Vidas marcadas (Juego)

Embrujo de naipes,
barullo de fichas,
rodar de bolillas,
en cruel tentación.
Brillar de los ojos,
que buscan en vano,
la pródiga mano
de la salvación.
Final de los pingos,
a media cabeza,
eterna tristeza
del que es perdedor.
En esa locura
de fiebre encendida
se achica la vida
y se agranda el dolor.

Juego...
Endemoniado...
Con cuánto engaño en el alma penetrás,
Juego...
Juego endiablado...
Es imposible deshacerse de tu mal...
Por desquitar ese dinero que perdimos,
con más fuerza nos hundimos
y perdemos más y más...
Juego...
Juego endiablado...
Que fácilmente a la ruina nos llevás.

Por culpa del juego,
se entrega un amigo;
por culpa del juego
se pierde un querer.
Se vende a un hermano,
se roba y se mata,
nos hunde y nos ata
su brujo poder.
Se niega la ayuda,
que pide una madre,
se vuelve un mal padre,
un hombre de bien.
Se pierde el orgullo
y hasta la decencia
y el pan de los hijos
se juega también.