Serenata maleva

Con un manto azul
de serenidad
envuelve al suburbio
la noche estival,
y la claridad
de la luz lunar
esmalta de plata
el perdido arrabal.
La luz de un farol
en la oscuridad
como un ojo ‘e fuego
guiña sin cesar,
y el viento al pasar
por el diapasón
de algún alambrao
canta una canción
que cruza la noche
llorando emoción.

Mi dulce amada
quien nuestra dicha robó
dueña de mi alma
quien mi ilusión destrozó.
Decí malvada
que pudo más que mi amor
pa’ que así pagaras
mi querer con tu traición.

El pobre gavión
en la oscuridad
sin luz ni esperanza
canta sin cesar.
Tan sólo tendrá
para su dolor
consuelo y olvido
muriendo de amor.
Pobre trovador
de oscuro arrabal
ya nadie en tu noche
una luz pondrá.
A la ingrata cruel
no la esperes más,
porque su ambición
se dejó arrastrar,
y al suburbio nunca
jamás volverá.