Por
Silguer

Glücksmann - El Primer Sueldo de Max Glücksmann

uién no conoce este nombre? Grandes y pequeños lo han hecho familiar a través de los años, porque no hay en toda la República Argentina un solo ser que no sea aficionado a la música. Y si los hay —suponiendo algo raro—, resulta que a éstos les gusta el cine. Cine y música: las dos actividades a las cuales ha dedicado su vida por espacio de cuarenta años. Lo encontramos en su casa de la calle Florida.

—¿Hace mucho que trabaja en esto, señor Glücksmann?

—Cuarenta años. Yo entré como empleado en la antigua Casa Lepage y Cía., ubicada entonces en la calle Bolívar 375, que se dedicaba al ramo de fotografía. Mi sueldo de aquella época era modestísimo, pero de acuerdo a mi categoría de «pinche».

—¿Se puede saber cuánto?

—Cincuenta pesos mensuales. Todo estaba en relación a mi sueldo. El local que ocupaba Lepage y Cía., por ejemplo, medía 7 metros por 25. Trabajé mucho; poco a poco fui adquiriendo práctica, mayores conocimientos... hasta hoy.

—¿Cuándo se independizó, señor Glücksmann?

—En 1908 pude comprar la Casa Lepage, que ya tenía sucursal en la Avenida de Mayo. También había sufrido ampliaciones y se dedicaba al cine desde 1900.

—¿También había aumentado el personal?

—Cuando yo entré éramos tan sólo tres empleados.

—¿Y cuándo compró la casa?

—Ya había ciento cincuenta.

La fonografía y el cine a través de Max Glücksmann

Pocas personas conocen más íntimamente que Max Glücksmann la vida de la fonografía y del cinematógrafo, desde la primera época en que los conoció el público hasta ahora, en que los dos han llegado a una perfección impecable.

—Hace cuarenta años —nos dice—, se importaban de Francia los primeros fonógrafos Lioret. Eran con cilindros de celuloide. Después vinieron los gramófonos con cilindros de cera. Recién en 1900 aparecen los gramófonos a discos, pero sumamente imperfectos. Entonces cantaba Caruso, Tamango y otros ases de la lírica. Pero cuando verdaderamente arraigó el gramófono en la República Argentina fue gracias a la popularidad que día a día alcanzaba la música criolla. Desde aquella época en que payadores como el Negro Gazcón, Gabino Ezeiza, Villoldo, Gerardo López y Gobbi cantaron, ¡cómo se ha perfeccionado el disco!

—¿Cómo se grababa entonces?

—Como no existía el perfeccionamiento técnico de hoy había que cantar disco por disco. Es decir que no se sacaba matriz del disco y era necesario impresionar uno por uno. Al pasar los años, la popularidad de la música nativa aumentó, no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo.

Max Glücksmann fue el primero que instaló una fábrica de grabaciones en la Argentina, así como fue el primero que estableció el derecho de autor.

—Para mí es una gran satisfacción —agrega— poder decir que gracias a eso, artistas como Carlitos Gardel, José Razzano, Roberto Firpo y Francisco Canaro han ganado verdaderas fortunas en mi casa. Fortuna y popularidad, porque el disco ha hecho que sus nombres sean conocidos en todo el mundo. Gracias al disco, por ejemplo, Canaro y Gardel han sido tan cotizados en todas partes. Para escuchar a Canaro el día que debutó en un hotel de Nueva York se pagó 60 dólares el cubierto. A Gardel, por tomar parte en cualquier fiesta del gran mundo parisiense, se le abonan diez mil francos.

Hoy, el elenco de artistas que graba para la Casa Glücksmann es no sólo el más numeroso, sino tal vez el de mayor calidad artística.

—¿Y de cine, señor Glücksmann, qué nos puede decir?

—Eso es muy largo. En 1900 realmente comenzó la cinematografía con pequeños aparatos para aficionados. Su perfección se inició cuando pudo explotarse comercialmente. Desde 1900 a 1910 comenzó a popularizarse el cine en forma intensiva. Mucho de ello se debe a los hermanos Pathé, quienes fueron los primeros en realizar films en escenarios, con reconstrucciones que tenían un gran valor por el público. Entre aquellos films recuerdo La guerra ruso-japonesa, La coronación de Eduardo VII y Guerra anglo-boer. Entusiasmaron al público. Después, también se llegó a lo mejor, como en la fonografía.

Después de Cuarenta Años de Labor

Actualmente Max Glücskmann dirige una de las casas más poderosas de la Argentina. Sus negocios en discos y en cinematografía alcanzan cifras extraordinarias.

—¿Cuántos empleados tiene?

—Mil quinientos, incluyendo a los de venta, grabación, fábrica, imprenta, cinematografía, etcétera. Una pequeña república.

—¿Y sucursales?

—En Rosario, Córdoba, Santa Fe, Montevideo y Santiago de Chile. Casas de compra en París, Londres y Nueva York.

—¿Cuántos cinematógrafos posee, señor Glücksmann?

—Setenta.

Después de cuarenta años de labor continuada y entusiasta, Max Glücksmann, «pioneer» del disco criollo y de la cinematografía en Buenos Aires, no puede estar muy descontento del premio obtenido.

Entrevista publicada en la Revista Atlántida, el jueves 16 de julio de 1931. Aporte de Jorge Finkielman.