Por
Abel Palermo

ació en San Isidro, provincia de Buenos Aires. Su padres, Juan y Lidia Cerradi, lo estimularon desde niño a estudiar piano y, a los 12 años, debutó en LS9 Radio La Voz Del Aire.

Con el tiempo, se inclinó por el jazz, participando en varios conjuntos. Entre los años 1928 y 1930, fue requerido por Juan D'Arienzo, recientemente contratado por el sello Electra y por el Cabaret Florida, para sustituir al pianista Luis Visca. Esta primera formación de D'Arienzo estaba integrada por: Juan Navarro, Anselmo Aieta en bandoneones (después vendrían Ciriaco Ortiz, Nicolás Primiani, Florentino Ottaviano); Luis Cuervo y el propio director en violines (después se agregó Alfredo Mazzeo); Luis Visca en piano (luego reemplazado por Howard) y Alfredo Corleto en el contrabajo (después Juan Puglisi). Las voces: Carlos Dante, primero y a partir del año 29, Francisco Fiorentino.

En 1930, dirigió el acompañamiento de Ernesto Famá que se había desvinculado de Osvaldo Fresedo y permanecieron juntos hasta la ida del cantor a la orquesta de Francisco Canaro. Después de esa circunstancia, fue contratado por Roberto Zerrillo convirtiéndose en el puntal de su orquesta, hasta fines de 1940.

Luego de esta experiencia, lo encontraremos tocando con su propia orquesta, en el salón El Picadilly, como figura central. Sus cantores eran Hugo Gutiérrez y Alberto Morales.

En 1946, formó, con el vocalista Mario Landi el rubro Howard–Landi, cumpliendo una exitosa temporada en el cabaret Sans Souci y una gira por el Uruguay.

Al año siguiente, se incorporó a la orquesta de Francisco Lomuto y participó en la memorable gira por España. Al regreso, la orquesta fue disuelta y se decidió a organizar nuevamente la suya con un contrato para actuar en el mítico Café Marzotto, de la calle Corrientes. Fue en esa oportunidad, que se incorporó la voz del inolvidable Miguel Montero.

En 1949, Lomuto volvió a formar orquesta y lo requirió por segunda vez, para grabar en el sello RCA-Victor. Con nombres consagrados y un estilo más adaptado a la época, son convocados, aparte de Howard en el piano: Federico Scorticati, Marcos Madrigal, Ramón Álvarez y Héctor Vitale (bandoneones); Ernesto Gianni, José Carli, Carlos Taverna y Otelo Gasparini (violines), Alberto Celenza (contrabajo) y las voces de Alberto Rivera y Miguel Montero, este último, recomendado por el pianista. Debutaron en el disco el 6 de octubre, con el tango “Muñequita”.

Esta importante etapa se interrumpió por la muerte del maestro, el 23 de diciembre de 1950.

A principios de los 50, formó un conjunto integrado por eximios músicos: Carlos Arnaiz y José Votti (violines); Domingo Donnaruma (contrabajo) y las voces de Carlos Bermúdez y Marcelo Paz. Fue figura radial en Belgrano y Splendid, recorrió los más importantes escenarios de la noche porteña y, además, realizó ocho registros fonográficos para el sello Orfeo, 4 instrumentales y 4 cantados, entre 1953 y 1954.

En 1955, ingresó a la orquesta de moda en esos años, la del director Héctor Varela, que habría sufrido la desvinculación del pianista uruguayo César Zagnoli. En esta etapa, quizás la más brillante y redituable de su carrera, demostró toda su capacidad instrumental, destacándose su gran velocidad rítmica.

Asimismo, fue un compositor prolífico, con bellos temas como “Y te parece todavía” y “Melodía oriental”, que fueron éxitos en su momento, y otros menos populares como “Hoy es tarde”, “De punta y taco”, “Radio amor”, “Esas cosas del corazón”, “Tus lágrimas benditas”, “No puede ser”, “Trovador mazorquero”, “Tu olvido y yo”, “Entre la lluvia”, “Duda”, “Son mentiras”, “Artillero”, “Milonga de arrabal”, entre otros.