Por la señal de la cruz

Ya no cantan las aves. El sol está oculto.
El día es tan frío, pálido sin luz
y dentro de la sala parecen sepultos,
los pobres enfermos en un ataúd.
Tan solo María, la pobre enfermita,
con rezo muy quedo que muriendo va,
orándole a Cristo, le cuenta sus cuitas,
llorando en silencio su triste verdad.

Por la señal de la cruz.
Señor... No quiero morir.
Dejame ver la luz,
aunque tenga que sufrir.

Por la señal de la cruz.
Alguna vez él vendrá.
Tú lo sabes bien Jesús.
De mi hijo... ¿Qué será?

Ya no cantan las aves. El sol está oculto.
El día es tan frío, pálido, sin luz
y dentro de su cama, el cuerpo es un culto,
de la pobre enferma que murió en Jesús.
Tan solo una enferma que triste musita
un rezo muy quedo. Que descanse en paz,
de lejos contesta el viento que agita
los árboles blancos de tanto nevar.

Por la señal de la cruz,
todo parece decir,
como una amarga virtud
a quien dejo de sufrir.

Por la señal de la cruz.
Él no vino nunca más.
Tú lo sabes bien, Jesús.
De mi hijo... ¿Qué será?