Príncipe Azul

Nombre real: de Costa, Herberto Emiliano
Cantor y letrista
(11 septiembre 1901 - 9 septiembre 1935)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Néstor Pinsón

l hecho aconteció un lunes a dos días de cumplir 34 años y el sábado siguiente, la popular revista Antena titulaba en su nota central: «Fue en busca de la consagración y lo sorprendió la muerte».

Todo hacía pensar que estaba en el momento culminante de su carrera, a punto de firmar un contrato con la National Broadcasting Company de Nueva York y con la posibilidad de filmar dos películas. Sin embargo la muerte, en medio del viaje, arruina el proyecto. No era una estrella consagrada, pero sí, uno de los cantores destacados de la segunda línea del tango.

Fue locutor en los comienzos de la radio y como a otros colegas suyo, le gustaba cantar.

Debuta profesionalmente con el acompañamiento de un joven pianista, José Tinelli. De este debut en 1924, transcurrieron once años, hasta la muerte inesperada de Carlos Gardel, que deja una puerta abierta en el mercado internacional, para otro argentino que cantara tangos.

Los empresarios norteamericanos parecían paladear esta nueva posibilidad para el cine y se deciden a buscar un reemplazo del Morocho. El candidato debía tener el perfil de un galán latino, en el marco musical del tango, con la finalidad de ganar el amplio mercado de habla hispana y, aparentemente, lo eligieron a él.

Era un muchacho con educación, recibido de bachiller y que había estudiado filosofía y letras y cursado los primeros años de medicina.

Luego de hacer varias grabaciones en Brasil con la orquesta de José Luis Andreoni, vuelve en 1930 a la Argentina para reemplazar a Charlo en la orquesta de Francisco Lomuto con quien graba 14 títulos entre ellos un tango de Antonio Sureda, “Nunca”, con letra de Celedonio Flores.

Continúa con su labor de estribillista en la orquesta de Roberto Firpo y graba alrededor de 40 temas entre los que se destacan un tema del propio Firpo, “Honda tristeza” con letra de Planells del Campo y “La que murió en París”, ese hermoso clásico de Maciel y Blomberg. También a dúo con Dorita Davis: el tango “Pensando en ti” con música y letra de Firpo y la ranchera “Titina”, de Firpo y Nicolás Trimani.

En 1932 retoma su carrera como solista en Radio Belgrano y después en Radio La Nación que era propiedad del periódico del mismo nombre y participa en la película Canillita junto a Amanda Ledesma y Lopecito, con la participación especial de la orquesta de Pedro Maffia. Al joven vocalista le empieza a sonreir el éxito y sus actuaciones son muy bien remuneradas. Él mismo confiesa que cobraba hasta quinientos pesos por función.

Volviendo al reportaje de la revista Antena con que comencé esta semblanza, el cantor nos declara que no hubo mediadores para su viaje a los Estados Unidos y agrega: «Me embarco el 24 de agosto en el American Legion y pude ya tener un contrato firmado con la National Broadcasting, pero hablé con los directivos de una agencia norteamericana en Buenos Aires y convenimos que sería mejor firmar allá. Es para actuar en radio y hacer dos películas, no voy a estar más de un año ausente. ¡Por suerte! me acompaña mi amigo Héctor Quesada, una autoridad en materia de arte y de él espero las indicaciones, que permitan vencer los primeros obstáculos que se me presenten».

Todo su entusiasmo se vio frustrado por una repentina dolencia que puso fin a su vida. Se lo desembarcó en la isla de Trinidad para una mejor atención, pero no pudo ser, fue inútil.

Sobre este episodio con trágico final, me permito una reflexión en voz alta: ¿Qué hubiera sucedido si no hubiera muerto Gardel? ¿Habría existido la propuesta de los empresarios? ¿Fue en realidad una invitación concreta o un lance del cantor que vio su gran oportunidad?

En fin, esto no se me ocurre con el afán de desmerecer al artista, simplemente, porque en su época habían cantores como él y aún mejores, que nunca tuvieron semejante oferta.

En cuanto a su compañero de viaje, amigo y guía, Héctor Quesada, es el pianista y compositor con quien se iniciara en el disco Francisco Lomuto en dúo de pianos en 1922, registrando ocho títulos. La orquesta de don Pancho Lomuto le grabó a Quesada sus tangos “Indio manso”, “De vez en cuando”, “Lomuto” y “No te vendas”. Héctor Quesada nació el 4 de octubre de 1899 y falleció el 28 de abril de 1969. En sus últimos años fue representante de artistas, entre ellos Hugo Del Carril y Carmen Del Moral.

El amigo e investigador Oscar Zucchi, en uno de sus trabajos referido a los estribillistas, definió concisamente al Príncipe Azul, dijo de él: «Junto a su natural postura se sumaba la atracción especial de su timbre vocal abaritonado y el hálito romántico de su seudónimo», un exquisito corolario para este recuerdo.