Peregrino del tango

Allí cuando la noche despereza los sueños
y los sones de un tango desgranan sus misterios,
con ochos y quebradas y porte arrabalero
está Miguel Gadea con su impronta y su vuelo.
Ya lo consideramos ciudadano porteño,
la danza por sus venas es responso malevo.
Un duende baja estrellas para alumbrar anhelos
a sus pasos cautivos de lunas en requiebros.

Una huella florida eslabón del recuerdo
va dejando en la pista su cálido reflejo.
Con destino de amante su corazón viajero
al tango rioplatense le entrega su desvelo.
Buenos Aires habita en sus molinos de viento
las calles lo reciben con acordes secretos.
Peregrino del tango multiplicado en ecos
resucita al bailarlo sus compases de fuego.

Cascabeles en su alma de eterno mensajero
resuenan jubilosos al pisar nuestro puerto
y la Reina del Plata con los brazos abiertos
le ofrece su regazo solidario y fraterno.
Ya lo consideramos ciudadano porteño,
la danza por sus venas es responso malevo.
Un duende baja estrellas para alumbrar anhelos
a sus pasos cautivos de lunas en requiebros.