Néstor Feria

Nombre real: Acosta Feria, Néstor
Seudónimo/s: El Gaucho Cantor
Cantor, guitarrista y compositor
(5 marzo 1894 - 26 septiembre 1948)
Lugar de nacimiento:
Bolívar (Canelones) Uruguay
Por
Héctor Ángel Benedetti

sí le decía Gardel, «Nadie como vos, Negro, para estas cosas...». Y si él lo afirmaba... Cuentan que cada vez que El Zorzal llegaba a Montevideo, buscaba a los del ambiente y lo primero que preguntaba era si había algo nuevo de Néstor Feria.

En Bolívar, caserío sobre una barranca del río Santa Lucía, en el departamento de Canelones, nació el 5 de marzo de 1894 Néstor Feria Acosta —quien sería mejor conocido años más tarde como Néstor Feria, El Gaucho Cantor. Fueron sus padres don Isabelino Feria y doña María Acosta, uruguayos los dos.

En muchas oportunidades se lo mencionaría como oriundo de Fray Marcos, departamento de Florida, pero al mismo tiempo él se diría proveniente de Canelones. Esto se debe a que Bolívar y Fray Marcos eran a fines del siglo XIX (y continúan siéndolo hoy) dos pequeños pueblos distanciados por apenas cinco kilómetros, separados por el río Santa Lucía, límite natural entre Canelones y Florida. Fray Marcos ha tomado como hijo de su suelo a Néstor Feria, lo cual no es exacto desde el punto de vista administrativo, pero es valedero si se tiene en cuenta que fue en Fray Marcos y en sus calles donde creció durante sus primeros años, y que en su ambiente de típico pueblo de servicios del entorno rural se inspiraría para lo más importante de su obra ulterior.

Tras una pelea conyugal, jamás dicha si no con circunloquios y alusiones indefinidas, la madre se marchó de Fray Marcos llevándose consigo a su hijo aún pequeño. Se instaló en Montevideo, en el barrio La Unión. Allí Feria obtuvo sus amistades iniciales, practicadas en el ámbito del Colegio del Chivo al que asistió para las primeras letras. La puntiaguda barba entrecana del director originaba el apodo, tan singular, de aquella escuela ubicada en Juanicó y Lindoro Forteza. Entretanto, el cercano barrio Maroñas, con su viejo Circo de Ituzaingó, lo seducía al punto de convertirse, según sus dichos, en el primer motivo de sus atracciones. Adquirió entonces un oficio que lo marcaría por el resto de su vida: fue peón de studs y vareador de caballos de carrera.

Viene un punto obscuro en su biografía, que él resumirá con breve e insólita naturalidad: su escapada de Montevideo. Huye por algún motivo que permanecerá ignorado. Busca el Sur; llega así por primera vez a Buenos Aires en 1911. Tiene diecisiete años.

En perfecta simetría con su destino oriental, Feria se empleó en Palermo bajo el mandato de Martín de los Santos, hijo; uno de los entrenadores más renombrados de aquel tiempo. Su madre, mientras tanto, lo buscaba con exasperación; al fin doña María encontró a su muchacho tras seguirle la pista de cuidador en cuidador. Tras el perdón, esta aventura argentina se dio por terminada y pronto Feria retornó a Montevideo.

De nuevo en las calles de La Unión y de Maroñas, Feria retornó al ambiente turfístico y hasta llegó a cuidar caballos por cuenta propia. Pero hay un momento en que su vida sufre un punto de inflexión. Ocurre en 1913, año en que muere su madre y él, con diecinueve, siente que a partir de allí sus aspiraciones deben tomar otro rumbo.

Por entonces, Feria cantaba únicamente en rueda de compañeros, como un aficionado sin mayores pretensiones. Pronto, aquel único e instintivo auditorio de patios de studs le aconsejó que se dedicara con seriedad al canto. Esta sugerencia se potenció gracias a la gran admiración que Feria sentía por José Alonso y Trelles, (El Viejo Pancho), a quien había conocido en Tala —localidad de Canelones, próxima a Bolívar—, en donde estaba afincado el poeta desde 1887. Otra aparición importante en su vida, de rotunda preponderancia, fue la de Carlos Gardel. En 1911 Feria lo había escuchado por primera vez en Buenos Aires, en lo de Pancho Orezoli. En 1915 lo redescubre en Montevideo integrando ya el dúo Gardel-Razzano. Los dos cantores llegarían a consolidar una importante amistad con muchos puntos en común.

Considerado como un valor del barrio La Unión, aunque también lo era de Maroñas, Feria tuvo que medirse con Juan Medina, cantor y ocasionalmente payador. Luego cantó con José Mayuri, o Maggiuri, más conocido por su apodo Pepo; un personaje casi legendario en la historia de la música popular oriental que —según mentaban los oyedores del viejo Montevideo, y en especial de los barrios Goes y Jacinto Vera— superaba a cualquier cantor profesional.

Formó después, en 1916, un dúo con otro guitarrista y cantor: Arturo Vecino. Juntos debutaron en el café Sburlati, de avenida 18 de Julio y Médanos, y animaron cuanto recreo y estaño hallaron disponible, para pasar luego a salas más importantes.

Incentivado por sucesivos éxitos, Feria cruzó la frontera con el Brasil y se presentó durante un buen tiempo en los pueblos de Rio Grande do Sul. En este estado, de cultura emparentada con la de la Pampa Húmeda, Feria escuchó y aprendió formas de milonga que fueron fundamentales para su obra como autor e intérprete, absorbiendo toda la sana influencia que los gaúchos y los cantadores pudieron brindarle.

Volvió a Montevideo en 1920. Fue entonces cuando convenció a Ítalo Goyeche para conformar un dúo nacional, y tras algunas presentaciones menores hicieron un gran lanzamiento para el Carnaval de 1921. Ellos mismos se acompañaban con sus guitarras, reforzándose con la asistencia del violero Ñato Rey. En Buenos Aires, Feria y Goyeche pasaron a ser secundados por dos grandes del instrumento: Enrique Maciel y José María Aguilar. Al instante fueron contratados por Pascual Carcavallo para trabajar en el teatro Nacional, a donde fue a escucharlo varias veces nada menos que Carlos Gardel.

Entre fines de diciembre de 1921 y comienzos de enero de 1922 el dúo grabó sus seis primeras canciones para la empresa Victor. Hasta 1923 ambos dejaron un total de diez grabaciones, llegando a estrenar la conocida zamba “Por el camino (Zamba del boyero)”, por la que incluso obtuvieron el primer premio en el Concurso de Canciones Regionales.

Desde la disolución del dúo hasta los finales de la década del veinte, Feria prosiguió con sus actuaciones en distintos sitios de Buenos Aires y de Montevideo. En la capital charrúa cantó en el café Vaccaro, y allí conoció a Américo Chiriff, con quien formó otro dúo. Tras la experiencia junto a Chiriff, Feria cantó junto a Cayetano Cambiaso, un aficionado de excelentes cualidades, y durante unos meses también integró un dúo con Teófilo Ibáñez.

Debutó en el éter porteño por Radio Stentor, emisora de la que se aleja en mayo de 1936 por decisión propia, al notar que no lo ascendían hasta el sitio que por mérito le correspondía. Pero Feria tiene entonces un inesperado golpe de suerte: la tarde en que renuncia, caminando por la calle Corrientes se encuentra de casualidad con el actor y recitador Fernando Ochoa; el cantor tenía decidido marcharse de Buenos Aires y volver al público del interior del país, que le había dado excelente acogida, pero Ochoa lo conduce ipso facto a los estudios de Radio Belgrano y ese mismo día queda contratado.

Feria, por fin valorado, de inmediato se incorporó a los programas auspiciados por el Jabón Federal, comenzando en junio de 1936 en un programa especial en el que intervinieron el dramaturgo Armando Discépolo, el poeta Claudio Martínez Payva y el cantor Agustín Irusta.

A partir de 1936 comenzará para Feria una sucesión de éxitos que conseguirán ubicarlo en el primer plano de la música folklórica. Por lo pronto, descubre que figurar entre las estrellas de la radio es una invitación para ingresar al cine. En este año es llamado para un papel de gaucho cantor en la película Juan Moreira, primera versión sonora que se realizaba del libro de Eduardo Gutiérrez, bajo la dirección de Nelo Cosimi.

Los recitales en distintas salas del país, ya sea solo o integrando el elenco de algún espectáculo teatral, se duplican y hasta triplican. También de 1936 data el siguiente episodio, casi desconocido a pesar de la importancia de la canción que involucra: Sebastián Piana y Homero Manzi prevén que su “Milonga triste” sea estrenada por Feria, aunque a último momento optan por Alberto Gómez.

Ese año Feria estrenó su composición más famosa: la milonga “En blanco y negro”, con versos de Silva Valdés. Gracias a ella accedió otra vez al disco, ya en calidad de cantor solista: el 17 de marzo de 1937 grabó para el sello Odeón esta milonga y la canción “Quisiera escrebirte”, de Luna y el trío Irusta-Fugazot-Demare.

Como autor Feria dejó algunas páginas memorables, aunque no todas fueron llevadas al disco por él. A la ya citada “En blanco y negro”, deben sumarse “Las carretas”, “Páginas íntimas”, “La bata de percal”, “A todos”, “De mí no esperes” y muchas más.

El 26 de enero de 1938, volvió a los estudios de Odeon para dejar otros dos temas, que acabarían por ser los últimos de su discografía: la canción “Chúmbale los perros”, de Martínez Payva y Fleury, y el mencionado vals “De mí no esperes”, del propio Feria.

Durante 1938 participó en la filmación de la película Los caranchos de la Florida, con la dirección de Alberto de Zavalía, basada en la novela homónima de Benito Lynch.

Al año siguiente, Enrique Santos Discépolo —en una de sus rarísimas incursiones en el folklore— ofreció una preciosa zamba que Feria incorporó de inmediato a su repertorio: “Noche de abril”. Más adelante, Lito Bayardo y Juan Larenza compusieron especialmente para Feria la hoy conocidísima zamba “Mama vieja”, que el cantor estrenó en 1943, y fue por esta época que el cantor incluyó también entre sus éxitos la milonga “Los ejes de mi carreta”, de Atahualpa Yupanqui y Romildo Risso.

Hacia 1945 se manifiestan las señales de una dolencia que lo perjudicará en sus actuaciones y que, al poco tiempo, será la causante de su muerte. El diagnóstico, poco después, fue contundente: neoplasia de pulmón.

Pero continúa yendo y viniendo entre las dos capitales del Plata. En Montevideo cantó en el café Ateneo, acompañado por el Trío Oriental de Guitarras que integraban Roberto Pizzo, Julio Fontela y Froilán Aguilar.

Solo como siempre, ya que nunca se casó, Feria volvió a Buenos Aires, donde ocupaba una pieza en un hotel del barrio Once, en avenida Pueyrredón 55; justo sobre la recova que está frente a la Plaza Miserere. Al mismo tiempo se recrudecía su dolencia. Pasó unos días en un campo que poseía su amigo Elías Antúnez, a la espera de que ese cambio de aires le sentara bien.

De tales avatares lo rescató una vez más su amigo Fernando Ochoa. Éste había sido contratado para cubrir el rol principal en la película Juan Moreira que los Estudios San Miguel querían producir, adjudicándole para ello la dirección al veterano Luis José Moglia Barth. Consciente de la valía de Feria y lamentando el poco trabajo que este cantor tenía por esos días, Ochoa convenció a los inversores y pudo incluirlo en el argumento.

Terminado el rodaje del film, y encontrándose sin compromisos, a comienzos de 1948 Feria emprendió su última visita al Uruguay. Estando en Montevideo, Feria soportó un desmejoramiento por demás severo, agravándose su enfermedad hasta lo insufrible. Gracias a las gestiones de SADAIC. pudo ser internado en la provincia de Córdoba, pero tras otra recaída se dictaminó su urgente traslado a Buenos Aires.

El domingo 26 de septiembre de 1948, a las cuatro de la madrugada, Néstor Feria murió. Fue en el Sanatorio Oeste, del barrio Caballito. Tenía cincuenta y cuatro años. A las once de la mañana del lunes 27 fue inhumado en el panteón de SADAIC., en el Cementerio del Oeste. Hablaron Charlo en nombre de los autores y compositores, y Lito Bayardo en representación de la entidad protectora.

En 1988 se trasladaron sus restos hasta Fray Marcos para su reposo definitivo. Así volvió Néstor Feria a su tierra natal.