Por
Nélida Rouchetto

sí empezó nuestra charla: «Cumplí 80 años el 12 de septiembre de 1999 y no tengo ningún compacto con mis tangos. ¿A vos te parece bien esto?»

Me confesó que con paciencia fue reuniendo año tras año registros plasmados en viejos acetatos de tomas radiales. Y cambiando ideas con su amigo Oscar Fresedo, contando además, con la complicidad y la magia del técnico Mario Sobrino, logró reunir suficiente material para un disco, donde quedarán en la memoria, algunos de sus temas y la interpretación de sus intérpretes.

Prechi nos ayudó a construir parte de su biografía. Estudió un tiempo con el maestro Carlos Viacava quien se marchó y radicó en España. Después, le dio lecciones su primo José Luis Campana. No quiso quedarse sólo con el solfeo sabiendo los 32 compases, le pidió entonces a Marcos Madrigal que le enseñara en profundo armonía y los secretos del bandoneón.

De quien aprendió mucho como profesional —reconoce— fue de Roberto Pansera tocando junto a él y viendo sus arreglos descubrió cómo duplicar los violines en las grabaciones que hicieron con la orquesta de Osvaldo Fresedo.

Tenía apenas 18 años, en 1937, cuando con el pianista Adolfo Imperiale, el violinista René Perazo y él con su bandoneón, formaron un trío, sabiendo sólo seis tangos. Se largaron a Tucumán para trabajar en una confitería. Ni siquiera debutaron porque la atracción local era una orquesta de señoritas. Se fueron hasta los ingenios, allí la gente los recibió bien pero apenas pudieron juntar unas chirolas. Entonces siguieron hasta la provincia del Chaco.

En 1939, ingresó a la orquesta de Pedro Valdez, tocando a la parrilla hicieron los carnavales en San Marcos, provincia de Córdoba. Volvió y tuvo que cumplir con el servicio militar. Cuenta Prechi que: «Mi primera orquesta importante fue la de Cristóbal Herreros, en 1948. Recién en 1950, ingresé a la de Osvaldo Fresedo con quien estuve 30 años cubriendo giras, radios, discos, televisión y las inolvidables noches en la boite Rendez Vous, siempre tocando el bandoneón. Luego estrenando temas míos que también grabó, y me confió arreglos orquestales.

«Ese año 50 me casé con Concepción Simino, la madre de mi hija Lina. Ya había acumulado varios tangos en mi haber. En 1946, por intermedio de mi amigo el dibujante Calé (luego cuñado al casarse con mi hermana), Astor Piazzolla leyó la música de mi tango “De mi bandoneón”, lo estrenó y lo grabó.

«Pasé por una etapa muy triste cuando falleció mi esposa, pero volqué en la música mis angustias, hasta compuse el tango “Serás” que tiene letra muy emotiva de Leopoldo Díaz Vélez. La vida continuó y encontré consuelo en Estela Miranda, con quien me casé y me dio un hijo, Roberto Carlos, que también es músico. »

Luego alternó su carrera artística con las orquestas de Juan Sánchez Gorio y Pedro Maffia, sin abandonar a Fresedo. «En 1958 por sugerencia del cantor Ricardo Landó formamos una orquesta bajo mi dirección y arreglos manteniendo la línea romántica fresediana.

«Podía escribir como se me daba la gana, sin ataduras. Incluí como toque exótico para entonces, el corno en clave de Fa. Con un repertorio instrumental de valores como “Flores negras” y “Mañanitas de Montmartre” y los cantados por Landó. Actuamos por las radios Belgrano y El Mundo, pero al grabar nos boicotearon porque no éramos vendibles.»

Fresedo le grabó varios temas suyos. Sin embargo trascendió cuando Julio Molina Cabral logró un exitazo con el tango “Única”, que cantó en tiempo de guarania. Fue recién en ese momento, cuando Fresedo lo grabó con el pibe Hugo Marcel. Con “Capricho de amor” tuvo mucha repercusión en el exterior. Dizzy Gillespie lo eligió para grabarlo con Fresedo. Las cantantes norteamericanas las Peters Sisters, lo ensayaron y estrenaron en Radio El Mundo durante sus actuaciones en Buenos Aires.

«Como compositor escribí varias ideas, no sólo en los climas del tango, la milonga y el candombe, porque en mi búsqueda musical entré en las corrientes de la música contemporánea universal. Algunos tangos logré grabarlos con mi cuarteto, sin buena difusión, otros tienen buenos intérpretes como Daniel Binelli y Hugo Romero, pero siguen inéditos, por ejemplo, mis cuartetos de cámara, dúos de piano y violín, tríos de guitarra, bandoneón y contrabajo. Elaboré estos últimos sin ataduras, soltando, según mis estados emocionales, contenidos y formas, algunos no convencionales según en el género que se los quiera incluir. Espero que se puedan estrenar y por qué no, también grabar, son varios los músicos jóvenes que se han interesado en prepararlos.

«Yo compositor me comunico, nota a nota, con gente sensible que a partir de mi música conquisté y fueron mis intérpretes. También fueron mis amigos, gracias a ellos pude y puedo unir mis sentimientos con los tangueros de aquí y del mundo.»

De su extensa obra se destacan, además de los títulos ya nombrados: “Tengo”, grabado por Miguel Caló, Osvaldo Fresedo, entre otros; “Yo soy el tango señores”, con letra de Raúl Gramajo, que registraron Ángel D'Agostino y Raúl Kaplún; “Adiós Bachín”, con Jorfer; “Como me duele la noche”; “Para Ástor”, instrumental; “Una y mil veces”, letra de Alberto Leiva; “Y total para qué”,en colaboración con Héctor Pacheco y Yaguarón (Diego Perkins); “A los amigos bandoneonistas”, instrumental en colaboración con Ernesto Baffa y el vals “A tu lado mi amor”, con Alberto Lago.