Por
Julio Nudler

etrista esencialmente poético, sensible y prolífico, José María Contursi gestó gran número de éxitos. Su extensa obra revela al creador de inspiración pareja, cuidadoso y avezado, aunque algo reiterativo en su temática y sólo excepcionalmente original y verdaderamente audaz. Esto le impide figurar entre los autores supremos, aunque algunas de sus letras merezcan entreverarse con las más logradas del género. De hecho, contribuyó como pocos con su lenguaje culto a elevar la calidad media del tango canción. Concibió numerosas piezas célebres junto a varios de los mejores compositores, que veían en él a un letrista de oficio, cuyos versos siempre creaban el clima propicio.

Su primer obra conocida, el vals “Tu nombre”, data de 1933, casi veinte años después de que su padre, Pascual Contursi, pariera el tango canción en algunas noches de la pequeña Montevideo. Pascual había muerto loco en 1932, y las historias prostibularias de sus letras ya no ocupaban a los nuevos vates populares. Estos abandonaban incluso la crónica social, que había sido su gran tarea en la década anterior, y viraban hacia los asuntos sentimentales, por lo común en torno de amores frustrados sobre los que el corazón volvía una y otra vez. Y fue éste el territorio casi excluyente por el que deambuló Katunga Contursi, siempre romántico, ora melancólico, ora arrebatado. No recurría al lunfardo (le gustaban más términos como lluvia, hastío, hálito, fulgor, bruma), y era raro que dedicara algún verso a la descripción del barrio.

Tan consecuente fue con esta actitud poética que desposó a la protagonista de una de sus letras más divulgadas, “Gricel” (música del pianista Mariano Mores). En esos apenas discretos versos de 1942 (él lo consideraba su mejor tango, pero dista de serlo), Contursi se reprocha haber seducido y abandonado a una muchacha, y llora con desconsuelo, tardíamente enamorado de ella, porque entretanto lo olvidó. En la vida real, este melodrama terminó ante el altar. Susana Gricel Viganó contrajo enlace con su verdugo sentimental.

José María Contursi aportó el copioso producto de su inventiva a la gran demanda de tangos canción que existió por cerca de dos decenios, a partir de fines de los '30. El decisivo papel de los cantores en las orquestas exigía un repertorio pensado para ellos y ajustado a los gustos de la época. Vocalistas como Alberto Marino, Juan Carlos Casas, Raúl Iriarte, Libertad Lamarque y Julio Sosa, entre otros, se apoyaron en letras de Contursi para alcanzar éxitos históricos.

Entre sus letras sobresalientes deben mencionarse “Claveles blancos”, “Lluvia sobre el mar” y “Tabaco”, con música de Armando Pontier, “Cristal” y “Tu piel de jazmín” con Mariano Mores, “Por calles muertas” con Sebastián Lombardo, “Despojos” Federico Scorticati, “Mi tango triste”, “Garras” y “Evocándote” Aníbal Troilo, “Un alma buenaAquiles Aguilar, “Milonga de mis amoresPedro Laurenz, “José Dames, y el vals “Bajo un cielo de estrellas” con Héctor Stamponi y Enrique Francini.

La nómina de los músicos con los que compartió la creación incluye también figuras del relieve de Joaquín Mora, Charlo, Carlos Di Sarli, Osvaldo Fresedo, Antonio Rodio, Osmar Maderna, José Pascual, Juan José Paz, José Tinelli, Jorge Argentino Fernández y Juan Carlos Howard, entre otros.

Contursi nació en Lanús, uno de los suburbios con que Buenos Aires se derrama indefinidamente por la llanura, en este caso hacia el sur tras desbordar el Riachuelo. Entre 1933 ejerció el disciplinado oficio de locutor en la ya desaparecida radio Stentor. Fue cronista de cine, y hasta coguionista de Mi noche triste, una película rodada en 1952 para evocar a su padre. Fue largos años funcionario del ministerio de Agricultura, lo que lo ponía a salvo de los altibajos poéticos. Fue además secretario de SADAIC, la entidad gremial de los autores y los compositores de música.