Por
Abel Palermo

ste excelente intérprete, tuvo su apogeo de la mano de Osvaldo Fresedo, con un estilo propio pero siempre al servicio de la orquesta, respetando su cadencia y su ritmo, que fueran su principal característica.

Con un registro distinto a los cantores que lo precedieron y con una coloratura de voz y una potencia que se expresaba en un fraseo de alta calidad técnica, debió haber tenido mayor reconocimiento que el que tuvo.

Nació en Ramallo provincia de Buenos Aires, por motivos laborales de su padre, durante su niñez se mudó a la ciudad de Chascomús, primero, después a la de Dolores, hasta radicarse definitivamente en la ciudad de La Plata.

A los 12 años, al terminar la escuela primaria, fue inscripto por su padre en la Escuela de Canto del Teatro Argentino de La Plata, cuyo director el profesor Oscar Zacarías lo motivó hacia la música lírica.

Un poco más grande comenzó a participar en distintos espectáculos tangueros de aquella ciudad. Su hermano trabajaba con el cantor Pedro Noda, figura destacada en la década del 30, compañero de dúo con Agustín Magaldi y luego con Carlos Dante.

Noda y Lachu Cobián, hermano de Juan Carlos Cobián, frecuentaban la amistad con Víctor D'Amario, quien actuaba asiduamente en La Plata. En una de estos encuentros le presentaron al joven García. Al escucharlo, inmediatamente lo incorporó a su orquesta. Permaneció una temporada hasta que, otro cantor, Aldo Calderón, le presentó a Carlos Marcucci. El pianista de esa orquesta era José Pascual quien le aconsejó a Marcucci su contratación.

En el debut estrenó su nuevo nombre artístico, Carlos Barrios. Actuaron en la boite La Cigalle y en LR1 Radio El Mundo y se mantuvo en esa formación hasta su disolución.

Por recomendación de José Pascual, a fines de 1946, se integró al conjunto del bandoneonista Jorge Argentino Fernández. A mediados de 1947, pasó a la orquesta de Ricardo Malerba, compartiendo los cantables con Carlos Bernal. Se presentaban en Radio Belgrano e hicieron una gira por el interior del país y luego por el Brasil.

Al regreso, se incorporó como empleado del correo argentino, sin abandonar su actividad de cantor. En esa época integraba la orquesta dirigida por el violinista Juan Galante, que amenizaba los bailes que organizaba el Automóvil Club Argentino, en su salón de Avenida del Libertador y Tagle. Además, estaban en el elenco de Radio Libertad.

Comenzaba el año 1953, cuando un concurrente a los bailes del Automóvil Club quedó impactado con su voz y su técnica y, como tenía amistad con Osvaldo Fresedo, lo recomendó al maestro. El director lo invitó a su casa para conocerlo y a resultas de ello y comprobadas sus condiciones lo contrató para cantar en su formación. El muchacho llegaba a la gloria, estaba en una de las grandes orquestas de todos los tiempos y era uno de cantantes de la boite Rendez Vous compartiendo escenario con Héctor Pacheco. Debutó el 17 de septiembre de 1953.

La primera grabación fue el tango “Tiempos viejos”, luego vendrían: “Trenza de ocho”, de Roberto Pansera y Homero Cárpena, “Cuando llegue el invierno”, los clásicos “Aromas” y “Sollozos” y, finalmente, mis tres preferidos: “Divina”, “Estás aquí” y “Vamos cariñito”, estos dos últimos con música de Roberto Pérez Prechi, y letras de Roberto Durán y Maria Bontempi, respectivamente.

En 1956, Pacheco abandona la orquesta de Fresedo y, durante unos meses, Barrios fue el único cantor de la orquesta, en el ciclo que hacían en LR4 Radio Splendid. Al año siguiente, pasaron a Radio Belgrano para el programa, Las noches de Piccardo, integrándose por tercera vez, la voz emblemática del siempre vigente Roberto Ray.

En el invierno de 1958, terminó esta etapa y Barrios se dedicó exclusivamente a sus funciones en el correo.

En 1959, Fresedo renovó su formación y, para grabar en el sello CBS-Columbia, incorporó al joven Hugo Marcel y a Blanca Mooney. En esa ocasión, registró su famoso y recordado long play, titulado El sonido de Fresedo. Marcel permanece un lapso breve y, en 1960, se produjo el regreso de Carlos Barrios a la orquesta, con la que presentó en distintos programas de televisión del Canal 7 y en Radio El Mundo. Asimismo, registraron para CBS-Columbia: “Tango mío” y “Migaja”, de Eduardo Armani y Roberto Gil.

Después, el final definitivo, la despedida de los escenarios, el regreso a su rutina en el correo del Estado, donde llegó a ocupar un cargo destacado.