utor popular y teatral. Como buen español, su inclinación estuvo más por el repertorio hispánico, campo propicio que le permitió escribir unas cien canciones, de las cuales caben destacar: “Currito de la cruz”, “Manojito de claveles”, “Reina Mora”, “Canción de aldea”, “El gran puntero”, “Esencia andaluza”, “Boca de grana”, “Córdoba [b]”, “Dos luceros tengo”, “Dos palmadas”, “La Chula de Fuencarral”, que por su gran difusión le han dado grandes satisfacciones, aunque mucho ayudaron las músicas pegadizas debidas a muy buenos compositores como lo fueron: José Vázquez Vigo, Julio Suárez, Eduardo M. Manella, Bernardino Terés, Julio Pollero, Genser, Manuel Jovés, cuya mayoría fueron en ritmos de pasodoble, como también algunos tangos.

Asimismo hubo de emplear buena parte de su tiempo en escribir obras teatrales que fueron estrenadas en salas de primera categoría, obteniendo el lisonjero éxito que tanto el autor anhelaba Flor de Tokio fue la primera, la escribió en colaboración con Miguel Ligero y música de los hermanos Carlos y Bernardino Terés, fue estrenada en el Teatro Mayo el 5 de septiembre de 1924.

Siguiéronle Del museo al cabaret, Teatro Victoria; Guitarras y manzanillas, Teatro Avenida; Embrujo gitano, Teatro Comedia.
Requerido para este trabajo, relató de la manera siguiente la anécdota que posibilitó la grabación de su tango “La última ronda” por el insuperable Carlos Gardel: «Allá por 1930, inesperadamente en la casa Max Glücksmann me encontré con Gardel que en compañía de sus guitarristas llegaba para grabar. Al advertir que yo llevaba en la mano un manuscrito de música, se interesó en qué se trataba; le respondí que era un tango. Su respuesta, tan espontánea como sorpresiva para mí, fue: «Acompañáme a la sala de grabaciones».

«Así lo hice, lo que dio por resultado que a las dos horas ya estuvo grabado el tango “La última ronda”. ¡Cosas de Carlitos!»

Acotemos que por 1921, había escrito el fado “De mi tierra [b]”, con música de Eduardo Manella y que Pedro Numa Córdoba lo transformó en fado criollo para que lo grabara Gardel. Ante su protesta hubo de hacer figurar su nombre en el disco como coautor del mismo; de ese tiempo data su trato con el divino cantor.

Lozano nació en Cuenca (España) el 17 de mayo de 1893 y falleció en Buenos Aires el 18 de enero de 1976.