jecutante del mandolín y definitivamente del violín cuando conoció a Tito Roccatagliata. Se lo consideró como uno de los últimos y más fieles continuadores de la línea iniciada por Ernesto Ponzio y continuada por El Rengo Ernesto Zambonini.

Inició su carrera en 1905 como mandolinista, compartiendo con Ponzio (violín) y Luciano Ríos (guitarra), un terceto en el café de Carranza y Soler, próximo al cuartel de caballería. A partir de 1912, se consagró definitivamente al violín con el que ganaría fama por sus celebrados pizzicatti.

Debutó en el café Falucho, con el bandoenón de Donato Sabatiello y la guitarra de Juan Albornoz, pasando luego a colaborar con los hermanos José y Luis Servidio. Más tarde, integró diversos conjuntos: en 1919 con Roque Biafore (bandoneón) y Domingo Fortunato (piano); en 1920, con el moreno Plácido Simoni Alfaro, en el café A.B.C., y en 1922, con Pugliese, Fumagalli y Garabelli, en la confitería La Argentina de Cabildo y Republiquetas.

Formó en 1924 su propia orquesta, presentándola en el restaurante El Tráfico, en el saló Imperio, en el café Germinal y en el cabaret Casino Pigall, y ejecutando su violín corneta. Alcanzó una lucida intervención en el concurso organizado por el diario Crítica, en el Luna Park en 1932. Sus últimas actuaciones tuvieron lugar integrando un cuarteto de viejos maestros con Anselmo Aieta, Francisco Pracánico y Pascual Mazzeo.

Le pertenecen: “Mascotita de marfil” que le grabó Carlos Gardel, “Bromuro”, llevado al disco por Virginia Vera, “Burrero” y el vals “Sueño de amor”, entre otros.