Miguel Tornquist

Nombre real: Tornquist, Miguel J.
Pianista y compositor
(1873 - 25 agosto 1908)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Raúl Lafuente

s casi seguro que la mayoría de los lectores no tengan idea de quién fue y muy pocos habrán oído su nombre. Pero Miguel J. Tornquist pertenecía a una familia de la que entonces se denominaba la aristocracia, y sus parientes y descendientes actuales dedicados a las finanzas, posiblemente no conozcan nada acerca de él.

Era un bohemio impenitente y sentía pasión por tocar en el piano, toda clase de melodías clásicas como así también las populares. Compuso numerosos tangos, que menciono parcialmente más adelante, y se encuentran en mi archivo, por suerte bastante completo. Debemos tener en cuenta que la actividad musical de Tornquist ocurría a fines del siglo pasado y principios del actual donde había tantos prejuicios acerca de lo popular, máxime si se pertenecía a un apellido de abolengo. Estimo que él era visto, seguramente, como una especie de “tiro al aire”.

En mis largos años de investigador, pude comprobar que únicamente los más versados coleccionistas, que no son tantos, conocen la obra del músico que aquí evoco y justo es mencionar a alguno de ellos: Bruno Cespi, coleccionista del pasado; el historiador e investigador Hugo Lamas; Salvador Lo Nigro; el que suscribe, y algún otro que desconozco. Eso demuestra que son muy pocos los que conocen algo de la obra de Tornquist.

Las emisoras que difunden tangos utilizan casi siempre los temas más conocidos, porque sus conductores no se esfuerzan en ahondar un poco en el tiempo, salvo pocas y honrosas excepciones.

A partir de este trabajo, imagino que algunos que se interesan por los precursores de nuestra música, lo tendrán en cuenta.

Entrando en el tema Tornquist, aclaro que he tomado algunos datos del historiador Vicente Gesualdo y otros, en mi búsqueda de personajes de pasado.

Miguel Tornquist nació en esta Buenos Aires en 1873 y aquí falleció el 25 de agosto de 1908.

Al igual que su colega de ese tiempo, Alfredo López Buchardo, ambos poseían las mismas características, especializándose como ejecutantes del piano.

Contó el famoso hombre de teatro Enrique García Velloso en sus memorias, que en cualquier hora del día o de la noche, Tornquist se sentaba ante el piano como un enajenado, reflejando la alegre incoherencia de su carácter, hacía una mezcla estrepitosa de soleares, peteneras, canciones napolitanas y francesas de moda, milongas, tangos, estilos, etcétera. García Velloso afirma esto textualmente.

Completo esta evocación acerca de tan polifacético músico, citando algunas de sus obras: “El maco”, “El estopín”, “El batarás” (dedicado a Belisario Roldán en 1904), “El casimiro”, “El chinchorro”, “El histérico” (dedicado a José Ingenieros), “El trombón”, “El movedizo”, “El ñato”, “El travieso”, “Don Robustiano”. Todos tangos de los que poseo partituras que fueron producto de su inspiración.

Así considero haber acercado en parte al conocimiento de algunos lectores, a un auténtico músico del ayer —como otros tantos ignotos— del que se podían esperar muchas más creaciones quizá con más nivel, ya que fue un espíritu inquieto, pero solo vivió 35 años.

Cuadernos de difusión del Tango, Nº 28.