Alberto López Buchardo

Nombre real: López Buchardo, Ramón Alberto
Pianista y compositor
(21 agosto 1882 - 28 mayo 1948)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
León Benarós

ació en Buenos Aires y es poco lo que se sabe de su existencia, a diferencia de su hermano Carlos, quien dedicado a la música culta, adquirió el prestigio necesario como para que el Conservatorio Nacional lleve su nombre. Aunque tuvo un pecado de juventud, compuso un tango titulado “Pare el tranguay, mayoral”, publicado en la revista Caras y Caretas, en 1905.

Alberto, en cambio, se volcó a una cierta bohemia de gran tono, con memorables estadas en París. Alguien nos dijo que sus últimos años, en un pueblito de Córdoba, —convaleciente de la tisis que tantas víctimas había hecho en la muchachada de su tiempo—, tocaba el piano con las manos enguantadas, desconocemos la razón.

Fue autor de varios tangos, es posible que aún no hubiera compuesto el mejor de todos: “Germaine”, fino tango, cuando su amigo Emilio González Ortiz, le dedicó “Buchardito”, «dedicado al distinguido compositor y amigo». En la caricatura de la carátula de la edición, se lo ve sosteniendo un rollo con su mano izquierda en el que pueden leerse algunas de sus composiciones: los tangos “Entre dos fuegos”, “París”, “Mala sombra”, “El chiquito”, “Clínicas”, “Baisers perdues” (besos perdidos), “Mala firma” y “Perfiles criollos”.

En 1903, ya está en París, luego de abandonar sus estudios de medicina. Es una ciudad exultante y él queda como embriagado en ella. Se dispone a estudiar pintura y se va relacionando con diversos artistas.

En el taller de un renombrado pintor conoce a Georgette Leroy, con quien tiempo después se casa. Cuando años más tarde el tango comienza a conocerse en la ciudad, es él uno de sus mayores impulsores.

Junto a otros argentinos enseña a bailar el tango y desde el piano reproduce las primeras melodías que van arribando. Tiene la ocurrencia de tratar con empresarios del espectáculo la apertura de locales donde todo sea argentino, desde la comida hasta la música. Un reportaje, publicado en 1953 en el diario La Prensa a su ya anciana esposa, señala que Buchardo fue el creador intelectual de El Garrón. Una foto mostrada por la dama permite dar una idea de la figura del músico. En ella se lo ve con pantalones bombilla, zapatos y camisa almidonada todos de color blanco. Chaleco azul y saco del mismo color, moñito negro, una cadenita de oro va desde un bolsillo a un ojal central. Tiene sombrero, también blanco, echado hacia atrás, que permite ver el comienzo de un cabello ondulado peinado con raya al medio. En una mano un cigarrillo encendido, en la otra un par de guantes.

Es este, apenas, un acercamiento a quien ya está totalmente olvidado para el tango, uno de los tantos muchachos, hijos de padres adinerados, que hicieron sus locuras juveniles en aquella bohemia y, sin darse cuenta, fueron embajadores y propulsores de la música que nos representa como país.