Por
Roberto Selles

El choclo - "El choclo" y su curiosa adaptación en inglés

o se sabe con exactitud cuándo Ángel Villoldo pudo haber compuesto su internacionalmente célebre tango “El choclo”.

La obra fue estrenada en 1903, en el elegante restaurante “El Americano”, de la calle Cangallo 966 (hoy Teniente General Perón) -la fecha figura en un programa del lugar -, por la orquesta de José Luis Roncallo, que debió camuflarlo como «danza criolla» por todo título, ya que al dueño del lugar no le gustaban los tangos. Aún así, circula la tradición de que fue compuesto en 1898.

Es sin duda, después de “La cumparsita”, el tango más difundido.

¿Por qué “El choclo”? Irene Villoldo, hermana del compositor, se lo aclaró alguna vez al cantor Juan Carlos Marambio Catán. He aquí sus palabras: «“El choclo” era en realidad un personaje malevo y “fioca” que había sentado sus reales en las inmediaciones de Junín y Lavalle, a quien se le denominaba así por el color de sus cabellos.» La referencia es interesante porque desmiente aquella frase sobre el origen del título que Francisco García Jiménez puso fantasiosamente en labios del compositor: «Pa’ mi el choclo es lo más rico del puchero».

Cuando Villoldo escribió la primera letra del tango, se cuidó que el cafishio que le daba título no apareciera en ella:

Hay choclos que tienen
las espigas de oro,
que son las que adoro
con tierna pasión.


Años después, le acopló nuevos versos bajo el título “Cariño puro”. Sin embargo, ninguna de sus dos letras apareció en la partitura, que fue editada en 1905, lo que llevó a la mayoría de los historiadores a creer que ésa era la fecha de la obra.

En los años 30, el ya mencionado Marambio Catán le adaptó una letra más, que fue entonada por Ángel Vargas:

Y me llamaban El Choclo, compañeros,
tallé en los entreveros
seguro y fajador.


Pero fue en 1947 cuando Enrique Santos Discépolo le otorgó sus estrofas definitivas: «Con este tango que es burlón y compadrito/ se ató dos alas la ambición de mi suburbio», que estrenó Libertad Lamarque en la película mexicana “Gran casino”, dirigida por Luis Buñuel, pero de la que Tita Merello hizo una verdadera creación.

Beso de fuego

Con el título “Beso de fuego” (Kiss of fire) se conoce a un tango estadounidense que, en 1952, firmaron en letra y música Lester Alien y Robert Hill, pero todo aquel que lo haya oído no puede dudar que su melodía reproduce las notas de “El choclo" que Ángel Villoldo compuso en 1903.

Desde ya que fue un hecho intencional, pero como la obra era demasiado popular, los “nuevos” autores se vieron obligados a reconocer que “Beso de fuego” estaba adaptado del de Ángel Gregorio Villoldo y así se aclara en la partitura original. De todas maneras, lo de “adaptado” tiene su razón de ser ya que Allen y Hill reformaron los dos últimos compases de la primera parte y en la segunda agregaron dos breves frases melódicas conclusivas, de típico carácter flamenco. La tercera parte, seguramente porque ya no resultaban comerciales obras tan extensas, fue lisa y llanamente excluida.

Louis Armstrong popularizó la nueva versión al llevarla al disco el 19 de marzo de 1955, para el sello Decca (28.177). Cuando la placa se reprodujo en nuestro país (Decca 333.317), la etiqueta agregó a los “autores” estadounidenses los nombres de Villoldo y los letristas Discépolo y Marambio Catán.

En el mismo año de la grabación de Armstrong, “Beso de fuego” dio origen a la película homónima protagonizada por Jack Palance y Barbara Rush. En ella, entre conquistadores en el virreinato de Nueva España (México y sur de los Estados Unidos) e indios comanches, pueden oírse, algo aflamencadas, las notas que nuestro Villoldo compuso unos dos siglos después de la época en que transcurre la ficción.

Hemos vertido al castellano la letra de “Beso de fuego”, algunos de cuyos versos rezan:

Beso tus labios y, al besarlos, centellean,
y una vez más a tus caricias hoy me entrego.
Ante el peligro de tu llama que me invade
he de rendirme a tu fatal beso de fuego ( ... )
Dame tus labios y tu amor por esta noche
y que mañana sea lo que el diablo quiera.
Y aunque después me condenara y consumieran
quiero ese fuego de tu besar.


Sin embargo, a pesar de lo narrado, "El choclo" continuó siendo "El choclo" y "Beso de fuego" sólo una simpática curiosidad, bellamente interpretada por Armstrong.