Por
Néstor Pinsón
| Ricardo García Blaya

El origen deportivo y murguero de la marcha peronista

l peronismo marcó a fuego 50 años de la vida política argentina. Con un diseño “movimientista”, reivindicó a los sectores más humildes y colocó en el escenario político a los trabajadores, que se organizaron en una única central obrera, la C.G.T..

Fue y sigue siendo el paradigma de lo popular y tiene, como un atributo emergente, la más linda y pegadiza marcha partidaria. Envidiada por el resto del segmento político —a causa de su ferviente melodía que contagia entusiasmo— se la denomina cariñosamente, «la marchita».



“Los muchachos peronistas”, fue estrenada oficialmente cuando la llevó al disco el cantor Hugo del Carril. La intención era difundirla para el aniversario del Día de la Lealtad, el 17 de octubre de 1949.

Lo curioso es que, después de tantos años de aquel acontecimiento, aún se discute su origen y quiénes fueron los creadores de su música y de su letra.

Respecto a la composición, a través del tiempo, cada vez que se rozaba el tema surgían los nombres del músico y letrista Rodolfo Sciammarella —autor de tangos e infinidad de jingles comerciales—, el de los hermanos Blas y Francisco Lomuto y, por último, el del pianista Norberto Ramos. Más adelante nos encargaremos de ellos.

El 17 de octubre de 1992, en el diario La Nación, el periodista Hugo Gambini afirma que, mucho tiempo antes, un club de barrio tenía como marcha los acordes de “Los muchachos peronistas”. La nota no aclara pero se está refiriendo a la primera parte de la melodía.

Eduardo Giorlandini, a su vez, en sus notas para la revista Tango y Lunfardo del recordado amigo Gaspar Astarita, agrega un nombre ignoto: Vicente Cóppola, quien alrededor de 1926, con una marcha carnavalera, obtuvo el primer premio en un concurso de “murgas” y dice, sin más explicación, que de allí surge la melodía para la posterior creación de “Los muchachos peronistas. Tampoco se hace la aclaración, pero se trata del estribillo o coro de la marcha.

Nos estamos acercando a la verdad. El entorno del carnaval y las murgas siguen presentes pero hay que enfocar la cosa en el barrio de Barracas. Más precisamente, en la calle Río Cuarto al 1400 donde estaba la sede del club Barracas Juniors. Enfrente de la misma vivía Juan Raimundo Streiff, electromecánico, empleado del correo, quien además era bandoneonista y llegó a encabezar una sencilla orquesta típica: Streiff-Garaventa, que hizo actuaciones radiales.

Hombre divertido y apreciado entre los vecinos, para los días de fiesta y en especial para los carnavales, provocaba cierta atracción pues salía a recorrer las calles con el bandoneón colgado de su cuello, creando melodías. Una de ellas entusiasmó a los muchachos del club que propusieron crear una marcha que los pudiera representar loando sus humildes logros. Para la letra recurrieron a un vecino, especialista en murgas, “El turco Mufarri”. Así surgió, a fines de la década del veinte, la marcha del club Barracas Juniors.

Los muchachos de Barracas
todos juntos cantaremos
y al mismo tiempo daremos
un hurra de corazón.
Por esos bravos muchachos
que lucharon con fervor
por defender los colores
de esta gran institución.


Juan Carlos Streiff, hijo del nombrado, afirmó que el tema nunca lo registraron, pero en una ocasión un grupo de personas lo grabó en un disco que luego desapareció.

A esta altura del relato podemos afirmar que las aseveraciones de Gambini y Giorlandini no se contradicen sino que se complementan.

Ocurre que, al poco tiempo, la hinchada del club comenzó a repetir, a modo de estribillo, la música y la letra de una comparsa de La Boca, introduciendo al himno del club que habían hecho Streiff y Mufarri, los compases exactos de lo que luego sería el coro de la marcha peronista.

¿Pa' qué bebés
si no sabés?
¿Pa' qué tomás
si te hace mal?
¡Tomá tomate
te hace bien!


Esto me lo confirma nuestro amigo Emilio Zamboni, quien enterado sobre nuestra investigación, nos sorprendió cantando exactamente lo arriba transcripto.

Nos contó que el tema lo aprendió de niño, pues a modo de broma, se lo cantaba su padre guitarrista, en la década del treinta.

Otra versión la da Héctor Benedetti, en su libro "Las mejores anécdotas del tango y otras curiosidades", afirma que la marcha es obra del pianista Norberto Ramos, integrante del cuarteto Los Ases, de la orquesta de Florindo Sassone y del Trío Yumba, quien registró "Los gráficos peronistas", cuya música es la misma que la de la marcha partidaria.

La fuente es, seguramente, un reportaje a Ramos, realizado por Juan Ayala, para la revista La Maga, en 1995: «En 1948 mi padre trabajaba como gráfico en la editorial Atlántida. Yo tenía 15 años y un día se apareció con unos compañeros suyos: Rafael Lauría, Enrique Odera y Guillermo de Prisco. Querían hacer una marcha para los obreros gráficos peronistas y necesitaban de mí para ponerle música. Me cantaron el "Perón, Perón, que grande sos", con una melodía que me dijeron era usada por una comparsa. A los diez días tenía la primera parte, de la letra se encargó Lauría. Fuimos a los estudios Grafasón y allí grabamos "Los gráficos peronistas", así era la letra:

Los gráficos peronistas
todos juntos triunfaremos
y al mismo tiempo daremos
un hurra de corazón
¡Viva Perón! ¡Viva Perón!
Por ese gran argentino
que se supo conquistar
a la gran masa del pueblo
combatiendo el capital.

¡Perón, Perón, que grande sos!
¡Mi general cuanto valés!
¡Perón, Perón, gran conductor!
Sos el primer trabajador.


Luego sostiene que: «... cualquiera que sepa un poco de música se da cuenta que la melodía fue realizada por un chico, ya que se basa en tres notas de un tono menor y su dominante. Por eso gustó, porque era sencilla. No pensé en registrarla porque a los quince años de edad lo único que quería era tocar con Los Ases. Con la llegada de la "revolución libertadora", ya no pude hacer nada, no podía decir que la marcha era mía. Aparte, no tenía ningún documento que lo probara».

Insiste: «Yo debería cobrar cada vez que se difunde "Los muchachos peronistas", porque la música es mía, pero como la Ley 11.723 marca que una obra es indivisible, no cobro nada porque la letra no la hice yo y no hay nadie que acredite que Lauría la hizo, ni siquiera su hijo».

El primero de noviembre de 1983 Ramos se presentó en SADAIC para registrar su obra, pero se encontró que ya estaba registrada como de autor anónimo. Al año siguiente consiguió registrar "Los gráficos peronistas".



Desestimamos esta versión del pianista, atento que la primera parte, que dice haber compuesto, ya existía en la marcha del club Barracas Juniors y los versos que incluyen el término "hurra" delatan su origen deportivo. Ramos nunca se atribuyó el coro.

Juan Carlos Streiff agrega ciertas viscititudes vividas por su padre y su familia: «Nunca pudo haber sido compuesta en 1948 porque recuerdo muy bien que la habían grabado y yo escuché el disco mucho tiempo antes de que lo robaran. Cuando comenzó a ser cantada por la gente en la calle, a mi papá por un lado le gustaba, pero por el otro no, porque él no era peronista. Cuando derrocaron a Perón, casi de inmediato, se aparecieron por nuestra casa unos militares de la marina preguntando cuánto le había pagado Perón a mi padre por haberla compuesto. Se encontraron con un hombre viejo y enfermo, viviendo con su familia en condiciones muy humildes».

El nombre de Rodolfo Sciammarella aparece, posiblemente, por confusión, pues él fue autor de varios temas relativos al peronismo, varios de ellos cantados por su esposa Estrella y también es autor por encargo de una marcha solicitada desde Brasil para una campaña presidencial.

La mención de los hermanos Lomuto, colaboradores del movimiento justicialista, es otra confusión, pues ellos fueron los autores de la marcha "4 de junio".

La historia de la letra es un rompecabezas, pero fácil de armar.

Ya comentamos al hablar de la música, sobre aquella letra de "El Turco Mufarri", para la marcha del Club Barracas Junior, a fines de los años veinte. Casi dos décadas después es el turno de Rafael Lauría —a quien ya mencionáramos— secretario del gremio de los gráficos. Esta entidad hacía una revista para sus afiliados y, en uno de sus números, Lauría publicó unos versos bajo el título de "Los gráficos peronistas". Un afiliado mencionó que conocía la marcha de un club de Barracas, en cuya melodía bien podían encajar esos versos.

El médico Oscar Ivanissevich en su libro de memorias "Rindo cuenta", relata: «En una de nuestras visitas al diario "Democracia", con la señora de Perón subíamos una escalera mientras cantaba en voz baja con mi amigo Guillermo de Prisco una tonada que él me dijo era la marcha de "Los gráficos peronistas". Más tarde, al salir, la continuamos en la vereda y la señora nos dijo: "El canto es muy lindo, vamos a la presidencia para que lo escuche el General".»

«En septiembre de 1948 —cuenta De Prisco en la nota de Ayala— viajé con Ivanissevich a Tucumán que estaba convulsionado socialmente por un fallido atentado. El médico recordó la marcha y se puso a escribir nuevos versos y a mejorar algunos de los que ya estaban. Mandamos a imprimir 30.000 volantes. El título ya era "Los muchachos peronistas". Se repartieron al pueblo reunido frente a la casa de gobierno de la provincia y ayudados por el cuarteto folklórico de la Fábrica Argentina de Alpargatas comenzamos a cantar. La gente le tomó la mano de inmediato y nos dimos cuenta del tremendo poder que emanaba de esa marcha. El compañero José Spath traía un rudimentario grabador, lo registrado permitió recorrer las calles en un camión y propalar la marcha por un altavoz que cargamos. De regreso a Buenos Aires el médico le solicitó a la directora de coros, María Teresa Volpe de Pierángeli que le hiciera algunos retoques y luego de varios ensayos un grupo de personas la grabamos a viva voz, en los estudios Victor, como registro particular, a nombre del partido peronista». (placa N° P.911)

Por todo lo dicho, podemos concluir que la música, en su primera parte, es de Juan Raimundo Streiff y que el estribillo es un motivo popular anónimo usado por las murgas de carnaval. En todo caso, la participación de Norberto Ramos pudo haber consistido en pasar la melodía a un pentagrama, más allá de algún arreglo para su grabación.

En lo que hace a la letra, sus autores fueron Rafael Lauría y Oscar Ivanissevich, copiando en gran medida, los primitivos versos de El Turco Mufarri —para la marcha del Club Barracas Juniors— y agregando otros.