Elías Wainer

Nombre real: Wainer, Elías Santiago
Letrista
(28 septiembre 1907 - n/d)
Lugar de nacimiento:
Zárate (Buenos Aires) Argentina
Por
Julio Nudler

us padres, provenientes de Rusia, se asentaron en Zárate, que fue configurándose como un centro industrial. El padre, carente de un oficio definido, vivía de comprar y revender toda clase de objetos.

Los Wainer tuvieron tres hijos: Elías, José y Enrique. Lo que daba a la familia una posición destacada era que José trabajaba en el frigorífico Smithfield, donde ostentaba un cargo administrativo. Luego también Enrique ingresó al establecimiento. Elías, en cambio, estaba empleado en la usina eléctrica y, además, vendía globos de luz entre los comercios.

La colectividad judía de Zárate estaba dividida en dos: por un lado los progresistas y por el otro los religiosos. Aquéllos, nucleados en la sociedad Scholem Aleijem, se reunían en casa de los Wainer, sin mezclarse con los miembros ortodoxos de la Zeru Babel. Elías, que nunca frecuentó los círculos de la colectividad, era timbero y buen bailarín y se casó con una muchacha muy atractiva, no judía, con la que se alojó en la casa familiar.

Elías frecuentaba un bar de mala fama, propiedad de los Mancuso, donde se reunían fulleros y rufianes, ya que Zárate era un centro de distribución de rameras entre los prostíbulos de toda la región. Decían de él que era aspirante a cafishio, lo que parecía inferirse de su estampa altanera y de su afición al trago.

Su relación con su esposa fue desgastándose, según el rumor porque la maltrataba, hasta que ella lo abandonó, llevándose al único hijo del matrimonio. A partir de entonces el alcohol fue dominándolo por completo y comenzó a vivir a los tumbos.

Alguien contó que Elías vendía tangos para sobrevivir, y que sus borracheras solían terminar en algún calabozo. Todo su drama lo volcó en “Frente a una copa”, un tango de 1949 con música de Francisco Amor, quien fue cantor de Francisco Canaro. Osvaldo Pugliese grabó la pieza en mayo de ese año con Alberto Morán, el vocalista que mejor podía expresar el tormento de ese personaje cercado, sin voluntad.

Wainer registró en total 22 obras. Entre ellas “Sin historia”, de 1955, con música del cantor Jorge Vidal, de cuyo repertorio formaba parte. Esta letra alude a un hombre descreído y acongojado, que «buscando su salvación, / junto a una copa de alcohol / duerme con sus desengaños / mientras se estiban los años / como bolsas de rencor». Fue esta reiterada descripción de su propia angustia la que anotó su nombre en una cuartilla casi oculta de la historia del tango.