Milonga mía

Milonga

Por las calles donde ayer
mi juventud
calmaba la inquietud
de su querer,
surge la llama azul
que pude ver
por mis viejos caminos.
Y temblando de emoción
vuelvo, otra vez,
al viejo caserón
donde escuché
esa milonga mía
que arrullaba mi niñez.

Milonga que volcó
con fuego, un payador,
y el viento en su correr
sus notas recogió...
Ternuras de mujer
supieron conquistar
los acordes que fueron
del alma, el palpitar.

Suave milonga mía,
milonga querida
que me traes recuerdos
de mis lejanos días.
Como un rosal florecen
tus sones de otrora.
Y a tu vibrar pasan las horas
como puñados de auroras
envolviendo nuestro ser.