Sin perdón

Tango

Tangotexte: Lina Avellaneda

En el rocío de las madrugadas
hay un silencio roto en movimiento
el día ya se duerme y la miseria
despierta en unos ojos sus secretos.

Yo vuelvo de cantar embelesada
sumida en el calor de los afectos
y me esperará la vida como un muerto
en una esquina, muda, atravesada.

Aprendí a respetar las madrugadas,
aprendí a desconfiar de sus silencios,
descubrí, de pronto, entre las sombras abrumadas
el piberío de la noche con sus miedos.

Y hay tanto desamor en sus miradas
que no alcanza rezar una oración
discursos, limosnas, palabras
no cuentan más con el perdón de Dios.

Dicen desde sus caras picadas
que casi nada en este mundo es verdadero,
que mi vergüenza, mi dolor y que estos versos
son una gota de agua en su desierto.