Por
Abel Palermo

or sus características podría haber sido cantor de Juan D'Arienzo, pero no lo fue, ni siquiera anduvo cerca. ¿Pero por qué digo esto? Porque era un barítono de voz cortita, con un fraseo simpático y bien porteño que me recuerda, por momentos, el estilo de Alberto Echagüe.

Era afinado y correcto y tuvo su cuarto de hora con Julio De Caro, pero no le alcanzó para trascender. Es cierto, que era muy difícil destacarse en aquellos años donde surgieron tantos grandes vocalistas, quizás los mejores de todos los tiempos.

No obstante, entendemos que todos estos muchachos con berretín de cantores dejaron lo suyo en la historia del género y, en el caso de Taibo, podemos dar como ejemplo dos magníficas interpretaciones, los tangos: “Para Corrientes”, una página muy poco difundida de la obra de De Caro y el clásico “Esta noche”, las dos con la orquesta del maestro.

Durante su carrera, recorrió muchas orquestas. Debutó con la del bandoneonista Luis Moresco. Integró la agrupación de Miguel Padula. En 1940, es la voz de las formaciones, de Daniel Álvarez y, un poquito después, de la de Roberto Dimas que tocaba en el mítico Café Ebro. Asimismo, estuvo durante más de un año, en el cabaret Ocean Dancing del bajo —Av. Leandro N. Alem y Sarmiento—, con la orquesta de Félix Guillán.

En 1945, fue requerido por el violinista Antonio Arcieri y, dos años más tarde, lo encontramos en el Tango Bar de la calle Corrientes con el cuarteto de Enrique Mora con quien, además, actuó en Mar del Plata y en numerosos locales del gran Buenos Aires y del interior. Fue Mora quien le puso Roberto Taibo, su nombre artístico.

A principios de 1949, comienza a recorrer su etapa más importante cuando fue convocado por Juan Cambareri para compartir los temas cantables con el otro cantor de su formación, Alberto Casares. En octubre de ese mismo año debutó en el disco, grabando dos temas para el sello uruguayo Sondor —a dúo con Casares—, el vals “Dime que no me olvidas”, de Cambareri y letra de Santiago Adamini, y el tango “Destellos”. Pero lo mejor estaba por venir.

En los primeros días de 1951, Orlando Verri dejó de ser cantor de la orquesta de Julio De Caro y, para reemplazarlo, el maestro contrató a Taibo. El otro cantor era Roberto Medina, recordado autor del tango “Pucherito de gallina”.

En el mes de julio grabó, a dúo con Medina, el vals “Esmeralda”, de De Caro con versos de Horacio Sanguinetti. En febrero de 1952, registró “Para Corrientes” y, en agosto del año siguiente, participó en la grabación del que sería el último disco de Julio De Caro que tenía, en el lado A, “Derecho viejo” y en el acople, “Esta noche”, tango en el que vuelve a lucirse. El cantor había llegado a su mejor momento.

En 1953, actuó por un breve periodo con la agrupación de Lorenzo Barbero en sus presentaciones en Radio Belgrano. Después hizo una gira por la costa atlántica con la orquesta de Juan Polito.

Durante 1956, realizó otra gira por Brasil con la orquesta de Juan Canaro y de vuelta en Buenos Aires, actuó en el cabaret Tabaris con los hermanos Talián. En 1957, volvió a ser cantor de Enrique Mora con quien grabó “El llorón” (1958) y el vals “Mascotita de marfil” (1959).

Entre los años 1960 y 1964, integró la orquesta de Juan Sánchez Gorio con la que realizó giras por el interior, actuaciones en Radio El Mundo y dejó también dos registros fonográficos: el foxtrot “La canción del linyera”, de Antonio Lozzi con versos de Ivo Pelay y el tango “Qué vachaché”.

Al desvincularse de esta última formación, emprendió una gira por casi toda la Argentina y, a principios de los años setenta, abandona para siempre la actividad artística.

Con esta breve semblanza en recuerdo a la figura de Roberto Taibo, va nuestro sincero homenaje para todos aquellos buenos cantores que no tuvieron la suerte de convertirse en estrellas, pero que dieron un valioso aporte a nuestro querido tango.