ació en la ciudad de Buenos Aires, pero se crió en sus suburbios, en Villa Ballester, partido de General San Martín, donde se trasladó su familia. Comenzó a estudiar el bandoneón con un profesor, vecino de su barrio, con apenas ocho años de edad.

A los catorce, un amigo de sus padres lo presentó a Ricardo Ivaldi que tenía un sexteto que imitaba a Julio De Caro y que actuaba en LS6 Radio del Pueblo. Después de escucharlo, el director lo contrató y se integró junto a otro joven talentoso, el pianista Osvaldo Tarantino, que era un poco mayor que él y cuyo papá tocaba el contrabajo en esa formación.

Transcurrió un tiempo y con Tarantino pasaron a la orquesta de Tito Martín, «El D'Arienzo Chico del Tango», según rezaba su eslogan. Allí tiene su primera experiencia en el disco para el sello Pampa. En alguna página de la red se dice que Tito Martín nunca realizó grabaciones pero eso no es cierto, Ricardo García Blaya tiene varios registros fonográficos de esta orquesta y yo mismo recuerdo haber tenido una placa con el tango “Yuyo brujo”, con la voz de Osvaldo Barbé.

Además, tocó en las orquestas de Víctor de Capua, Ricardo Pedevilla y Aldo Ballarini, gran pianista y arreglador, entre otras.

Cuando Oscar Castagniaro se va de la orquesta de Osvaldo Pugliese, lo llevó como segundo bandoneón y coincidió con la incorporación en ese conjunto del cantor Roberto Chanel, con quien continuó cuando ambos pasaron a formar parte de la orquesta de Ángel Domínguez.

Más tarde, fue convocado por Héctor Varela, ya desvinculado de Juan D'Arienzo, grabando numerosos tangos cuando eran sus vocalistas, Argentino Ledesma y Rodolfo Lesica. Luego Ledesma se retiró de la orquesta y su lugar lo ocupó Raúl Lavié.

A mediados de los años sesenta, se retiró definitivamente de la música por razones de salud y se dedicó a actividades comerciales.

Resulta curioso que un artista de sus cualidades no haya compuesto ninguna obra. En cambio, su hermano Miguel —permítaseme la digresión—, pese a su formación académica hizo varios tangos, entre ellos “Tuyo soy” y “Como la flor”. Actualmente, reside en Granada, España y da conciertos de música clásica.

Evidentemente, la composición no fue la vocación de Eduardo, sí la ejecución virtuosa del bandoneón, destacándose como solista del instrumento por la calidad de su fraseo y su impecable técnica.