Fernando Suárez Paz

Nombre real: Suárez Paz, Fernando
Violinista y director
(1 enero 1941 - 12 septiembre 2020)
Lugar de nacimiento:
Ramos Mejía (Buenos Aires) Argentina
Por
Ricardo García Blaya

s sin duda, en la actualidad, el violín mayor de nuestra música porteña. Inspirado en la escuela tanguísta que iniciara Elvino Vardaro, posee los atributos de virtuosismo de Enrique Francini, de quien me confesó ser su admirador. Pero además, transita la música clásica donde reafirma su versatilidad y talento.

Nació en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. Todavía adolescente, integró la Orquesta Sinfónica Juvenil de LRA Radio del Estado, después la Orquesta Sinfónica Nacional y durante 17 años ocupó los primeros atriles de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

Comenzó a estudiar violín a los 5 años, el instrumento se lo regaló su padre que, paradójicamente, quería que fuera médico.

Al tango llega muy joven. En su larga trayectoria tocó en muchísimas orquestas, todas de primer nivel: Enrique Francini, Orlando Trípodi, Tití Rossi, Horacio Salgán, Miguel Caló, Fulvio Salamanca, Pedro Laurenz, Aníbal Troilo, Mariano Mores, Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Osvaldo Requena, Néstor Marconi, Osvaldo Berlingieri, Raul Garello, Los 7 del Tango, además fue fundador del Sexteto Mayor.

Fue concertino de importantes batutas que actuaron en Argentina, como Burt Bacharach, Lalo Schiffrin, Michel Legrand y Waldo de los Ríos.

En 1978, Astor Piazzolla lo integró al Quinteto Nuevo Tango con el que actuó por todo el mundo hasta su disolución en 1988. Durante estos diez años con Piazzolla, grabó 18 álbumes en diferentes partes del mundo, además de la banda sonora de numerosas películas, muchas de ellas premiadas por su música. Estableció una gran relación con Astor, a tal punto que este le dedicó su tema “Escualo”.

Fue reconocido por la crítica internacional por su destacada intervención junto al vibrafonista Gary Burton en distintos festivales de jazz de Europa, Japón y Estados Unidos. El New York Times le otorga 7 estrellas.

En 1991, grabó como solista el “Concierto de Nácar” de Astor Piazzolla, acompañado por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires bajo la batuta del maestro Pedro Ignacio Calderón. Ese mismo año registró su primer álbum como director y solista de su grupo de cuerdas, dedicado a la obra de Piazzolla: Cuerdas Para Piazzolla/Strings for Piazzolla.

Fue nombrado, en 1991, miembro de la Academia Nacional del Tango en el cuadro de la Generación Intermedia.

Estrenó como solista con calificadas orquestas sinfónicas, el “Concierto en Canto Negroriano” para violín y orquesta de Gabriel Senanes, el que le está dedicado. A fines de 1995, el sello neoyorquino Arcadia Records anunció la edición de esta obra, en un disco compacto que lo cuenta como solista invitado.

En 1996, encabezó un quinteto consagrado a interpretar las obras de Piazzolla, realizando presentaciones por Israel, Portugal, España, Estados Unidos, Brasil, Uruguay. Con esta formación graba dos discos: “Milonga del Ángel” (sello BMG) y “Por amor a Astor” (EPSA Music). En 1997 grabó otro, “Fuga y Misterio”, con el Dúo Assad.

A fines del 2000, realizó una gira por Norteamérica, con su quinteto y con el bailarín Julio Bocca. Después, en Febrero y Marzo del 2001, viajó a Europa con el Dúo Assad y recibió el Premio Grammy 2002 por el disco que le dedicara a Piazzolla.

En esos años fue al Festival de Música de Bergen, Noruega e hizo otra gira por Europa con el trío integrado por Sergio y Odair Assad. En Agosto, viajó a Washington junto a Julio Bocca y luego, a comienzos del 2002, una nueva gira europea con su trío. De regreso en Buenos Aires, el 4 de julio, tuvo a su cargo la apertura del ciclo Astor Triunfal, en el Teatro Colón, en recuerdo del maestro a los 10 años de su desaparición.

El 21 de septiembre de ese mismo año, tocó acompañado por la Orquesta Filarmónica en el Teatro Colón, el “Concierto en Canto Negroriano”, dirigido por su compositor Gabriel Senanes.

Los viajes continuaron y, en el 2004 formó un dúo con su amigo Osvaldo Requena. Hicieron presentaciones y grabaron un disco con repertorio propio, tradicional y contemporáneo. Se presentaron en el Teatro Colón en el ciclo de verano, Una Hora de Buena Música, con el elogio unánime de la crítica.

Resultaría arduo seguir haciendo un detalle de todas las giras y actuaciones de este gran músico y excelente ser humano, uno de los grandes lujos que todavía nos sigue dando el tango. Solamente queda agregar, el merecido reconocimiento de la legislatura porteña, cuando lo distinguió Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.