el país pudo ver por primera vez a Roberto Goyeneche cantando “Garúa”, con la orquesta de Aníbal Troilo.

Pronto, las demás compañías habrían de promocionar nuevos espacios en otros medios. Fue entonces cuando Horacio Salgán (discos Philips), resucitó su orquesta para aparecer por la TV y volver a grabar la mayor parte de su repertorio; en tanto que Canal 13 lanzó el programa Copetín de Tango, una producción de la CBS-Columbia para vender discos de Julio Sosa.

Las restricciones de los comienzos terminaron en 1964 y Grandes valores del tango abrió sus puertas a todos los artistas. Por allí pasaron Floreal Ruiz, Héctor Mauré, Alberto Morán, Enrique Dumas, Guillermo Galvé y tantos otros.

Thorry fue su conductor más reconocido. Cuando llegó la necesidad del recambio, Alejandro Romay puso en práctica una interesante estrategia. Con el objetivo de acercar el programa al público juvenil, colocó a su frente a Silvio Soldán, quien para ese entonces hacía capote en la conducción de Feliz domingo, un espectáculo destinado a los adolescentes. Se repite la historia que diera origen al Glostora Tango Club, cuyo slogan era: «La cita de la juventud triunfadora».

El carismático Soldán cada vez que tenía que hacer una pausa para los avisos publicitarios, decía la recordada frase: «Un corte, una quebrada y volvemos».

Diversas circunstancias obligaron a ir modificando la estructura inicial, pero siempre conservando la participación de Tito Lusiardo, Alberto Mosquera Montaña, Roberto Cassinelli, Beba Bidart y otros queridos personajes. Así, el programa fue capeando adversidades.

El Canal 9, como casi todos los canales, contaba con una orquesta estable, al frente de la cual estaba Armando Cupo, uno de los fundadores del Sexteto Mayor. En el elenco había bailarines y un grupo de cantores que se incorporaban y alternaban permanentemente. Eran acompañados por las formaciones más famosas que desfilaban por el programa o, por la orquesta de la emisora. Lamentablemente, esa inmensa conjunción de talentos no llegaría jamás al disco.

No podemos avanzar, sin recordar los concursos de voces que ocuparon mucho espacio en la programación del ciclo. De allí surgieron renombrados intérpretes, que aún hoy nos deleitan: Ricardo Chiqui Pereyra, Juan Carlos Granelli, Gloria Díaz y muchos más. Otros, desgraciadamente, se fueron para siempre pero su figura ha quedado anclada al recuerdo de éste programa.

Cuando en 1974, el gobierno estatizó los canales, Grandes valores del tango tuvo que cambiar su nombre por Grandes valores de hoy y de siempre.

Entonces, Romay perdió el canal. Es importante destacar que fue un empresario que abrió sus micrófonos y sus cámaras a todos los artistas, sin preocuparse por su ideología. Los homenajes realizados a Osvaldo Pugliese, a Tita Merello y a otros intérpretes, son un ejemplo de ese proceder.

Durante las horas más oscuras y tristes de nuestra historia, la emisión siguió marchando. Siempre dio la impresión que, a pesar de los sucesos trágicos que le tocó vivir al país, Grandes valores no sufría mayor daño. Si lo afectó y es lógico, el fallecimiento de muchos artistas a lo largo de su prolongado ciclo. Con la vuelta a la democracia, un hecho doloroso enturbió la alegría de los tangueros, a fines de diciembre de 1983 y por decisión propia, Armando Pontier ponía punto final a su vida.

Desgraciadamente, con los años, se perdieron los archivos del ciclo o, por lo menos, hoy son inaccesibles. Sería muy bueno que algún empresario invirtiera en su búsqueda. Lo mejor de Grandes valores está en ese pasado registrado en blanco y negro.

Con la vuelta de Romay a su viejo canal, Grandes valores del tango recuperó su nombre y, durante diez años, pretendió recobrar su antiguo esplendor. Luchó para lograrlo y, en un principio, el todo poderoso «señor rating» acompañó la propuesta, pero finalmente el ciclo no pudo competir más con las programaciones de las otras emisoras y todo acabó. Es más, al poco tiempo, el empresario terminó vendiendo su entrañable canal.

Romay fue frecuentemente acusado de producir una televisión vulgar. ¿Era realmente todo vulgar o era porque llegaba directamente al corazón del pueblo?

Existen hoy, una gran diversidad de canales de todo tipo —de aire, por satélite, digitales, de cable—, y dentro de estos últimos, un mediocre canal dedicado al tango, producido sin talento y sin presupuesto. ¿No deberíamos preguntarnos entonces, qué ofrece hoy culturalmente la televisión por aire? Más si pensamos que, tanto en el apogeo como mucho tiempo después, Grandes valores se desarrolló en el marco de una televisión con pocos canales, cuatro o cinco a lo sumo.

En fin, el que suscribe daría cualquier cosa por ver nuevamente Grandes valores del tango, en blanco y negro, y con la inolvidable presencia de Juan Carlos Thorry como conductor.

Versión adaptada al formato de Todo Tango, de una nota publicada completa en el sitio Buenos Aires Antiguo – Sección Vereda de Tango, noviembre 2007.