Daniel Melingo

Nombre real: Melingo, Daniel Alejandro
Cantor, compositor, autor y multiinstrumentista
(22 octubre 1957 - )
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Luis Alposta

ació en Buenos Aires y niñez transcurre en los barrios de Balvanera y Parque Patricios.

Inicia tempranamente sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música «Carlos López Buchardo», donde estudió guitarra clásica y clarinete con el profesor Filotete Martorella.

Realiza estudios en el Conservatorio Municipal «Manuel de Falla» y en la Universidad Católica Argentina en la Cátedra de Musicología, Etnomusicología y Composición, cursando armonía, composición e interpretación con Pompeyo Camps; electroacústica y análisis orquestal con el profesor José Maranzano y música contemporánea con Rodolfo Arizaga.

A fines de 1979 viaja a Brasil, donde da inicio a su carrera profesional pasando a integrar temporalmente la banda de Milton Nascimento, figura fundamental en la historia de la música brasileña.

Ya en Buenos Aires, pasó a integrar la mítica banda de Los Abuelos de la Nada, donde tocaría el saxo, clarinete y guitarra compartiendo plantel con músicos como Miguel Abuelo, Andrés Calamaro, Cachorro López, Gustavo Bazterrica y Polo Corbella.

De esa época es el disco Vasos y Besos, en el que uno de los temas es “Chalamán”, «genialidad hecha reggae marca Melingo», según sus propios compañeros.

Fue el creador junto con Víctor Kesselman y Viviana Tellas (Las Bay Biscuit) del espectáculo Juicio Oral y Público al Dr. Moreau, que Los Abuelos de la Nada presentaron en diciembre de 1981. Terminó dejando la banda a fines de 1983, para dedicarse a sus otros proyectos. Uno de ellos, alternando al principio con Los Abuelos y El Miguel Abuelo Trío, fue la creación de la popular banda de rock Los Twist, una banda orientada hacia sonidos de corte rockabilly y de letras irreverentes, creada en 1982 a raíz de una propuesta de Daniel Melingo en unión con Pipo Cipolatti. De ella también formaron parte Fabiana Cantilo e Hilda Lizarazu. De este período son sus conocidas canciones “Hulla hulla” y “Cleopatra (la reina del Twist)” y los álbumes La dicha en movimiento (1983); Cachetazo al vicio (1984) y La máquina del tiempo (1985).

En 1984 es invitado por Charly García a participar en la presentación de Yendo de la cama al living, pasando luego a integrar su banda junto con Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), Pablo Guyot (guitarra), Fabiana Cantilo (coros) y Fito Páez (teclados). De ese año, con dicha banda, data el álbum Piano Bar.

En 1986 viaja a España, donde colabora con el popular grupo Los Toreros Muertos, armando, posteriormente, una banda llamada Lions in Love, con la que grabó dos álbumes: Lions in love (1989) y Psicofonías (1992).

En 1995 organiza una nueva banda, integrada por Martín Aloe (bajo), Pablo Guadalupe (batería), Ira Seagal (guitarra), Sandra Baylac (coros). Con esta banda publicó ese año su primer disco como solista, H2O, con predominancia de ritmos reggae y funk inspirado en la tira El Eternauta. De esta placa, producida por Cachorro López, y con Andrés Calamaro y Pipo Cipolatti como invitados, sobresalen el tema homónimo y “Viejo sol”.

Ya afincado en Buenos Aires, en 1997, Melingo se vuelca al tango incursionando en la conducción televisiva con el programa Mala Yunta, para la señal de cable Sólo Tango, en el que sus invitados, músicos de rock, interpretan tangos.

Su carrera prosigue luego, ya dedicado por entero al tango, musicalizando poemas de Enrique Cadícamo, Celedonio Flores, Dante A. Linyera, Julián Centeya, Carlos de la Púa, Luis Alposta (con quien forma dupla autoral desde 1998) y, también, poemas propios; realizando numerosos conciertos, tanto en el país como en el extranjero, y grabando los siguientes álbumes: Tangos bajos (1998), Ufa (2001), Santa milonga (2004), recopilación de Tangos bajos y Ufa, más dos temas nuevos, y Maldito tango (2007). Estos dos últimos, producidos y editados en Francia por el sello Mañana, de Gotan Project.

Redescubre el tango y produce discos donde prima la poesía arrabalera, tanto en composiciones clásicas como propias. Personajes que se mueven al filo de la legalidad, historias de alcohol, prostitutas, drogas, desencuentros y amores, hicieron del «universo Melingo» una puerta de entrada al género para las nuevas generaciones.

Dueño de una expresividad propia en la que, prácticamente, es muy difícil reconocer influencias de otros cantores, el timbre y el color de su voz responden a lo que, tradicionalmente, se define y se conoce como «voz de tango». Una voz de tango, sí, pero una voz distinta, alejada de todo estereotipo y sin alardes. Fiel a sí mismo, canta sus tangos como si hablara, infundiéndoles el ritmo de su propia respiración. Lo hace, con una ahogada y creíble congoja que logra emocionarnos. Dentro de las subjetividades, la voz de Daniel Melingo es una voz querible. Su guitarra, su clarinete, su voz, lo que dice y cómo lo dice, ejemplos de sinceridad y extroversión, no ignoran las formas más primitivas y festivas que se encuentran en el origen del tango.

Tras exitosas actuaciones en giras europeas, The Guardian y The Independent, dos de los diarios más respetados de Gran Bretaña, se deshacen en loas ante la figura del ex rocker devenido en tanguero: «Daniel Melingo, con guiños de su formación académica, que disimula en la humildad de su interpretación, es el hombre que está haciendo del tango algo seriamente cool. El hombre que viene de la escena del rock argentino, pero permaneciendo siempre cerca del corazón tanguero del bandoneón, del contrabajo, de la guitarra y el violín, a los que suma elementos de la exótica y, fundamentalmente, su voz. Una suerte de Tom Waits argentino al mando de su grupo Los Ramones del Tango».

Entre sus creaciones, destacan: “Ayer”, “Narigón”, “Jack The Ripper”, “Tango del vampiro”, “Mano cruel”, “La pebeta de Chiclana”, “Siga cochero”, “De todo y para dos”, “Este cuore”, “El extraño caso”, “En un bondi color humo”, “A lo Magdalena”, “Pequeño paria”, “Montmartre de hoy”.