a vida de los cantores criollos ha sido, en todo momento, un motivo para los escribas de las cosas que atañen a nuestra vida nacional. Generalmente se les ha cubierto de un triste velo, presentándolos unas veces como tipos ridículos y otras como sublime armonizadores del sentimiento.

Pero este payador, que perteneció a la mejor época, supo conquistar auditorios con cultura y típica entonación desprendiéndose de ese velo inadecuado, pues gozó del respeto general.

Iniciado como los de su tiempo en ruedas de amigos, conquistó en los cafés suburbanos y comités políticos la aureola con que se lo rodeó por largo tiempo pues contrapunteó con los mejores. Por eso la revista P.B.T. del 4 de noviembre de 1916 dedicóle estos elogiosos conceptos: «Un bravísimo mozo, que paya muy criollamente, con entonación añeja y verdadero sabor nativo, se cuenta en la persona de Nicodemo Galíndez».

Logró su fama en el centro criollo La Tradición de Santos Vega, a fines del siglo XIX junto a otros cultores nativos y payó con Río, Curlando, D'Amato, Vieytes, etc.

Como otros payadores escribió canciones, de las cuales grabó el dúo Gardel-Razzano, a quienes los unía gran amistad cultivada por años, la canción “El canto de la selva” con música de Ángel Greco y “Te acordás”, zamba musicada precisamente por el dúo.

Galíndez nació en Córdoba (capital) el 5 de septiembre de 1876 y falleció en Buenos Aires el 20 de abril de 1943.