Juan de Dios Filiberto

Nombre real: Filiberti, Oscar Juan de Dios
Seudónimo/s: Oscar de Ramenti
Guitarrista, armonista, pianista, compositor y director
(8 marzo 1885 - 11 noviembre 1964)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Orlando del Greco

ue el más grande compositor de la canción popular argentina. Su música, combatida por colegas, críticos y demás, es una verdadera poesía de nuestro arte menor, alcanzando fama universal diversas obras suyas; las de otros autores más ambiciosos no la lograron ni medianamente. Su nombre está ligado a lo más sublime de la música nacional.

Encontrándose en Mendoza en 1915, hizo su primera obra, el tango “Guaymallén” precursor de “Se recomienda solo”, “De mi tierra”, “La vengadora”, “De mil amores”, “El último mate”, “Cura segura”, “Que me la traigan”, “El musicante”, “Suelo argentino” y “Saturnia”, tangos que no trascendieron mayormente.

En 1919 publica su mejor página “Quejas de bandoneón” dedicado a Augusto Berto. Al año siguiente comienza su serie de tango-canciones con “El pañuelito”, suceso al que siguieron “El besito”, “El ramito”, “La cartita”, “La vuelta de Rocha”, “Caminito”, “La tacuarita” (zamba) con versos de Gabino Coria Peñaloza; “Langosta” y “Yo te bendigo”, con letras de Juan Andrés Bruno; “Mentías”, con la de Milón E. Mujica; “Amigazo” con la de Francisco Brancatti y Velich; “Ladrillo” con la de Juan Andrés Caruso; “Compañero” con la de Enrique Maroni; “Cuando llora la milonga” con la de María Luisa Carnelli (Luis Mario); “Clavel del aire” con la de Fernán Silva Valdés; “Malevaje” con la de Enrique Santos Discépolo, todos ellos grabados por Carlos Gardel que también grabóle el shimmy “Amor [d]” que cuenta con letra de Juan Andrés Bruno y firmara con el seudónimo de Ramenti, pues consideró una traición a la música nacional que un hombre de tango como él compusiera algo en ritmo foráneo. Quiso ocultarse en dicho seudónimo.

Compuso asimismo “Comadre” tango con letra de Celedonio Flores que Gardel llevó a París; “María [c]” y “Amor que muere”, valses con versos de Velich y Kolben que grabó Ignacio Corsini, quien grabó también su hermoso triste campero “Recuerdo criollo” en 1923, con letra de Ambrosio Río y acompañado por la orquesta de Roberto Firpo; “Quince abriles” otro hermoso vals; “Ay zamba”, zamba con Julia Puigdéngolas; “Chúcaro”, gato con J. Servetti Reeves, los dos los grabó Ruiz-Acuña; “El jilguero”, canción; “La charlatana”, ranchera y “Botines viejos”, tango con letras de Alberto Vaccarezza pertenecientes a su sainete Villa Crespo; “Linyera” que obtuvo primer premio en concurso de tangos de 1931, lleva versos de Carnelli y lo grabó magníficamente Charlo, y entre algunas cosas más, su último éxito “La canción”, tango con letra de Lito Bayardo.

Además del sainete de Vaccarezza, Villa Crespo, musicó Se acabó lo que se daba del autor y poeta cordobés Tomás Allende Iragorri.

Cuando el tango nacía, su padre fue muy mentado bailarín del ritmo porteño; él también lo fue cuando en los tablados de barrio se desempeñaba como actor vocacional, interpretando, entre otros, los dramas Ley de herencia y Juan José.

Su primer maestro fue el profesor Héctor Polzinetti. Más tarde tuvo a Celestino Piaggio y por último a César Stiatessi, todos en la Boca, barrio que con orgullo lo contó siempre como hijo predilecto.

Con Benito Quinquela Martín, su hermano de alma y de bohemia, llevó el tango a las arenas de Mar del Plata con su armonio en el verano de 1927 y al año siguiente a la universidad, matizando las conferencias de Enrique González Tuñón.

Actuó en teatros, radios, una película, ¡Tango! de Argentina Sono Film de 1933, realizó giras al interior y grabó en discos Odeon con su gran orquesta.

Dirigió por muchos años la del Consejo Nacional de Educación que a su muerte llevó su nombre. En sus comienzos actuó en algún cafetín.

El escritor Enrique González Tuñón le llamó San Juan de Dios; la Boca tiene un teatro y una callejuela que le rinden homenaje imperecedero; el notable pintor boquense Quinquela Martín, rehusó la dedicatoria de un tango por un famoso director típico, por no ser suyo.

Amigo de Carlitos Gardel de muchos años, no recordaba cuándo ni en qué lugar lo había conocido; a su caída en la hoguera de Medellín, lo lloró diciendo: «Era un corazón cantando».

El gran Filiberto nació en Buenos Aires (Boca) el 8 de marzo de 1885 y allí falleció el 11 de noviembre de 1964.