Por
Ricardo García Blaya

ació en Colonia Belgrano, provincia de Santa Fe. Sin duda un showman carismático, controvertido, histriónico, locuaz, mediático; alabado y criticado, es, por sobre todas las cosas, un personaje popular y emblemático en los medios de comunicación de la Argentina.

Su origen fue el escenario —al que nunca abandonó—, pero su verdadera consagración la obtuvo en la radio primero, y luego, en la televisión como conductor y animador de programas. Su tarea de autor de tangos —producto de una vocación que le nació desde muy joven—, fue siempre en paralelo, oculta detrás de su profesión.

Fue el creador y director de Matinata, un programa radial de gran repercusión entre los oyentes, de cuatro horas de duración, y en el que diariamente, se incluían hasta cuarenta tangos diferentes, en una visión totalizadora de épocas, modalidades y figuras, con notas destinadas a esclarecer sobre el universo de nuestra música ciudadana, realizadas por destacados especialistas del género. Este ciclo se convirtió después, en Soldán esquina tango.

Su carrera fue vertiginosa. Siendo aún estudiante del colegio nacional, comenzó a presentar espectáculos. Con el tiempo se hizo actor y abandonó sus estudios en la Facultad de Derecho. En esa condición se presentó en teatros vocacionales e integró elencos radiofónicos. Actuó junto a Julia Sandoval, Eduardo Rudy, Horacio Torrado, Patricia Castel, entre otros.

A partir de la mitad de la década del 50, fue maestro de ceremonias de la tradicional Confitería Richmond, de la calle Suipacha; del cabaret Empire, del Café Adlon y de la confitería de la tienda Gath y Chaves.

Luego, se asoció con Carlinhos, en las exitosas giras de La Bandita de éste, juntamente con los hermanos Juan José y Dino Ramos —el popular autor de tantos éxitos de Palito Ortega—, con quien armó, en 1960, el Dúo de Dos.

En 1959, debutó en Canal 7 de televisión con dos programas: Varieté, del que tengo un recuerdo lejano y Tangos de Sobremesa que fue muy visto, con la actuación de Los Violines de Oro, un conjunto dirigido por Enrique Francini y Héctor Stamponi e integrado por Kicho Díaz en el contrabajo y los violines de José Nieso, Adolfo Gendelman, Vicente Tagliacozzo, Simón Bajour, Luis Gutiérrez del Barrio, Hugo Baralis y Juan Ghirlanda.

El 9 de junio de 1960, se inauguró el Canal 9, que lo contrató en forma exclusiva durante muchos años. Fue el conductor de El Special, revista internacional por la que desfilaron figuras estelares del mundo de la canción. También, condujo Grandes Valores del Tango durante veinticinco años —quizás su éxito televisivo más trascendente—, y luego, Feliz Domingo, ciclo protagonizado por estudiantes secundarios de todo el país, con juegos y entretenimientos, con una duración de entre 8 y 10 horas, que nada tenía que ver con la música popular.

Desde el 1 de abril de 1973, dirigió y animó el ya mencionado Matinata, por Radio El Mundo. Es importante destacar el importante nivel de colaboradores que lo acompañaron en ese ciclo, entre ellos podemos citar como ejemplo a Julián Centeya y al doctor Florencio Escardó.

El programa continuó en Radio Splendid, a comienzos de septiembre de 1976, con su nuevo nombre: Soldán Esquina Tango, en el que estaban el poeta Alberto Mosquera Montagna, Héctor Gagliardi, César Tiempo, Carlos D'Agostino, Néstor Carbia, Fernando Tornello, Ernesto Testa, Roberto Cassinelli, Raúl Fernández, Fernando Navas, con la producción de Pablo Vagner.

Participó en muchas películas, casi todas ellas de tono liviano, junto a Sandro, Elio Roca, Hugo Del Carril, Juan Verdaguer, Ernesto Bianco y Juan Carlos Calabró.

En el teatro fue protagonista de la comedia de origen francés, Vengo por el aviso, con las vedettes Norma y Mimí Pons.

Recibió prácticamente todos los premios que se otorgan en la Argentina, entre muchos otros, el Premio Konex, dos veces la Cruz de Plata Esquiú, dos veces el Arcángel San Gabriel, ocho veces el Matín Fierro y es considerado una de las cien figuras del espectáculo nacional de todos los tiempos. Y como si esto fuera poco, tiene una esquina que lleva su nombre: la de Corrientes y Carlos Pellegrini.

No es el caso debatir la calidad literaria de sus versos, pero sí destacar sus páginas más conocidas, algunas en colaboración con compositores enormes de nuestra música popular.

Su tango más difundido y con mayor número de registros es “Sabor de adiós”, con música de Mariano Mores y registrado por su orquesta con la voz de Claudio Bergé en 1968; también las recordadas grabaciones de Alfredo De Angelis con Carlos Aguirre, en 1970 y la de Héctor Varela con Jorge Falcón, en 1973, sin olvidar las bellas versiones de María Graña y Rosanna Falasca.

Otro tema que me gusta mucho, “Por un papel”, con música de José Basso, grabado por Rodolfo Lesica en 1960 y entre otras, por las cancionistas Silvia Del Río y María Garay. Además, lo registró Carlos Moreno en una interesante versión que está en Todo Tango.

Su vals “Hoy la he visto pasar a María”, con música de Hugo Marcel, tuvo un singular éxito en las voces de Miguel Montero primero y después, en las de Nito Mores y Ricardo Chiqui Pereyra.

Además, podemos citar los tangos, “Así bailaban mis abuelos” y “El final de un cuento”, ambos con Héctor Varela; “Los momentos que perdí”; las canciones “Cuando existe tanto amor”, con Sandro y “Dos valientes”, con Horacio Guarany; y el vals “Y el viejo no está”.

Hace poco, conocí al Soldán de carne y hueso en el cumpleaños de una amiga en común y, en esa ocasión, pude apreciar su don de gentes, su inteligencia y su humildad, propias de un tanguero de ley.