Por
Guadalupe Aballe

La verdadera Sadie Baron Wakefield

o es sencillo escribir sobre Sadie Baron Wakefield. Ríos de tinta han corrido acerca de esta misteriosa mujer y su vinculación con Carlos Gardel, tanto es así que su figura real se desvaneció para dar lugar a la aparición de un personaje imaginario, ficticio, que tiene un lugar propio en la mitología gardeliana: la «Baronesa de Wakefield», «Madame Chesterfield», la «Viuda Millonaria». En verdad, ella no fue baronesa, ni viuda ni propietaria de los cigarrillos Chesterfield.

Sadie Baron nació en Baltimore, Estados Unidos, el 19 de junio de 1879; hija de Bernhard Baron, un hombre de negocios nacido en Rusia que residió en Estados Unidos hasta instalarse en Inglaterra hacia 1895. Allí dirigió la compañía tabacalera Carreras (una de sus marcas más conocidas era Craven A) y, gracias a él, la empresa creció y se impuso en el mercado.

Sadie se casó con George Wakefield, un industrial norteamericano y una de sus hermanas, Berta Baron, con Edward Levy, tomando el novio el nombre Baron para satisfacer a su suegro. Nieta de Edward y Bertha es la hoy escritora Elizabeth Luard

Bernhard Baron muere en 1929, época en que Sadie conoció a Carlos Gardel. Todo indicaría que el cantor fue presentado al matrimonio Wakefield durante la temporada que pasó en Francia entre 1928 y 1929.

Dijo Armando Defino al referirse a George Wakefield: «Este caballero conocía a Gardel desde su primer viaje a París, donde residía habitualmente». Y si atendemos el testimonio de Manuel Pizarro: «Gardel conoció a Sadie en uno de sus viajes a la Costa Azul, podríamos fechar este acontecimiento en febrero de 1929».

La amistad entre Gardel y Sadie Baron dio pie a comentarios de todo tipo, muchos de ellos maliciosos y difundidos sin verificar la autenticidad de la información. Se dijo que ella estaba infatuada por él, que lo admiraba y protegía en todo sentido, que se hacía cargo de sus gastos y financió sus películas, que le había regalado una lujosa cigarrera, un auto o le enviaba al hotel gardenias en floreros de oro. Así nació la leyenda de «Madame Chesterfield» relegando al olvido a la auténtica Sadie Baron y a su esposo.

Si damos crédito a Manuel Pizarro, las murmuraciones que dejaban mal parado a Gardel habrían comenzado desde el mismo momento en que Carlos trabó amistad con la dama. El músico decía que hasta la muchachada de El Garrón se refería a Carlos con apodos poco halagüeños. En su testimonio, Pizarro, era cruel describiendo a Sadie: «Una vieja pintarrajeada con más plata que números en la guía... La vieja medía de ancho lo mismo que de alto». Sin embargo reconoció en ella algo positivo: «Uno se acostumbra a todo y al fin de cuentas la vieja era de lo más discreta y generosa. Con decir que cuando inauguré mi propio cabaret, el Villa Rose Pigalle, se me apareció con un farito de luz de esos que tienen la cabeza dando siempre vueltas. Ella sabía acertar con los regalos».

Para 1931 la amistad estaba bien consolidada. Gardel pasaba su tiempo en compañía de los Wakefield y es probable que el Chrysler motor 12070 fuese un regalo de Sadie o de la pareja.

Mientras filmaban Melodía de arrabal, Sadie solía visitar al cantor en los estudios, y esto habría provocado, según lo refirió José Sentis años más tarde, un comentario destemplado de Imperio Argentina. Gardel habría llegado al estudio en un auto negro e Imperio se le puso delante con los brazos en jarra diciéndole: «¿Es qué te has vuelto funerario de tanto andar con las viejas?». El cantor no contestó pero al otro día habría aparecido con un auto color verde igual al que tenía Imperio.

Gardel cuando visitaba Niza, solía frecuentar Villa L’Oiseau Blue, el magnifico chalet que los Wakefield poseían en la avenida Cap de Croix, barrio de Cimiez. Esta finca, adquirida por Sadie y su esposo el 14 de diciembre de 1928 a los Fidler, era una propiedad espléndida con dos pisos, un gran jardín, cancha de tenis, una superficie total de 4.665 metros cuadrados.

En abril de 1931, Gardel coincidió en el Palais de la Mediterranee con otra amistad de Sadie: Charles Chaplin. En una ocasión, Sadie agasajó a Chaplin invitándolo a su magnífico chalet. Gardel estuvo en esa velada espectacular, junto a otras cuarenta personas presentes, en un cuarto iluminado por lámparas chinas y habría cantado en honor al inmortal cómico.

Irineo Leguisamo, el gran amigo del Zorzal, recordó una anécdota en casa de Sadie en Niza, cuando, en una de esas cenas al servirse helado, a Pierotti —el representante de Gardel— se le ocurrió alcanzárselo a la dueña de casa, pero calculó mal la distancia y en lugar de ponerlo en el plato, el helado fue a parar a la falda de Sadie. Ella tomó el incidente con humor y se rió y se fue a cambiar.

Mario Battistella fue otra amistad que conoció Villa L'Oiseau Blue, a raíz de un encuentro con Carlos Gardel, una vez finalizada la filmación de Melodía de arrabal. Le quedó el recuerdo de un cocktail de champagne y un barcito de estilo japonés, ricamente incrustado en nácar y marfil, sobre un fondo rojo y negro laqueado, sobre el cual había una foto de Gardel y Chaplin con Sadie.

También recuerda Battistella, que cuando el cantor se hallaba en París y ella se ausentaba a la Costa Azul, ponía a disposición de todos ellos el piso que tenía en la mansión de la calle Victor Emmanuel III frente al Grand Palais en los campos Elíseos.

En 1933, Gardel realizó una breve visita a París especialmente invitado por Sadie con todos los gastos pagos, tanto para él como para sus acompañantes. El 18 de diciembre, Sadie le ofreció una cena de despedida en un cuarto privado del Café de París. Asistieron Defino, Horacio Pettorossi, Castellanos, dos matrimonios amigos de ella, y su dama de compañía. Disfrutaron de caviar, muy buena cocina, vinos, licores y champagne. Fueron ejecutadas al piano composiciones clásicas y Carlos interpretó canciones francesas. Hasta bailaron un rato y, por supuesto, brindaron por el futuro éxito de Gardel en Nueva York.

El último viaje de Gardel a Francia se produjo en 1934. Una carta que Carlos envió a Alfredo Le Pera desde París lleva en su membrete la dirección, 5, Avenue Victor-Emmanuel, posiblemente, el departamento que mencionó Battistella en su libro.

George Wakefield, aportaba dinero para las filmaciones de Carlos. Era el principal accionista de la Exito's Spanish Picture, cuyo director era el propio Gardel. Una vez fallecido Carlos, Armando Defino tuvo que cumplir ciertos trámites en la ciudad de Nueva York y allí recibió la ayuda y colaboración de algunas amistades del cantor. La principal fue la de George Wakefield. Defino lo muestra como amigo íntimo y el «que más se destacó» brindando ayuda.

Los Wakefield abandonaron Francia en 1940 radicándose en Estados Unidos. Sadie Baron falleció en Caldwell, condado de Warren, estado de Nueva York el 2 de noviembre de 1942.

Entre las preocupaciones de su esposo, había figurado el destino del famoso chalet del barrio de Cimiez. En su testamento, George Wakefield, había decidido legarlo a sus sobrinos y, en caso de negativa, al municipio de Niza para ser convertida en un centro de descanso para madres o niños convalecientes, en todo caso, la propiedad tenía que ser destinada a un fin caritativo con el nombre de «Sadie Baron Wakefield Home».

George Wakefield falleció en Mónaco el 5 de marzo de 1947 a los 71 años, los herederos renunciaron a Villa L'Oiseau Bleu y la ciudad de Niza fue la legataria en conformidad con las condiciones del testamento. En la actualidad, y desde 1968, funciona una guardería infantil que conserva el nombre original.

Agradezco la colaboración de Georges Galopa, vicepresidente de la Asociación Carlos Gardel de Toulouse y de Louis-Guilles Pairault y Dominique Demangel, del Archivo Municipal de Niza.