Por
Abel Palermo

ació en el porteño barrio del Abasto. Desde niña tuvo la inquietud de cantar, sus padres Gregorio y María, la estimulaban y, en plena adolescencia, la inscribieron en el conservatorio del maestro Eduardo Bonessi.

A los 16 años, participó de un concurso organizado por LR3 Radio Belgrano, auspiciado por la firma comercial Jabón Puloil, resultando ganadora con el nombre de Chola Montes de Oca. El premio obtenido fue un contrato con la popular emisora.

Permaneció en esa radio hasta 1940, luego pasó a Radio París, ya con el nombre de Chola Luna, permaneciendo hasta fines de 1942. Ese año participó en la película Gran Pensión La Alegría, dirigida por Julio Irigoyen, junto a Osvaldo Moreno, Herminia Velich y Juan Velich y Roberto Flores. Además, actuó en la temporada del Teatro Nacional, en la comedia musical Bajo el cielo de mi patria, con la participación de la orquesta de Pedro Maffia, junto a Fany Navarro y Alberto Gómez.

A principio de 1944, el cantor Eduardo Adrián se alejó de la orquesta de Francisco Canaro quien, a raíz de ello, convocó a la cancionista para compartir los cantables con el uruguayo Carlos Roldán, con quien hizo dúo en sus dos únicas grabaciones: el foxtrot “Buenas noches corazón”, de Canaro e Ivo Pelay (de la comedia musical, Dos corazones) y el corrido, “Mi caballo bayo”, de Carlos Vicente Geroni Flores y Francisco Brancatti.

Al año siguiente, se retiró de la orquesta e ingresa Guillermo Coral (Guillermo Rico). A partir de ese momento, comenzó su etapa solista y se produjo su regreso a Radio Belgrano. También, fue figura exclusiva del cabaret Babilonia, en Retiro, y debutó, en el Teatro Casino, junto a Alberto Castillo, Alberto Anchart y Severo Fernández.

En 1946, se alejó de la emisora que la consagró y se mudó a LR1 Radio El Mundo. Participó además, en el exitoso espectáculo del teatro Alvear, La historia del sainete, junto a Alberto Anchart, Adolfo Stray, Malvina Pastorino, entre otros. En las partes cantables de la obra, hizo dúos con su antiguo compañero, Carlos Roldán.

Después, finalizada la Segunda Guerra Mundial, ocurrió un hecho importante en su carrera porque fue convocada por Francisco Lomuto para viajar a España y a otros países del Viejo Continente, el cantor era Alberto Rivera. El éxito de la gira quedó registrado en la historia, ya que fue todo un acontecimiento que abrió, nuevamente, las puertas de toda Europa a nuestro tango.

A su regreso, se reintegró al elenco de Radio El Mundo y en distintos espectáculos de la noche porteña.

Con la llegada del gobierno de Juan Domingo Perón y el espíritu social de la esposa, María Eva Duarte de Perón, se creó el Centro Cultural de los Artistas, institución que cumplió una importante actividad social y, donde participaron figuras de la talla de: Hugo Del Carril, Tita Merello, Luis Sandrini, Silvana Roth, Pierina Dealessi, Zully Moreno, Pedro Maratea, Eduardo Cuitiño, Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Cátulo Castillo, Luis César Amadori y una lista interminable de grandes artistas. La sensibilidad y el espíritu solidario de Chola no fue ajena a tan importante obra solidaria en ayuda de los niños y los ancianos.

En 1952, el Teatro Alvear fue rebautizado Enrique Santos Discépolo y allí, comenzaron a ofrecerse conciertos semanales de tango con las mejores orquestas y con entrada gratuita: Aníbal Troilo, Julio De Caro, Francisco Rotundo, Francisco Canaro, Horacio Salgán, Francisco Grillo, Francini-Pontier, Juan D'Arienzo, y sus respectivos cantores. Además, actuaba la orquesta del sindicato de músicos dirigida por Mariano Mores, que acompañaba a cantantes solistas como Tita Merello, Chola Luna, Hugo Del Carril, Alberto Marino, Edmundo Rivero, Alberto Gómez, Azucena Maizani, Sofía Bozán. La conducción del espectáculo estaba a cargo de Pedro Maratea, Juan José Míguez, Héctor Gagliardi, entre otros.

Todo terminó con la caída de Perón, en septiembre de 1955, comenzado un período de persecución, listas negras y cárcel para los artistas afines al peronismo, entre ellos, Chola Luna que se tuvo que exilar en Montevideo, en 1957.

Antes de su partida, dejó algunas grabaciones con la orquesta Francisco Trópoli, para el sello T.K. (“Perdóname”, “Sangre de mi sangre”) y con la de Miguel Caló, para Odeon (“Madre”, “Gloria”).

En Montevideo actuó con gran éxito en el histórico café El Ateneo y, también, volvió al disco para el sello Orfeo, con la orquesta de Luis Caruso (“Fumando espero”, “Y no te voy a llorar”, “Volver” y “Arrabalero”). En 1958, siempre en Uruguay, actuó junto a otra joven y excelente cantante, Alba Solís, en distintas emisoras radiales y en varios espectáculos.

De regreso a nuestro país, en la década del 60, comenzó a cantar en dúo junto a otra extraordinaria cantante, Julia Vidal, con un repertorio que incluía tango y folclore.

Fue una cancionista de notables condiciones, con un bello color de voz y una fina expresión. Quizás, no tuvo la fortuna de trascender de acuerdo a su calidad, pero quienes tuvimos la fortuna de disfrutarla, la consideramos en el grupo de las grandes estrellas de la historia de nuestro querido tango.