Oscar Ugarte

Nombre real: Ugarteche, Oscar Juan
Cantor
(3 abril 1912 - 20 octubre 1990)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Néstor Pinsón

a cumplidos sus 78 años partió de la vida quien fuera un muchacho de excelente figura, recia estampa, morocho, de ojos indios, nacido a pocos metros de la esquina de Garay y Solís, al sur del mapa capitalino.

Al poco tiempo, su familia se instaló en Banfield, entonces una localidad lindera con el campo, muy diferente a la ciudad populosa de la actualidad.

En oportunidad de ser reporteado en su casa de la infancia, por un importante medio, la Revista Antena, el 26 de enero de 1935, relató lo siguiente: «Hice la escuela primaria solamente, debía aportar algún dinero a la familia, cosa común por aquellos días, así durante cinco años fui mandadero de una imprenta. En cuanto al canto, siempre me gustó y alguna condición tendría pues, años más tarde, ya muchacho, no había reunión familiar o festival artístico donde no me llamaran, o me metía igual, por si acaso».

Alguien que lo escuchó lo llevó, nada menos, a visitar a Rosita Quiroga, ya muy reconocida cancionista, que estaba actuando en LR2 Radio Argentina. Después de escucharlo le gustó tanto, que ese mismo día salió al aire interpretando “Anclao en París”.

No conforme, habló con Pablo Osvaldo Valle, ya renombrado director artístico, que sin dudarlo lo contrató para Radio Nacional, poco tiempo antes de convertirse ésta, en Radio Belgrano. Su debut oficial fue el 1 de mayo de 1932.

Ese mismo año, ocurrió un hito importante en su carrera. El radioteatro más famoso de la década, Chispazos de tradición, que ofrecía una obra distinta cada mes, pero con muchos de sus personajes inamovibles —el bueno, el malo, el cómico, el galán—, lo invitó a participar del elenco. Entonces, devino en galán-cantor con Juan Manuel como nombre en la ficción. Luego de un tiempo exitoso lo atacó una larga disfonía.

El conjunto ya había comenzado a presentarse, los fines de semana, en los cines y teatros de distintos barrios. Los oyentes, en especial las mujeres, querían conocer personalmente a los dueños de esas voces admiradas y llenaban las salas. Como afección no curaba y no podía cantar, al director se le ocurrió que junto a otros actores bailara un pericón, pero el problema vocal continuó y el guionista decidió que su personaje muera. Tal cual. Fue en una emisión radial que el relator anunció que Juan Manuel había muerto en una rencilla o algo parecido. Y Ugarte fue en busca de otros caminos.

En el reportaje recordaba: «En el Palace Medrano, terminada la función, pasé más de una hora para retornar a la ropa de civil y, cuando salí de los camarines, junto al actor que interpretaba al famoso Churrinche, nos sorprendimos al ver el vestíbulo copado por mujeres». Parece ser que cuando intentaron pasar, fueron atacados por la jauría femenina, que rompió sacos y camisas. Con esfuerzo pudieron salir y subir a un taxi que estaba en la puerta».

Ugarte fue el clásico cantor nacional, denominación que se daba a aquellos que formaban su repertorio con tangos, pero también con diversos géneros de la provincia de Buenos Aires: canciones, valsecitos, cifras, estilos, milongas, alguna zambita y otros. La radio fue el medio donde se desenvolvió mejor, a tal punto que Radio El Mundo lo acogió durante veinte años. Siempre acompañado por los guitarreros estables de la emisora, siendo los más habituales, Jaime Vila, Antonio Ciaccio y José Cortecce.

En 1938, fue vocalista de un conjunto de corta vida, la Orquesta Típica Los Ases, donde entre otros estaban Ferruccio Marzán, Antonio Rodio, Miguel Nijensohn y Ernesto Franco. Como tantos otros artistas de su época, cubría los espacios libres de su actividad, con numerosas giras por ciudades del interior.

Con tantos años de presencia en el medio, con tantos años de radio, nos cuesta entender el porqué de su tan breve paso por los estudios de grabación.

En julio de 1932, registró dos temas para la Orquesta Típica Victor: “Sin amparo”, vals de Miguel Padula y Nicolás Trimani y la ranchera “No arrebaten que hay pa´todos”, de Sócrates Chiericatti y Felipe Gavazzo.

En 1935, a pocos días de la muerte de Carlos Gardel, llevó al disco el tema más recordado, “Unidos en la muerte”, un homenaje al Zorzal Criollo.