Por
Néstor Pinsón

ue uno de los amigos circunstanciales que mi papá fue cosechando, durante los diez años que cantó por radio como solista, formando parte de un cuarteto vocal y, también, de un trío haciendo dúo con Eduardo Morel y el pianista Raúl Portolés Peralta.

El primer recuerdo que tengo de Gutiérrez, es una fotografía ubicada en la vidriera de un viejo local que vendía sombreros, ubicado a mitad de cuadra de la avenida Pueyrredón entre Córdoba y Mansilla, vereda oeste. Allí estaba de pie entre varias personas, fumando, flaco y pelado. Mis viejos me decían que en cualquier momento se aparecería por el departamento. Y ese día llegó, pero no estaba nada flaco, al contrario y tenía todo el cabello. Más adelante supe que era un aplique —así me dijeron— y estaba bastante bien.

La visita se repitió cada tanto, se quedaba a cenar con nosotros. Y una noche vino con su hija —unos años mayor que yo— y, de sobremesa, cantó algunos tangos. Esto habrá sido a fines de la década del cuarenta, cuando su cuarto de hora estaba concluyendo.

Una nota escrita por Jorge Palacio (Faruk), señala que primero «tuvo una larga trayectoria como violinista en varias orquestas, como la de Juan Bautista Guido, Pedro Maffia, Julio De Caro, Ricardo Brignolo, Francisco Lomuto y Miguel Caló». Seguramente algunos fueron reemplazos, como el caso de De Caro. Tengo dudas con respecto a Lomuto, donde sí fue integrante su hermano Armando por un tiempo, hasta que ganó por concurso un atril en la orquesta estable del Teatro Colón.

Cuando Gutiérrez era músico de Caló, el autor y compositor Venancio Clauso —quien lo había escuchado cantar en rueda de amigos—, lo instó a presentarse en un multitudinario concurso de cantores, que organizaba el polvo limpiador Puloil. Fueron cerca de 3000 los participantes. El evento se realizó en Radio Splendid y eran acompañados musicalmente por el llamado Trío Puloil, conformado por Miguel Caló, Raúl Kaplún y Luis Brighenti (bandoneón, violín y piano) y Hugo ganó el concurso, era el año 1932. Segundo fue Andrés Falgás, tercero Elías Fort y cuarto Enrique Casadei. El premio fue un contrato de seis meses en la emisora a 200 pesos por mes de sueldo.

Más adelante, transitó otras emisoras, como Stentor, Porteña, Nacional, Mitre y Belgrano. Además, realizó una gira por algunas ciudades de Brasil.

Cuando dejamos el departamento céntrico para mudarnos a una casa nueva en Ramos Mejía, nos siguió visitando y cayendo sin aviso para la hora del almuerzo, más de una vez con algún amigo. Me llamaban la atención su voz abaritonada, que no tenía nada que ver con el registro de tenor de sus dos grabaciones (esto lo comprobé con el tiempo, claro que habían transcurrido 20 años) y también, un tic nervioso, que marcaba permanentemente la seña del siete de espadas en el juego de truco, a la vez que de la garganta sacaba como un quejido. Cuando le pregunté a papá me contestó que pudo haber sido por un hecho desgraciado que sufrió en su vida.

Quizás, papá conjeturaba o sospechaba algo. Y agregó que su tango “Fruta amarga” pudo haber sido creado a consecuencia de ello. Allí me explicó que había realizado muchos tangos, porque era músico y todo eso. Gracias a Gutiérrez y su actividad como cantor, fue que escuché, por primera vez, mi nombre por la radio, todo un acontecimiento.

Él había regresado recién de Norteamérica, era enero de 1952, allí había actuado en un local llamado Un Rincón de Hollywood, en la misma época que nuestro boxeador, El Mono Gatica, peleaba con el campeón mundial Ike Williams (1951) y, por una bravuconada, terminó nockout en la lona. Nos mostró una fotografía en la que aparecía junto al boxeador y nos relató aspectos de su gira. Además, nos adelantó que por las tardes comenzaría una temporada en Radio Splendid y me dedicaría una canción. Cuando el momento llegó, el locutor anunció el título, sus autores y agregó: «con arreglos de Néstor Charles Pinsón».

En una revista de la década del 30 se incluyó una publicidad con su fotografía: «Hugo Gutiérrez se presenta como sensación. El celebrado cantor argentino que sacrificara su fama en Buenos Aires para difundir el tango en el exterior, se presentará por Radio Mitre como director de orquesta, violinista y cantor. Un hecho sin precedentes». Hay dos fotos suyas y tres del conjunto. De una actuación en la provincia de Córdoba, otra en Uruguay y la tercera en Brasil con su colega y compatriota Alberto Tagle.

Y en otra revista, un anuncio de casi media página: «Salón Teatro Auditorium LR3 Radio Belgrano. Jueves 2 de febrero de 1939, a las 21.30 horas. La audición extraordinaria Píldoras de vida del Doctor Ross en la que presentan a Hugo Gutiérrez en: Biografía de mi vida artística, acompañado por la orquesta de Freddy Scorticatti».

Llegó al disco sólo en dos oportunidades, la primera fue como estribillista de la Orquesta Típica Victor con el tango “Confidencia”, de Federico Scorticati y Juan Bautista Abad Reyes. La segunda, acompañado por guitarras, con su canción “Duerme”, ambas en 1934.

Otros títulos de su autoría: "Reina gitana" (pasodoble) con letra de Hugo Zamora, “Qué es lo que soy” (tango) con Agustín Horacio Delamónica, “Monotonía” (tango) con Carlos Bahr, “Me ha besado en la boca” (vals) con Evaristo Fratantoni, “Todo” (tango) con Homero Expósito; “Tapera”, “Torrente”, “Después”, “Fruta amarga” y “Llorarás, llorarás” (tangos) con Homero Manzi; “A Mercedes” (vals) con Venancio Clauso; “Amigos que yo quiero”, “Quince años”, entre muchos más con letra propia.

Hubo un par de colegas de Hugo con quienes charlé en sendas ocasiones, donde salió el tema de los compositores que firmaron temas que no le pertenecían. Y ambos se explayaron sobre Hugo Gutiérrez diciendo que las obras más reconocidas no le pertenecían. Eran del Chon Eduardo Pereyra, que las creaba y por un dinero las entregaba. Todo puede ser, pero hoy es indemostrable. Lo cierto es que están registradas a su nombre, sus herederos son los que cobran los derechos y asunto concluido.