Por
Gaspar Astarita

a fecunda escuela rosarina creada por Abel Bedrune nos ha dado la valiosa personalidad de este refinado estilista, con claras raigambres en los lineamientos estéticos de Pedro Maffia. Inició su carrera en Rosario, en la orquesta de su maestro, junto a Antonio Ríos. Son características de su estilo, su atildado manejo, la pureza de sonido —apagado y pastoso—, su delicado fraseo y su musicalidad.

Apenas con veinte años llegó a nuestra Capital y se instaló en aquella mítica pensión de la calle Salta 321, llamada Pensión La Alegría y que por algún raro designio albergó, casi al mismo tiempo, a una serie de músicos, la mayoría de los cuales tuvieron importante reputación. Fue el caso de Enrique Francini, Armando Pontier, Héctor Stamponi, Antonio Ríos, Ernesto Rossi (Tití), Cristóbal Herreros, Enrique Munné, Argentino Galván, Homero Expósito, Emilio Barbato, Alberto Suárez Villanueva y otros. El encuentro con Galván significó mucho para Ahumada, quien luego sería el primer bandoneón en todos los conjuntos del eximio arreglador.

En Buenos Aires comenzó su carrera profesional en la orquesta de Roberto Zerrillo, luego pasó por la de Alberto Soifer, la de Nicolás Vaccaro y la de Lucio Demare.

A fines de 1943, cuando Emilio Balcarce vuelve a formar orquesta para acompañar al cantor Alberto Castillo, es convocado para encabezar la línea de fuelles. De las grabaciones realizadas, se destacan, entre otras, su solo de bandoneón en el tango “La que murió en París”.

A mediados de la década del cuarenta, se incorpora a la orquesta estable de Radio El Mundo, sin dejar de participar en las orquestas de Galván, de Héctor Artola, de José Basso, de Joaquín Do Reyes y en la de Enrique Francini. Estando en la mencionada orquesta estable, junto a su compañero Miguel Bonano, tuvieron tiempo de idear y, después formar, la orquesta propia: la Típica Ahumada-Bonano, de breve pero muy aceptada trayectoria.

Es en 1957, cuando se constituye el septimino Los Astros del Tango con dirección y arreglos de Argentino Galván, donde aparece el mejor Ahumada luciéndose en sus 38 grabaciones y donde, con total claridad, se lo puede apreciar conceptualmente. Allí dejó constancia de toda su calificada sustancia musical, es el resumen y la muestra inapelable de su dimensión artística, técnica y temperamental.

Es en el año 1960 que nace la ocurrencia de grabar en el sello Music Hall, la Historia de la Orquesta Típica, con la dirección a cargo de Galván y donde, por supuesto, estuvo Ahumada y otros 42 músicos notables. Esa historia consistió, a través de 34 temas, en una recorrida por las diversas orquestas y estilos tangueros, para lo cual los músicos realizaron la imitación de cada una de ellas.

Ese mismo año, Galván forma una nueva orquesta y de nuevo está Ahumada. Se presentan en el cine teatro Ópera y, antes de separarse, llegan al disco donde se destaca su formidable solo de bandoneón en “Nunca tuvo novio”. Lo que continuó fue un viaje a Japón que no pudo ser. El gran arreglador falleció el 8 de noviembre de ese 1960.

Ahumada debió seguir sin su amigo y, en 1964, forma Cuatro Para el Tango, con Eugenio Pro en contrabajo y los guitarristas Marsilio Robles y Juan Mehaudy. Grabaron algunos temas para el sello Spacial.

Dos años más tarde, siempre con dirección y arreglos suyos, se une al contrabajista Hamlet Greco para una serie de recitales en el desaparecido Teatro Apolo. El dúo, con el agregado del pianista Carlos Parodi y el violinista Aquiles Aguilar, realiza unas grabaciones editadas por el sello Tini, acompañando también, las interpretaciones del cantor Carlos Olmedo.

Gabriel Clausi lo requiere para grabar un disco para su propio sello Chopin, junto a Enrique Cantore, Alfonso Bernava (violines), Enrique Munné (piano) y Mario Monteleone (contrabajo).

El prestigioso músico Juan José Castro lo distingue al elegirlo, como único bandoneón de la orquesta sinfónica que conforma con 40 músicos, para estrenar en el Teatro Alvear la Ópera de tres centavos.

Dino Saluzzi forma su Pen Tango, allí está Ahumada que de inmediato y, por una larga temporada, pasa a integrar la orquesta estable del recordado El Viejo Almacén de Edmundo Rivero. En ese local, cuando se presenta el sexteto de Carlos Figari, es el primer bandoneón y arreglador.

En febrero de 1980, debuta la Orquesta del Tango de la ciudad de Buenos Aires que dirige Carlos García, y él es uno de los cuatro bandoneones, los compañeros son Saluzzi, Marconi y Antonio Príncipe. En el primer repertorio está con arreglo propio su tango “Pa' mama”.

Se acerca el final de su vida cuando, en los últimos meses de 1983, le solicitan desde Japón material discográfico para ser editado. Forma una orquesta donde, entre otros, figuraron Marconi, Julio Pane, José Colángelo, Leopoldo Federico y Hugo Baralis. Con el tiempo esos temas llegaron a nuestro país. Se destaca la participación de Ahumada en el tango de Alberto TavarozziMedia noche”.

Como compositor no generó mucha obra. Aparte del nombrado “Pa' mama”, grabado por Leopoldo Federico, Ahumada-Bonano y la Orquesta del tango de Buenos Aires, deben citarse: “El gurí”, que registrara Francini, “A Anselmo Aieta”, “Tangueando en el contrabajo”, en colaboración con Rafael Del Bagno. Con Figari compuso “Dulce y romántica”, “Amor y soledad” y “De mis sueños”.

Finalmente, tuvo una gran satisfacción en 1969 —cuando el tango ya estaba en plena declinación— y la firma Odol realizó un concurso con finales en el estadio Luna Park, siempre colmado. Con letra de Julio Camilloni presentan “Hasta el último tren”, que obtiene el primer premio. Segundo resultó “Balada para un loco”, de Piazzolla y Ferrer.

Como dato anecdótico, Carlitos, el que fuera bandoneonista en la orquesta de Leopoldo Federico, el japonés Yoneyama, hoy empresario en su país, aprendió con Ahumada los yeites del instrumento y del tango. Para aquel era el Tata Julio, quien, a los 68 años de edad, nos dejó para siempre, con el sonido de su bandoneón inolvidable.